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El despertar latinoamericano

Ecuador enfila la senda hacia la plena soberanía

Castigado con una pobreza y una emigración masivas, Ecuador aprobó ayer con rotundidad la Constitución propuesta por el Gobierno de Rafael Correa. La Carta Magna constituye un cimiento para empezar a construir otro futuro.

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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reivindicó ayer el triunfo arrollador de la nueva Constitución, avalada por cerca de un 65% del electorado, y que sitúa al país andino en la estela de Venezuela y Bolivia y sus refundaciones políticas en marcha en pos del llamado Socialismo del Siglo XXI.

Correa, presidente electo desde noviembre de 2006, eligió la sede de la gobernación de Guayaquil, 280 kilómetros al sudoeste de la capital, Quito, para comparecer tras su rotunda victoria. Una elección nada anodina, habida cuenta de que esta ciudad portuaria, la más poblada del país con 2,4 millones de habitantes y la capital económica del país, es el bastión de un movimiento reaccionario amparado en las ansias autonomistas de buena parte de su población. El propio presidente ha alertado de que Guayaquil podría convertirse en un foco de desestabilización similar al que afronta el presidente Evo Morales en la Bolivia de la Media Luna.

Mientras Quito, bastión del Gobierno, se sumergía en el entusiasmo, Correa llamó a la oposición, concretamente «a los que han votado no de buena fe», a «avanzar juntos en una nueva dirección, que la gran mayoría del pueblo ecuatoriano y toda América Latina está trazando hacia una sociedad más justa y más equitativa, sin tantas desigualdades y miseria».

Miseria y emigración

Según cifras oficiales, el 50% de los 13,9 millones de habitantes censados en Ecuador vive bajo el umbral de la pobreza. Hasta dos millones de ecuatorianos han emigrado desde 1999. Cerca de un millón viven a día de hoy en el Estado español, más de la mitad sin papeles. Alrededor de 200.000 votaron en el referéndum. La pobreza, cómo no, castiga especialmente al 40% indígena, mayoritariamente quechua, del país (el 55% se reclama mestizo). La proporción de indígenas indigentes es de siete de cada diez.

Refundación del país

El referéndum es un hito en el proceso de refundación del país iniciado tras la llegada de Correa al poder y al que siguió la elección en 2007 de una nueva Asamblea Constituyente que aprobó, en julio, el nuevo texto.

Un proceso constituyente que se explica, como en el caso de Venezuela y de Bolivia, en la constatación de que había que barrer completamente el sistema preexistente y empezar de cero y que se enmarca en el frente político contra el neoliberalismo que, en los últimos lustros, alinea a cada vez más gobiernos latinoamericanos.

Con todo, el alcance y sobre todo los ritmos de estos cambios no son los mismos en todos los casos. Así, la nueva Constitución ecuatoriana no prevé -como sí ocurre en Venezuela y Bolivia- la nacionalización de los recursos naturales.

Igualmente, Correa no oculta su condición de político de izquierdas, aunque éllo no presupone, por lo menos no lo ha hecho hasta la fecha, su alineamiento sistemático con Venezuela y Bolivia.

Humanista cristiano de izquierdas

Doctorado en economía por la Universidad de Illinois (EEUU) aunque nacido en una familia pobre, Correa se presenta como un «humanista cristiano de izquierdas». Sus peores detractores le reconocen carisma.

Sus modales tranquilos se conjugan con una determinación a prueba que sus oponentes no dudan en calificar de «totalitarismo» e «intolerancia».

No dudó en su día a la hora de poner en manos del Estado el imperio mediático de un magnate en fuga o de destituir, en mayo pasado, a cuatro generales que abrieron a la CIA las puertas de los servicios secretos ecuatorianos. El ex representante del Banco Mundial en Quito, expulsado en abril de 2007, y el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que no mantiene apenas relación alguna, conocen su firmeza.

Correa negocia con Perenco (francesa) y Repsol YPF (española) un nuevo reparto de los beneficios del petróleo de Ecuador, el quinto productor de oro negro de Latinoamérica con medio millón de barriles diarios.

Ecuador mantiene rotas desde el pasado 3 de marzo las relaciones diplomáticas con la Colombia de Álvaro Uribe tras el ataque a la soberanía ecuatoriana que causó la muerte del número dos de las FARC, Raúl Reyes.

En junio pasado, Correa advirtió de que podría suspender las negociaciones para un acuerdo de asociación con la UE para protestar contra la directiva de retorno, que endurece a legislación sobre la aceptación de inmigrantes en suelo comunitario.

Apoyo con matices de la Conaie

El 14 de enero de 2007, Correa inauguraba su mandato presidencial con una ceremonia indígena y flanqueado por Evo Morales y Hugo Chávez.

A última hora del domingo, el presidente compareció ante sus seguidores en Guayaquil vestido con la camisa tradicional bordada de los indígenas. Y es que Correa tiene muy en cuenta al movimiento indígena, que logró en 2006 hacer embarrancar un tratado de libre comercio (TLC) con EEUU con una movilización general.

Los indígenas han votado mayoritariamente a favor de la Constitución, lo que no impide que muchos de ellos muestren desconfianza -históricamente razonada, por otro lado-, respecto al futuro.

«Ahora que ha arrasado el `sí', habrá que estar atentos para que este señorcito no nos la vuelva a jugar», advierte Ernesto Andrango, portavoz de una comunidad indígena situada a 50 kilómetros al norte de Quito.

Comunidades para las que Correa no tiene, ni de lejos, el aura del boliviano Morales.

La Conaie (Confederación de Naciones Indígenas de Ecuador) anunció un «apoyo crítico» a la nueva Constitución, que los indígenas reconocen muy positiva en algunos aspectos aunque poco concreta en las cuestiones que les afectan. Temen que la preceptiva consulta del Estado en cuanto a la explotación de sus recursos naturales se quede en eso y que todo siga igual, aunque ahora sea el Estado el que los explote.

Guillermo Churuchumbi, militante de la causa indígena desde su radio local, Radio Inti Pacha, advierte de que «la Constitución es buena en un 60%. Por el 40% restante estamos dispuestos a seguir luchando en los próximos veinte años». Porque, «¿qué son 20 comparados con los 500 años que seguimos resistiendo?», sentencia.

La oposición

La oposición, liderada por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, denuncia una Constitución «centralista» y que atenta contra la propiedad privada, además de seguir un modelo a su juicio «ineficaz», el de Venezuela. Nebot se mostró abierto al diálogo aunque advirtió de que reaccionará si no se respeta el «modelo» y el resultado de Guayaquil.

El futuro

Correa ya advirtió de que convocaría elecciones anticipadas en febrero de 2009. Podría, si vence, acceder a un segundo mandato, hasta 2017. 24 horas después de su triunfo, el presidente lanzó mensajes de tranquilidad y prometió que no será «irresponsable» en la negociación de la deuda «no ilegítima». Asimismo, se cuidó de arremeter contra EEUU.

Correa viajará hoy a Manaos (Brasil), donde compartirá minicumbre con su homólogo brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, y con los presidentes boliviano y venezolano. Y es que, salvando las siderales distancias con el gigante brasileño, el Ecuador de Correa se podría ubicar, políticamente, entre el «cambio tranquilo» de Lula y la determinación de Chávez y Morales.

economía

La llamada economía de mercado es reemplazada por una sistema económico y social solidario. Promoverá la regulación estatal de la economía y de la propiedad y el incremento de la presión fiscal.

indígenas

La Carta Magna reconoce en su preámbulo la existencia de la Pacha Mama -la Tierra Sagrada para los indígenas- y la obligación para el Estado de consultarles antes de explotar recursos naturales en sus tierras.

sociedad

Da carta de naturaleza legal a la gratuidad y universalidad de la salud y la educación. Asimismo, garantiza el derecho al aborto y promueve los mismos derechos a las uniones homosexuales, para ira de la Iglesia.

soberanía

La Constitución prohíbe la presencia en Ecuador de bases militares extranjeras, lo que pondrá fin en 2009 a la cesión a EEUU de la base en el puerto de Manta, que la ocupa con la excusa de la «lucha antidroga».

instituciones

En un país que ha conocido tres presidentes derrocados en los últimos diez años, el texto instaura un régimen presidencialista y permite la disolución, tasada y en caso de urgencia, del Parlamento.

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