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Tras 25 años de investigación, «no lo sabemos todo» de la Edad de Hierro

Xabier Peñalver y Sonia San José, miembros de Aranzadi encargados de las excavaciones en los yacimientos guipuzcoanos de Basagain y Munoaundi, destacan que de las investigaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en ambos lugares «se han obtenido cosas importantes que demuestran que tenemos que seguir trabajando en estos poblados porque cada año nos sorprenden informaciones nuevas. No hay que pensar que ya lo sabemos todo».

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Ariane KAMIO | ANOETA

En el yacimiento de Basagain, situado en el término municipal de Anoeta, concluyen hoy sus trabajos de investigación tras un periodo de tiempo de tan sólo quince días que han servido para dar con informaciones muy útiles sobre la última mitad del milenio de la Edad de Hierro antes del cambio de era. El arqueólogo Xabier Peñalver, encargado de las indagaciones de este poblado, lleva catorce años encabezando estas excavaciones. El yacimiento está situado en la ladera de una montaña de difícil acceso donde es necesario dejar a un lado las pistas forestales y adentrarse en caminos rurales. Este lugar, que fue descubierto por Koldo Oria, se encontraba sobre un amplio pinar que fue limpiado para facilitar las labores de investigación. Sonia San José, por su parte, ha dirigido en Munoaundi-otro poblado situado entre Azpeitia y Azkoitia- la campaña de este año. Estos trabajos partieron hace 25 años «de la nada» y «no conocíamos nada de este periodo». No obstante, señaló que, ahora que existe información considerable, «no significa que lo sepamos todo, ni mucho menos; todavía estamos en el arranque de la investigación».

Peñalver recalcó «el enorme abismo» que existe entre la información obtenida en la vertiente mediterranea de Euskal Herria y la vertiente atlántica, que es donde se situan Basagain y Munoaundi, junto con Buruntza (Andoain), Intxur (Albiztur-Tolosa) y Murumendi (Beasain), en torno a las poblaciones correspondientes a esta era. En ese sentido, señaló que alguna gente ha llegado a negar la existencia de poblaciones en este periodo en la vertiente atlántica, algo que, a su juicio, es «ilógico», ya que en la época del bronce, en la época megalítica, de los dólmenes, había una población importante «que no iba a desaparecer durante la Edad de Hierro». «Se ha partido de cero-afirmó-, y en este momento tenemos información pero, repito, cada año van saliendo informaciones novedosas importantes».

Estela con forma de damero

En Basagain, cuya campaña financiada por el Ayuntamiento de Anoeta y la Diputación de Gipuzkoa finaliza hoy, han encontrado diferentes útiles relacionados con la agricultura, la ganadería o el comercio, pero uno de los últimos hallazgos más significativos ha sido la de una estela con forma de damero. Es una pieza de piedra de 40 centímetros de largo, con forma apuntada en uno de sus lados, y que tiene grabados los motivos de una especie de damero es decir, líneas verticales muy finas, paralelas entre ellas, guardando una distancia de dos centímetros, y otras transversales, que cubren prácticamente la totalidad de la superficie.

Pero lo más interesante de esta localización es que «la estela suele estar relacionada tanto a un lugar de hábitat y como a un lugar funerario. En este caso, no obstante, no es una pieza que esté asociada a una necrópolis. No es una estela que cumpla con una función funeraria ya que está situada en el lugar donde estaría la habitación, sin que aún sepamos el por qué», explicó ayer Peñalver. El especialista señaló también el «momento clave» en el que se encuentran las investigaciones en cuanto a la definición de las formas de las viviendas. «No existen zapatas de piedra que marquen claramente las líneas de las estructuras, y empiezan ya a salir líneas que forman una curva, un arco. Queda por definir si las viviendas son de planta circular o rectangular», dijo. Y añadió que «ambos tipos se dan en la Edad de Hierro y es algo que completaremos en años sucesivos».

Por su parte, Sonia San José recordó que los trabajos que se han desarrollado durante el mes de agosto en Munoaundi se han centrado en el sistema defensivo de la fortificación que controla todo el valle de Urola. Una parte del yacimiento carece de amurallamiento por la seguridad natural que le ofrece la propia vertiente donde está situada. Durante esta campaña han conseguido hallar uno de los accesos al recinto, compuesto por «unas estructuras de gran tamaño». No obstante, la entrada no está totalmente delimitada, objetivo que han marcado para las excavaciones de años venideros.

Agricultura y comercio

Ambas poblaciones se dedicaban, básicamente, a la agricultura y a la ganadería, aunque hubiese otras actividades como el comercio o la metalurgia. En Munoaundi se ha hallado, anexo al recinto, un molino circular de piedra, una estructura que todavía no había sido documentado en Gipuzkoa, mientras que en Basagain se habían encontrado molinos barquiformes. Ambos artilugios se empleaban para moler el cereal. Esta pista, junto a los hallazgos de cerámica hecha a mano y a torno, hacen indicar que en esa época la agricultura tenía una fuerza enorme, que era la base de la alimentación de estas poblaciones, y que podrían incluso vivir con excedentes de producción. «Las grandes vasijas de almacenamiento están en partes concretas de las viviendas, llenas de cereal, y eso puede ser motivo de que estas poblaciones tuvieran que situarse en lugares más seguros, ya que podían ser susceptibles de asaltos». En ese sentido, Peñalver subrayó que éste es un mito que se ha roto durante las excavaciones, ya que mucha gente pensaba que «los cultivos sólo existían en las grandes terrazas del Ebro, y que en esta zona sólo había pastores, algo que no era muy lógico porque aquí se ha cultivado cereal hasta hace poco».

En cuanto al comercio, en esa época existió una actividad de dos tipos. La que ha quedado documentada en Munoaundi responde a un comercio de «corta distancia y entre poblados vecinos, entre gente de no solamente esos poblados certificados, sino también de hábitats aislados, de granjas o caserios como los de hoy en día». En Basagain, por el contrario, han aparecido restos que hablan de una actividad comercial a larga distancia. En el poblado fue hallado el fragmento de un brazalete de vidrio, material que no se trabajaba en el lugar, por lo que podría considerarse que estaría fabricado en un grandísimo yacimiento cerca de Marsella: «Es decir, que ha venido desde Marsella hasta aquí para que alguien se lo pusiera, y estamos hablando de una actividad comercial importante», dijo. Este tipo de brazaletes solamente se encuentran en otro yacimiento de Girona, pero es un elemento que no aparece en todo el valle del Ebro. Dicho valle era tradicionalmente el lugar de comunicación entre el Mediterráneo y Euskal Herria, pero apunta que «la ruta del norte, la que va en paralelo con el Pirineo, fue otra vía de comunicación» con otros puntos de Europa como Aquitania, por ejemplo.

FORTIFICADO

Basagain, que pertenece al término municipal de Anoeta, es una población fortificada en su totalidad por una muralla que corresponde a la Edad de Hierro, es decir, al primer milenio anterior al cambio de era.

Uno de los factores que hicieron que las poblaciones se asentaran en un lugar alto fue la abundancia del hierro

Uno de los elementos más importantes de la Edad de Hierro (primer milenio A.C) es la metalurgia. Hasta este periodo, el único metal que se trabajaba era el bronce y, a partir de aquí, sobre todo desde la mitad del milenio anterior al cambio de era, el hierro se convirtió en el material fundamental. Para Sonia San José, ése fue uno de los factores que ayudaron al «gran boom» de la agricultura, ya que obtuvieron mejores herramientas a base de ese material, aumentando así la calidad de los utensilios para la granja.

Además de la importancia de los lugares altos para tener una mejor defensa, uno de los factores que empujaron a nuestros antepasados a vivir en lo alto de las laderas fue que en esas montañas existía abundante mineral de hierro, ya que anteriormente se trabajaba el bronce, un material menos abundante que necesitaba también cobre y estaño. El proceso para obtener hierro se llevaba a cabo en hornos de reducción, de donde separaban el metal del mineral. «En esa época no conseguían fundir el hierro, porque utilizaban hornos rudimentarios hechos a base de agujeros en la tierra, cubiertos por arcilla, con una especie de chimenea, y no lograban los 1.500 grados centígrados necesarios para la fundición». Al tener todavía el material de manera sólida, empleaban un martillo para desprenderse de la escoria que quedaba en la masa de hierro, y a partir de ahí moldeaban el material para conseguir los útiles necesarios. En el monte donde está situado el poblado de Munoaundi se han documentado varias minas de hierro, de la época moderna, que habrían parado hace ahora un siglo. No obstante, según San José probablemente estas personas se asentarían en ese lugar por la abundancia del mineral. Asimismo, destacó la gran importancia de haber encontrado restos de escorias, lo que hace indicar que el metal se trabajaba en el mismo lugar. Peñalver dijo que en los poblados de Intxur, Munoaundi y Basagain se encontró una hoz de hierro perfectamente conservada, un elemento de la metalurgia relacionada con la actividad agrícola, además de clavos, cuchillos e instrumental cotidiano para la construcción o actividades a desarrollar dentro de la casa.

A.K.

AGRICULTURA

La agricultura tenía una fuerza enorme y era la base de la alimentación de estos poblados, de una manera tan importante que existían incluso excedentes de producción

ESTRUCTURAS

Las estructuras de las viviendas de Basagain son difíciles de percibir porque no están delimitadas por zapatas de piedra, aunque sí se ven algunas aglomeraciones

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