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Los nadadores vascos se apuntan al Jaked, el último bañador milagro

La joven fondista Eider Santamaría, única vasca con mínima para el próximo Mundial de Roma, e Iván Agirre, el nadador más veterano en activo, han probado los efectos del Jaked. Embutidos en la nueva prenda, ambos coinciden en sus virtudes a la hora de mejorar resultados.

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Miren SÁENZ

Del Fastkin de los Juegos Olímpicos de Sydney'2000 al LZR de Speedo en un 2008 generoso con los récords, los bañadores de competición han adquirido un innegable protagonismo coincidiendo con los períodos de abundancia en marcas. El Jaked, una creación italiana de neopreno elástico casi impermeable, es el último grito. Los resultados obtenidos con este modelo han causado sensación.

Y aunque técnicos, federativos, entrenadores y sobre todo deportistas resalten algo tan evidente como que los trajes de baño no flotan solos, sí admiten mejoras considerables, en algunos casos inesperadas. Los vascos también se han apuntado a la moda del bañador milagro.

Eider Santamaría, la única vasca que participará en el Mundial de Roma -del 17 de julio al 2 de agosto- se ha ganado el billete a la ciudad eterna en los recientes Campeonatos de España. En la piscina del Centro Acuático de Málaga, testigo de lo nunca visto respecto a los resultados de los españoles con récords del mundo y de Europa, también los vascos renovaron cronos.

La laudiotarra se quedó con 8.31:19 a 8 centésimas de la mínima para su primer Mundial en 800 libre y superó con creces la exigida para 1.500 libre (16.12:00). Es de suponer que el también alavés Luis Villanueva, en su segunda etapa como director técnico tras una primera experiencia concluida en 2000, le convocará para ambas pruebas.

Y es que Santamaría firmó con 18 años las mejores marcas de su vida. La fondista del Bidasoa XXI, instalada en la Blume desde hace dos temporadas, nunca se había calado un LZR pero habla maravillas de un bañador que le ha costado 375 euros.

«Cuando te tiras al agua notas que flotas mucho más. Al estar más arriba tienes más facilidad para nadar, también para coger agua y para administrar la fuerza de los brazos». Se ríe, a través del teléfono, recordando las escenas del vestuario: «Es un espectáculo. Yo me lo pongo sola, ayudada por unos guantes de látex, pero tardo un rato, aunque cada vez menos porque luego va cediendo. La primera vez que me lo puse, sin guantes, me hice unas heridas en los dedos del copón, cinco días con ampollas», recuerda.

Iván Agirre se ha pasado muchos de sus 34 años luciendo minúsculos bañadores con los que arrasaba en las pruebas de braza. El nadador más veterano de Euskal Herria se convirtió el pasado año en Terrassa en elcampeón «más viejo» del Estado español. Ahora alucina con la prenda italiana para llegar a admitir que con ella se mejoran tiempos. «Antes tenía controlados a los rivales y ahora entre la edad, porque compito con chavales a los que al siguiente le saco 12 años, y el bañador, cualquiera se te pone por delante», afirma el bracista del Bardulia.

Pese a mejorar sus mejores registros en 50 y 100 metros braza, el guipuzcoano esta vez no pudo entrar en el podio. Sin embargo, reconoce que el nuevo traje «con diez kilos más, me permite ir a la velocidad de antes embutido como una butifarra. Va bien para todos los estilos, sobre todo para la espalda. En el nado submarino desliza mucho, por eso es ideal para la braza. Creo que el crol es al estilo al que menos le favorece».

Negocio y desigualdad

Cuenta que la primera vez le costó hora y cuarto entrar en el bañador y, pese a las ventajas, no es partidario por las desigualdades que se producen entre aquellos que económicamente pueden permitírselo y los que no. A nadie se le escapan las operaciones comerciales montadas en torno al deporte. «Si lo tratas con cariño dura diez carreras, a algunos se les ha roto en dos. Antes con una prenda de 15 euros ganabas un Campeonato del Mundo, ahora calcula», dice el oiartzuarra para finalmente sentenciar: «Lo van a prohibir en 2010 y creo que es más justo».

Y es que la FINA, siglas de la Federación Internacional de Natación, trató parte del asunto en marzo durante su última reunión en Dubai. Entonces desautorizó la utilización de más de un bañador al mismo tiempo y también aquellas prendas que cubrieran el cuello, los brazos y los tobillos en clara alusión a alguno de los diseños del LZR.

La FINA, no obstante, ha dejado para 2010 otros aspectos relacionados con la extensión del tejido, el quiz de la cuestión puesto que la norma vigente no admite que el material impermeable sobrepase el 50 por ciento de la prenda, algo que ocurre en el Jaked. Todo apunta a que en verano, durante el Mundial de Roma, será el uniforme estrella en la tierra que le vio nacer. Después, se prohiba o no, se inventarán otros.

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