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IÑAKI LEKUONA | PERIODISTA

Toda una legión

 

Si en Madrid el señor Corbacho ha tenido que salir por la puerta de servicio tras haber agotado su crédito y el de miles de parados, en París monsieur Woerth intenta todavía que le fíen a pesar del descrédito general. La cosa se le puso fea cuando estalló el escándalo L'Oréal, que en su vertiente financiera le dejaba a él, como ministro de Trabajo y de la Solidaridad, con aquellos pelos. Pero ya no es sólo que, según la investigación judicial, el encargado de luchar contra el fraude fiscal hubiera podido echar un cable al clan Bettencourt en un asuntillo de evasión de impuestos. Tampoco que, también según la investigación judicial, el laborioso ministro, a cambio de estos favores, hubiera podido financiar ilegalmente al partido presidencial. Ahora se ha descubierto que, además, monsieur Woerth habría mediado para que el presidente concediera el mayor galardón de la República, la Legión de Honor, al gestor de los bienes de la jefa de L'Oréal.

Algunos dirán que la puñetera medalla no vale un euro y que este es poco escándalo comparado con los dos anteriores. Pero es que, con este ministro, lo poco ya es un insulto. Porque este señor, que hace dos años declaró un sueldo neto de 112 euros mensuales (ciento doce, sí), es el que ha puesto sobre la mesa el proyecto de reforma laboral que prevé entre otras cosas el retraso de la edad de jubilación.

Sarkozy sabe que Woerth, como Corbacho, acabará cayendo. Pero le da el crédito suficiente para que la reforma se quede. Y a los trabajadores, que nunca les ponen medallas ni falta que les hace, este fraude social ya es demasiado. Tienen honor de sobra y mañana lo demostrarán en la calle. En legión.

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