El presidente de los españoles, José Luis Rodríguez, ha llamado a consultas a los que cortan el bacalao, es decir, los representantes de las empresas más importantes del tejido económico español. Al parecer tiene miedo de no estar realizando bien los deberes que aquéllos le impusieron para dejarle jugar a ser presidente. Los temores se han visto acrecentados por la entrega al Borbón de un documento, encargado por el poder fáctico, es decir, el poder económico, que lleva por título «Transforma España». La redacción del documento de marras la ha realizado la Fundación Everis, presidida curiosamente por Eduardo Serra, individuo de firmes convicciones que empezó colaborando con Adolfo Suárez; fue subsecretario de Defensa con Leopoldo Calvo-Sotelo; durante el Gobierno de Felipe González, Narcís Serra le nombró secretario de Estado de Defensa con el fin de acomodar la presencia de España en la OTAN; en el Gobierno de José María Aznar desempeño el cargo de ministro de Defensa. Entre sus numerosos cargos en diferentes consejos de administración resulta ser el presidente de la Asociación Atlántica Española. La biografía de este abogado del estado es todo un ejemplo de coherencia ideológica al servicio del Capital.

Zapatero, después de ejercer de limpiabotas para con Mohamed VI, de las salpicaduras de sangre saharaui, se ha reunido con algunos de los que han hundido la economía española para seguir asegurándoles ganancias sin par, a costa del empeoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los que producen la riqueza. Al parecer, los que disponen de sus manos como único capital se han vuelto más tontos, si cabe. Bajan sus sueldos, congelan sus actuales pensiones y disminuye la cuantía a percibir en futuras, aumentan sus años de vida laboral, se les despide a gusto del patrón. Como única respuesta, un día de huelga. Ríete tú de los otoños calientes de los setenta y de la toma del Palacio de Invierno en aquél lejano Octubre.

El intrépido ZP, que gobierna a los dictados del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la señora Merkel, les ha pedido a los patronos patriotismo para sacar a España de la crisis. Por todos conocido el patriotismo de la burguesía empresarial. Sus fronteras lindan donde sus beneficios, querido presidente.

Uno llega hasta dudar si en vez de cinismo no se tratará de estúpida candidez.

Servil con los amos, déspota con los débiles. Tal parece ser el famoso prometido talante que conforma el carácter del actual inquilino de Moncloa.

Resulta triste que, en eso que algunos llaman España, las encuestas de previsión de voto no vaticinen el hundimiento del sistema de representación electoral. ¿Para qué votar a unos muñecos de ventriloquía? Para tener que elegir entre Rockefeller o Monchito, mejor optar por el ventrílocuo, al menos sería, si no mejor, al menos más claro. Estaríamos igual de jodidos, pero un poquito más contentos por tener en frente al jefe en vez de a su criado.

Ah, ¿lo de «Transforma España»...? Flexibilidad laboral, por supuesto. Veréis qué bien con la nueva gimnasia.