El nombramiento de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato oficial del PSOE para las próximas elecciones y su lógica salida del Gobierno podía haber llevado a José Luis Rodríguez Zapatero a hacer una remodelación más o menos profunda en su Gabinete para darle impuso y llegar fresco a la parte final de la legislatura. Al fin y al cabo, si hacemos caso al discurso que hasta ahora ha mantenido el presidente español, resta más de medio año para que se convoquen elecciones y según ha anunciado aún le quedan tareas por hacer. Sin embargo, el todavía secretario general del PSOE ha decidido no hacer tal cambio, al margen del nombramiento de José Blanco como portavoz, desbancando a un Ramón Jáuregui que estaba en todas las quinielas, y limitarse a parchear los huecos que deja el que hasta hace poco era hombre fuerte, lo que da a entender que se va a limitar a llegar al final, sea cuando sea, por pura inercia.

Y es que la etapa de Zapatero acabó con los comicios del 22-M, y a partir de ese momento, y tras el batacazo sufrido, todo en el PSOE se ha centrado en preparar la próxima cita electoral de la forma que más le convenga a Rubalcaba.