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Dahr JAMAIL | Rebelión

Fukushima: la situación es mucho peor de la QUE se puede llegar a imaginar

Son muchos los que piensan que no se ha contado todo sobre la catástrofe de Fukushima, de la que ayer se cumplieron cuatro meses. Hay quien apunta que la radiactividad ha traspasado fronteras y ha llegado hasta EEUU, aunque allí no haya saltado la alarmas sobre la exposición a la radiación.

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Fukushima es la peor catástrofe industrial de la historia de la humanidad», indicó a Al-Jazeera Arnold Gundersen ex vicepresidente de la industria nuclear en EEUU. El terremoto de 9 grados de Japón del 11 de marzo causó un inmenso tsunami que inhabilitó los sistemas de enfriamiento de la planta nuclear de Tokyo Electric Power Company (TEPCO) en Fukushima, Japón. También causó explosiones de hidrógeno y fusiones de reactores que obligaron a evacuar a los residentes en un radio de 20 kilómetros de la planta.

Gundersen, operador licenciado de reactores con 39 años de experiencia en el diseño de plantas nucleares, afirmó que la central de Fukushima tiene probablemente más núcleos de reactores expuestos de los que se cree, cuyo potencial radioactivo a liberar en el entorno es veinte veces mayor que el de Chernobil. Un asesor de residuos nucleares del Gobierno japonés informó de que es probable que cerca de 966 kilómetros cuadrados alrededor de la planta -aproximadamente diecisiete veces el tamaño de Manhattan- sean ahora inhabitables.

«Estamos encontrando lugares peligrosos más lejos que en el caso de Chernobil, y la cantidad de radiación en muchos de ellos era la que llevó a que algunas áreas se declarasen tierra de nadie allí, a 60 y 70 kilómetros del reactor. No se puede limpiar todo eso. Todavía hay jabalíes radioactivos en Alemania, 30 años después de Chernóbil», afirmó Gundersen.

En EEUU, la doctora Janette Sherman y el epidemiólogo Joseph Mangano publicaron un ensayo que constataba un aumento del 35% en la mortalidad infantil en ciudades del noroeste del país después de la fusión nuclear en Fukushima, y podría ser el resultado de la lluvia radioactiva procedente de la planta accidentada. Las ocho ciudades incluidas en el informe son San José, Berkeley, San Francisco, Sacramento, Santa Cruz, Portland, Seattle y Boise, y el período al que se refiere el informe abarca las diez semanas inmediata- mente posteriores al desastre.

«Existe -y debe haber- preocupación sobre la exposición de la gente joven, y el Gobierno japonés va a entregar monitores de radiación a los niños», señaló al doctor MV Ramana, físico del Programa sobre Ciencia y Seguridad Global en la Universidad de Princeton. Explicó que cree que la amenaza primordial de radiación sigue existiendo, sobre todo para los residentes que viven en un radio de 50 kilómetros alrededor de la planta, pero advirtió: «Va a haber áreas fuera de la zona de evacuación obligatoria de 20 kilómetros establecida por el Gobierno japonés en las que la radiación será mayor».

Gundersen aseguró que se liberó mucha más radiación de la que se ha declarado. «Volvieron a calcular la cantidad de radiación liberada, pero las noticias no hablan realmente del tema», afirmó. «Los nuevos cálculos muestran que en la primera semana se liberaron 2,3 veces la radiación que pensaron que se había liberado en los primeros 80 días».

Según este experto, los reactores y núcleos de combustible expuestos siguen liberando micrones de isótopos de cesio, estroncio y plutonio; los llaman hot particles -partículas peligrosas-. «Estamos descubriendo partículas peligrosas por doquier en Japón, incluso en Tokio -sostuvo-. Los científicos las encuentran por todas partes. Durante los últimos meses esas partículas peligrosas han seguido cayendo y se están depositando en altas concentraciones. Mucha gente las recolecta en los filtros de aire de los motores de los coches». Por eso, los filtros de aire radioactivos de coches en la prefectura Fukushima y Tokio son ahora comunes, y Gundersen señaló que también se encontraron filtros de aire radioactivos en Seattle.

Lo peor es que las partículas peligrosas pueden terminar provocando cáncer. «Se fijan en los pulmones o en el tracto gastrointestinal y son un irritante constante», explicó. «La gente de Fukushima ha aspirado esas partículas en grandes cantidades, pero también hay gente en la Costa Oeste superior de EEUU que está siendo afectada».

¿Culpar a EEUU?

Como reacción a la catástrofe de Fukushima, Alemania va a eliminar progresivamente todos sus reactores nucleares durante la próxima década. En un referendo, un 95% de los italianos votó a favor de bloquear el regreso a la energía nuclear en el país. Un reciente sondeo de la prensa en Japón muestra que cerca de tres cuartas partes de los encuestados está a favor de una eliminación progresiva de la energía nuclear en su país. ¿Por qué no suenan las alarmas sobre la exposición a la radiación en EEUU?

El operador nuclear Exelon Corporation fue uno de los mayores donantes en la campaña electoral de Barack Obama y es uno de los mayores empleadores en Illinois, donde Obama fue senador.

El doctor Shoji Sawada es un físico teórico de partículas; le preocupan los modelos de plantas nucleares en su país, y el hecho de que la mayoría de ellas fueron diseñadas por compañías estadounidenses a las que no les interesaban los efectos de terremotos.

El uso de energía nuclear para producir electricidad en Japón es producto de la política nuclear de EEUU, según Sawada. «La mayoría de los científicos japoneses en aquella época, mediados de los 50, consideraba que la tecnología de la energía nuclear estaba en desarrollo, y que era demasiado temprano para darle un uso práctico». «El Consejo de Científicos de Japón recomendó al Gobierno no utilizar todavía esa tecnología, pero éste aceptó el uso de uranio enriquecido para alimentar centrales atómicas, sometiéndose a la política del Ejecutivo de EEUU», mantuvo.

Cuando tenía 13 años, el doctor Sawada vivió el ataque nuclear de EEUU contra Japón desde su casa, a 1.400 metros del epicentro del impacto de la bomba de Hiroshima.

«El accidente de Fukushima ha llevado al pueblo japonés a abandonar el mito de que las plantas de energía nuclear son seguras», aseguró. «Ahora la opinión del pueblo ha cambiado rápidamente».

Como científico y superviviente del bombardeo de Hiroshima, Sawada considera «inmoral» emplear esta energía mientras no se sepa cómo eliminar con seguridad los materiales radioactivos generados.

Pero se necesitará mucho tiempo para que el combustible se enfríe y para que se detengan las emisiones radiactivas, por eso la solución a esta crisis está lejana y Gundersen calcula que se necesitarán por lo menos diez años.

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