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Dieciocho jugadores han sido titulares en un inicio liguero en el que han sido habituales las variaciones en las alineaciones

Los cambios de sistema y las probaturas no dan resultados

Montanier sólo ha terminado con el 4-3-3 dos de los siete partidos disputados y su equipo únicamente ha marcado con el dibujo inicial.

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Joseba ITURRIA

Philippe Montanier vino a Donostia con la idea clara de implantar el 4-3-3 y un estilo de juego basado en el dominio del balón y una presión desde las posiciones más adelantadas para recuperarlo y ese planteamiento se ha diluido en las últimas jornadas. La Real ni ha dominado el balón ante Athletic y Zaragoza ni ha presionado para recuperarlo ni Montanier ha apostado de manera decidida por un esquema y un estilo de juego que se adapta bien a las características de sus jugadores.

Sólo ha terminado con el 4-3-3 en dos de las siete jornadas disputadas. En la primera era imposible mantenerlo porque Carlos Martínez fue expulsado y eso le obligó a retirar a Zurutuza para dar entrada a Estrada y acabar con un 4-4-1, pero a partir de ahí sólo fue firme con sus ideas en Anoeta contra Barcelona y Granada. Además, en estos dos partidos introdujo variaciones al cambiar de banda a Xabi Prieto y Griezmann y situar a Agirretxe en la derecha y a Vela en el centro en los primeros tiempos para luego devolverlos a sus posiciones más naturales.

En Sevilla, Mallorca y en el derbi acabó con un 4-2-4 al retirar a un medio centro y dar entrada a un segundo delantero y en Zaragoza jugó el segundo tiempo con tres centrales, dos medios centros, dos carrileros y los tres jugadores adelantados.

La Real nunca ha mejorado con los cambios de sistema y sus siete goles los ha marcado en los 516 minutos en los que ha jugado con el 4-3-3. No ha logrado ninguno en los 114 disputados con otros esquemas. Por eso es difícil entender por qué Montanier no ha apostado más por el esquema que más le gusta. La única vez que se vio con el marcador en contra e insistió en sus principios el equipo fue capaz de remontar dos goles en el segundo tiempo al Barcelona.

Tampoco ha sido firme a la hora de apostar por un once definido. Los únicos que han disputado todos los minutos son Bravo, Iñigo Martínez y De la Bella, a pesar de que el lateral no ha estado bien en este inicio.

Cambios de jugadores

Desde Valenciennes se apuntaba que era un hombre al que le gusta tener un equipo básico y en las siete primeras jornadas han sido habituales los cambios. Con Markel y Sarpong llegó en Zaragoza a la cifra de dieciocho titulares en sólo siete partidos.

Pese a ganar en Gijón introdujo tres cambios de jugador y dos de puesto ante el Barça. Pese al buen empate, volvió a hacer tres cambios de jugador y uno de posición en Sevilla. Ante el Granada, por las bajas, fueron cinco y dos de puesto y, pese al triunfo, en Mallorca cuatro y dos de posición. Sólo en el derbi repitió con un único cambio obligado y en Zaragoza introdujo cuatro variaciones. Para ganar al Getafe deberá apostar por un esquema y el once que él vea mejor y cabe esperar que dé buen resultado.

VUELTA A ZUBIETA

La plantilla realista descansó ayer y regresará a las diez de esta mañana a Zubieta para comenzar a preparar el partido del domingo en Anoeta contra el Getafe. Entonces se podrá conocer la evolución de Illarramendi y Vela de sus problemas físicos.

Montanier no es el responsable de los mismos errores defensivos del pasado

Montanier ha sido el destinatario principal de las críticas tras el partido de Zaragoza. No estuvo acertado ni en la alineación ni en los cambios, pero vino a Donostia porque el equipo tenía unos problemas que se han visto en las últimas jornadas, los mismos que llevaron a la Real a ser el tercer equipo más goleado de la pasada temporada con 66 goles, 35 en los últimos 18 partidos.

Por eso fue fichado Montanier, para dar salida a jóvenes de la cantera, pero también para corregir esos defectos con más trabajo táctico. En la primera faceta ha respondido al dar confianza a Agirretxe, Illarramendi e Iñigo Martínez, tres de los más destacados del inicio liguero, y Cadamuro ha jugado buenos minutos. En la segunda se empezó bien en la primera hora de Gijón, hasta que se quedó con diez, y en el segundo tiempo con el Barcelona, cuando la Real presionó bien y no concedió apenas ocasiones. En Sevilla el planteamiento fue más conservador y en la primera media hora no se sufrió en defensa, pero lo peor llega en los tres últimos partidos, en los que se han repetido los problemas defensivos de la pasada campaña y han encajado seis goles.

Por eso no se le puede responsabilizar a Montanier de esos errores, aunque debe buscar soluciones, porque el problema viene del pasado. El técnico reclama a su equipo que sea más agresivo y defienda y empiece la presión más adelante. Lo hizo en el descanso de los partidos ante Barça y Athletic y el equipo reaccionó y lo buscó en Zaragoza al dar entrada a Demidov con el cambio de sistema. El problema defensivo es de actitud de todo el equipo, que debe ser menos blando, más agresivo e intenso, y entender que cuanto más atrás defiende más frágil es. En ese sentido el problema también es anímico. La Real encaja mal los golpes y la inseguridad le lleva atrás y eso sólo agrava los problemas. Joseba ITURRIA

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