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El Real Madrid, campeón de la Copa 2012

Doctorado madridista de Pablo Laso

El cuadro merengue lograba su primer título copero tras 1989 con un Sergi Llull imperial y un fantástico Carroll en los últimos minutos.

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BARCELONA 74

REAL MADRID 91

Arnaitz GORRITI | BARCELONA

Desde que en 1989, con Drazen Petrovic de líder, se llevara la Copa, el Real Madrid no ganaba el torneo del KO. Con Llull, MVP de la final, de capitán general y la aparición final de Carroll, el cuadro merengue se impuso merecidamente en la finalísima a un Barcelona inferior de cabo a rabo. Y lo que es peor para los catalanes: en su cancha. Mención especial para Pablo Laso y Arturo Álvarez. Muy cuestionados en Donostia, y en Madrid después de los conocidos tropiezos de Euroliga, ya que impusieron su juego osado al «cerrojazo» culé. Sigue, por contra, la «maldición» del anfitrión.

Fue el Real Madrid quien dio primero. Aprovechándose del atolondramiento de un Marcelinho Huertas encorsetado en exceso, Llull marcó el ritmo vivo que acostumbra el cuadro merengue, con una buena aportación por parte de Tomic, Suárez -bárbaro al poste bajo- y Mirotic. Mientras, el Barcelona seguía sin desperezarse, pero no perdía comba gracias a sus jugadores interiores, mucho más físicos que los madrileños. Además, los de Pascual lograban cargar de faltas a Singler y Mirotic, aunque no les alcanzaba para tomar la delantera: 17-22.

El segundo cuarto empezó aún mejor para las huestes madrileñas. Navarro y Lorbek se cargaban con dos faltas por cabeza, y el Chacho Rodríguez, pese a empezar algo frío y acumular personales, daba el relevo perfecto a Llull, propiciando la primera fuga blanca: 23-32. Xavi Pascual, que veía cómo los suyos subsistían solo gracias a la capacidad reboteadora de sus pívots, se veía obligado a pedir un tiempo muerto de urgencia.

El partido, aunque no estuviera sobrado en anotación gracias al buen balance defensivo de ambos conjuntos, sí que tenía cierto ritmo, lo que provocaba rápidas transiciones, aunque también errores clamorosos, sobre todo en las filas blaugranas en las jugadas a campo abierto, amén de la lesión de Chuck Eidson cerca del descanso. En lo que a los aciertos respecta, solo Ndong respondía al plantel madridista, aunque este pecaba de exceso de faltas.

De hecho, era por la vía de las faltas por donde el Barcelona buscaba entrar en el juego, con Navarro como principal artista. No obstante, su falta de tino, y dos inoportunas pérdidas culés en el último minuto del segundo cuarto, ayudaron para que los de Laso llegaran al receso con un 33-42 a su favor, con un triple de Llull -13 puntos en 20 minutos- sobre la bocina. La hinchada merengue coreó el nombre del combo guard balear hasta dejarse la voz.

Carroll, el hombre de Laramie

El Barcelona endureció su defensa hasta el extremo, lo que influyó en que el ritmo del partido decayera y que los de Xavi Pascual se arrimaran hasta el 41-46 tras un parcial de 6-0. Llull acallaba el Sant Jordi con un triple, mientras que Ndong devolvía el jolgorio con un palmeo y un taponazo sobre Mirotic.

La cuestión es que los blaugrana habían vuelto a la final, triple de Lorbek y 46-49, y los merengues no querían dejar de aprovechar la ocasión -triple de Mirotic, y 46-52-. Navarro y Lorbek ponían el marcador a 51-52.

Laso, viendo el miedo en sus jugadores, paró el partido, y Jaycee Carroll recogió el guante logrando un «dos más uno», sacándole además la tercera falta a Navarro, y un triple de tirador puro saliendo a la carrera tras bloqueo indirecto en la cara de la «bomba». El hombre de Laramie había llegado, y ahora era Pascual quien decía que atenta la compañía. El intercambio de golpes dejaba el duelo 56-65 al final del tercer cuarto, con otro triple de Llull sobre la bocina.

Carroll anotaba ocho puntos seguidos en el último período. El Sant Jordi enmudecía con 56-73. El escolta estadounidense mataría el partido logrando 10 tantos más ante un Barcelona que acabó por bajar los brazos.

La Minicopa, para el Barça

A diferencia de la finalísima entre los mayores, la Minicopa tuvo en el Barcelona su vencedor. El conjunto culé obtuvo su quinto entorchado en este torneo paralelo al imponerse al cuadro merengue por 83-78. El escolta barcelonista Vives -15 puntos, 13 rebotes y 23 de valoración- fue designado MVP.

Con todo, el duelo se rompía en el primer cuarto del partido. Con el dúo compuesto por Màxim Esteban -un espigado ala-pívot que volvió a ser clave en el tramo final, con cinco puntos decisivos- y el base Xavier Roqueta -veremos si el físico, 1,70 metros, le deja ser jugador, porque entiende muy bien el juego- a la cabeza, los culés se adelantarían hasta el 24-13.

El Real Madrid, después de llegar 50-33 al descanso, reaccionaría de la mano de Poyatos -17 puntos, 12 rebotes y 23 de valoración-, pero llegó demasiado justo al tramo final, donde decidieron el citado Esteban y el MVP Vives.

Mientras, en la final por la tercera plaza, la Fundación Baskonia no pudo hacer nada ante Banca Cívica. El conjunto hispalense no tuvo conmiseración de los gasteiztarras, al imponerse 68-43. Ozkariz y el jugador invitado serbio Simanic fueron los mejores en el seno baskonista. A. G.

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