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«Que no es la UE, es la ruinosa economía serbia, estúpido»

También en la «excepción» serbia se ha cumplido la regla de oro europea que derriba un gobierno tras otro. Con más razón habida cuenta de que hablamos de un país arruinado. Los cantos de sirena proeuropeos de Tadic le han dejado afónico. La UE ha reaccionado, cínica, saludando al converso Nikolic. Bien sabe que, en el fondo, todo seguirá igual.

Dabid LAZKANOITURBURU

La burbuja política instalada en Serbia tras la revolución de colores que acabó con Slobodan Milosevic en una prisión de La Haya -en la que pasaría sus últimos días- acaba de estallar.

Boris Tadic, el eterno presidente proeuropeo de Serbia, ha sido abatido por una tasa de abstención histórica -no fue a votar ni uno de cada dos electores-, lo que benefició indudablemente a su rival, el panserbio Tomislav Nikolic, quien ha logrado hacer valer la histórica fidelidad de su electorado.

Nikolic, quien tras morder el polvo ante Tadic en las elecciones presidenciales de 2004 y 2008 decidió abandonar el SRS del criminal de guerra presunto Vojislav Seselj y fundar su propio partido, el SNS, ha dado así la sorpresa en la segunda vuelta, ante la que era presentado como perdedor -más después de que los herederos de Milosevic, el SPS del ministro de Interior, Ivica Dacic, hubieran anunciado su apoyo a Tadic-.

Este último es sin duda el gran perdedor en unos comicios presidenciales que decidió adelantar para hacerlos coincidir con las legislativas presentándose así por tercera vez a su reelección. Fundador del DS, Tadic ha concentrado en los últimos años todo el poder en sus manos utilizando sus credenciales proeuropeas en clave de seguro electoral. Hasta el domingo.

Cierto es que todos los sondeos le daban como favorito. Pero no hay que olvidar que la práctica totalidad de los medios de comnunicación serbios están directamente ligados a su partido. Y es que había señales que ponían en duda su victoria. En la primera vuelta cosechó un escueto 26%. Y, más importante aún, su partido no logró más que el 22% en las legislativas, por detrás del SNS de Nikolic, que consolidó su posición como primera fuerza en el Parlamento (75 de un total de 250 diputados).

Tadic repitió estrategia electoral y presentó la segunda vuelta como un referéndum sobre el ingreso de Serbia en la UE. Pero esta vez no coló.

¿A dónde hay que llamar?

Su rival, Nikolic, se desprendió hace tiempo del discurso antieuropeísta. Y lo realmente decisivo es que, con una Europa en barrena -Serbia comparte vecindad con Grecia y con la Hungría de Viktor Orban-, a pocos serbios se les puede engañar prometiendo un ingreso en la UE que no está en ninguna agenda.

En estas circunstancias, lo que ha funcionado es el voto de castigo contra el Gobierno en un contexto de grave crisis económica. Serbia tiene unas cifras oficiales de desempleo del 24%, las desigualdades sociales han crecido exponencialmente. Nada tienen en común las élites que hacen ostentación de su riqueza en los exclusivos clubs de Belgrado con los campesinos de la Vojvodina o con los desempleados de Cacak.

Serbia sufre de lleno la crisis global, que se ha sumado a la sempiterna crisis nacional. Salarios impagados, privatizaciones salvajes y para beneficio de los amigos del nuevo régimen...

Eso explica la abstención récord (un 56,3%), el masivo voto en blanco o concursos como el organizado por Anonymous, apelando a los electores a «decorar» las papeletas de voto e inmortalizarlas en una foto.

Conocidas activistas de la oposición democrática como Vesna Pesic no dudaron en hacer un llamamiento a votar por Nikolic frente a Tadic, presentado como un «nuevo Milosevic».

El problema es que, para desgracia de los serbios, es realmente difícil hallar una diferencia real entre los programas electorales de Tadic y de Nikolic. Este último ha reiterado, repitiendo el mantra de su hasta ahora rival, que el acercamiento a Europa seguirá siendo una de sus prioridades. Pero uno no se acerca si el otro huye hasta de su sombra, como es el caso de la actual Unión Europea.

El nuevo presidente electo se ha apresurado a prometer que protegerá a la minoría serbia de Kosovo. No hay duda de que va en sus genes utilizar la cuestión kosovar pero su amenaza de que rechazará un ingreso en la UE si trajera aparejado abandonar las pretensiones serbias sobre el nuevo país suena a chiste.

La sombra de la cohabitación

Lo que está claro es que Nikolic podría quedar condenado a ser un presidente protocolario si el DS de Tadic y el SPS de Dacic mantienen su intención de seguir con su coalición más allá de la derrota electoral. Los 67 diputados del DS y los 45 de los seguidores de Milosevic no les bastan pero peor lo tiene Nikolic. Hay quien augura que el futuro pasa por un período de cohabitación. Los oligarcas serbios, los verdaderos detentadores del poder, habrían optado por la estabilidad política que da el equilibrio inestable entre los distintos partidos.

cinismo

En un ejercicio de cinismo, Bruselas aseguró que la derrota de su candidato es una «señal muy clara» del electorado serbio a favor de la UE

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