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Raimundo Fitero

Estrategias

 

El anuncio por Mediaset del fin del programa de la noche de los sábados, «El Gran Debate», acompañado de la noticia de que será sustituido por otro conducido por Emma García, puede considerarse como un síntoma de los tiempos que se nos avecinan: oscurantismo, más bragas al aire, tatuajes de catálogo en pechos y brazos de jóvenes que han dejado sus neuronas en el champú anticaspa y un tono general de atontamiento expreso e inductivo.

A la vez de quitarle el programa de la noche del sábado, a Jordi González le renuevan tres años el contrato con la cadena. Quizás el reto más peligroso, el pasar de ser un presentador de espectáculos nocturnos a meterse en «La Noria», donde fue adquiriendo una especie de conciencia para aproximarse a la realidad política aunque fuera de una manera muy superficial, hasta concluir en «El Gran debate», que era una tertulia política multidisciplinar, con varios escenarios y los mismos gritos y susurros de todos sus congéneres.

No tenía malas audiencias, no era de producción cara, ¿por qué lo sacan? Una explicación es que había creado una crispación muy grande y que miembros del PP se negaban a acudir. Para Vasile eso es mucho. Es lo peor que le puede pasar. Su visión del mundo es berlusconiana y lo que más se asemeja a este no-ideario es el PP o en su defecto UPyD. Por eso lo saca de la parrilla y colocará algo inane políticamente. Es decir algo muy reaccionario. No quiere sufrir acosos ni desbandadas de anunciantes. Quiere ir haciendo caja y prepararse para los acontecimientos políticos venideros que pueden ser más inmediatos de lo previsto.

La estrategia parece clara, dejar a Cuatro como la que tenga los espacios que atiendan al universo socio-político del centroizquierda. Lo mismo que está haciendo Planeta con La Sexta, que va ganando audiencia debido a su aparente discurso más anti-gubernamental. Entre los dos grupos privados acaparan mucha audiencia, mucha clientela, mucha masa crítica para los anunciantes. Y en la periferia andan los entes autonómicas buscando la brújula. Algunos como ETB todavía sin saber donde está su Norte. Ni su Sur. Como Urkullu.