Arundhati ROY
«Bush, vete a casa»
La escritora y activista india, premio Sydney de la Paz 2004 por su trabajo en campañas sociales, critica la visita a su país del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, «la pesadilla mundial».
Durante su gira triunfalista por esta parte del mundo, en la que espera saludar imperiosamente a gente a la que considera sus potenciales súbditos, el itinerario del presidente Bush se pone cada vez más curioso. Para su escala en Nueva Delhi, el Gobierno indio se esforzó en conseguir que Bush se dirigiera al Parlamento. Un número no insignificante de parlamentarios amenazó con interrumpirlo, así que el Plan Uno fue archivado apresuradamente. El Plan Dos era que se dirigiera a las masas desde el terraplén de la magnífica Fortaleza Roja, donde el primer ministro indio tradicionalmente pronuncia su discurso del Día de la Independencia. Pero la Fortaleza Roja, al estar rodeada de población predominantemente musulmana de la Vieja Delhi, fue considerada una pesadilla en términos de seguridad. Así que ahora estamos en el Plan Tres: Bush habla desde Purana Qila, la Vieja Fortaleza. ¿No es irónico que el único lugar público seguro para un hombre que recientemente se ha mostrado tan entusiasta con la modernidad de India sea una fortaleza medieval que se está desmoronando? Como el Purana Qila también alberga al zoológico de Delhi, la audiencia de Bush serán unos cientos de animales enjaulados y una lista palomeada de seres humanos enjaulados, que en India están bajo la categoría de «personas eminentes». Son, sobre todo, ricos que viven en nuestro pobre país como animales cautivos, encarcelados por su propia riqueza, encerrados tras las rejas de sus doradas jaulas, protegiéndose de la amenaza de las vulgares y revoltosas multitudes, a las cuales sistemáticamente han desposeído durante siglos. Así que, ¿qué le va a pasar a Bush? ¿Será aclamado por los gorilas? ¿Los gibones le observarán con desprecio? ¿Los ciervos de Eld se burlarán? ¿Los chimpancés harán ruidos groseros? ¿Los búhos ulularán? ¿Los leones bostezarán y las jirafas batirán sus hermosas pestañas? ¿Los cocodrilos reconocerán a un espíritu afín? ¿Las codornices estarán agradecidas de que Bush no viaje con Dick Cheney, su compañero de cacería con célebre mala puntería? ¿Los directores ejecutivos empresariales estarán de acuerdo? Ah, Bush será llevado al monumento de Gandhi en Rajghat. No es el único criminal de guerra que ha sido invitado por el Gobierno de India a colocar flores en Rajghat. (Recientemente tuvimos al dictador birmano, el general Than Shwe otro que no guarda bajo perfil.) Pero cuando Bush coloque flores en esa famosa losa de piedra pulida, millones de hindúes se estremecerán. Será como si hubiera vertido un litro de sangre sobre la memoria de Gandhi. De verdad, preferiríamos que no lo hiciera. No está en nuestro poder frenar la visita de Bush. Sí está en nuestro poder protestar contra ella, y lo haremos. El Gobierno, la Policía y la prensa proempresarial harán todo lo que puedan por minimizar nuestra indignación. Nada de lo que digan los «periódicos de las noticias felices» puede cambiar el hecho de que a través de todo India, desde las ciudades más grandes hasta las aldeas más pequeñas, en lugares públicos y hogares privados, Bush, el que ocupa la presidencia de EEUU, la pesadilla mundial encarnada, simplemente no es bienvenido.- © “La Jornada”
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