Iñaki URDANIBIA
Paul Nothom, la muerte del aviador
El pasado lunes moría en las cercanías de París Paul Nothom. Iñaki Urdanibia dibuja en este texto el perfil y la biografía del escritor belga, en quien se inspiró André Malraux al crear el personaje de Attignies en su libro «La esperanza».
Coincide mi lectura de una obra (“El silencio del aviador”. Funambulista, 2006) con la noticia de la muerte de su autor, el escritor belga Paul Nothomb. Falleció el lunes 27 de febrero en las cercanías de París, en donde vivía desde hace años, en Kremlin-Bicêtre, a los noventa y dos años. Nacido en Bruselas el 7 de diciembre de 1913 en una familia burguesa y católica, el mismo año en que entra a cursar estudios, a sus dieciocho años, en la Escuela militar-para alejarse de su padre-, ingresa en el partido comunista, vía lecturas de Nietzsche, como él mismo explicará. En absoluta ruptura con el medio familiar, ha de tenerse en cuenta que su padre era ultraderechista, senador católico y mussoliniano convencido,Š y tras un periplo americano para tratar de despistar a la policía que andaba tras su pista, se unirá, tres años después, a la escuadrilla de aviación (Escuadrilla España) que había organizado André Malraux para apoyar a los antifascistas hispanos en la contienda incivil que habían provocado los de siempre; la cruz y el dinero siempre han hecho buenas migas, y aliñadas con el caqui más. El francés rendirá homenaje a su amigo, y compañero de fatigas belga al hacerle ocupar un papel protagonista en su novela sobre la guerra del treinta y seis, “La esperanza”; éste en la ficción malrauxiana, Attignies le devolverá el tributo al convertirle en personaje (Réaux) de su novela que se sitúa en el mismo escenario guerrero, y en la que sostienen un pulso de silencios y sospechas que hacen que el aliento lector permanezca en continua apnea. El aviador belga-cuyo nombre de guerra era, a la sazón, Paul Bernier, hubo de abandonar el campo de batalla al ser herido, en tierras andaluzas; desde su convalecencia belga, no cesó en sus informaciones sobre la contienda en la que había participado, en los órganos del Partido Comunista, “La Voix du Peuple” y “Le Drapeau rouge”. Por su apuesta por la libertad, y consiguientemente, contra quienes trataban de aniquilarla, se enroló en la resistencia al nazismo que avanzaba por Europa. Detenido en 1943 por la Gestapo, y temiendo que no va a poder resistir a las torturas, delata a varios compañeros y hasta trata de convencer a otros para que sigan su denigrante senda. Precisamente en un libro de significativo título, “Le Délire logique”, tratará de explicar este desastroso comportamiento, que le costó tras la liberación una condena de ocho años de reclusión; pena que no cumpliría en su totalidad al ser rehabilitado en 1948. Se traslada al país vecino, en donde vivirá hasta el final de su existencia. Entregado a la escritura primero con el seudónimo de Julien Segnaire y posteriormente al estudio de la Biblia, lectura provocada por el diario del filósofo Soren Kiergegaard, aprende la lengua hebrea, alcanzando el doctorado en La Sorbona, y posteriormente se sumerge en la interpretación de los textos bíblicos, poniendo el acento en los análisis filológicos de éstos y subrayando el papel de la mujer en la vida en general, y tratando de «curar» las derivas misóginas que tan destacada presencia tienen en estos supuestos sagrados libros y en los seguidores de ellos a lo largo de los siglos. Ahora ha muerto Paul Nothomb, el tío abuelo de la gran escritora Amélie Nothomb, de quien él dijese que «desde que ella escribe ya no me es necesario deletrear mi apellido»Š y nunca es tarde para descubrir «nuevos pueblos» (tal es el significado, en singular, del apellido Nothomb en celta) en la geografía de la literatura, y si la sobrina nieta tiene ya su lugar ganado por mérito propio, no está de más otorgarle al fallecido el que bien se merece, con su cielo incluido. -
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