GASTEIZ
Gasteiz y las víctimas del 3 de marzo de 1976 volvieron a sufrir la represión policial 30 años después de que la Policía atacara una asamblea de trabajadores provocando cinco muertos y un centenar de heridos. Ayer fue la Ertzaintza la que irrumpió en la manifestación que recordaba el 30 aniversario de estos hechos, y algunas de las víctimas de hace tres décadas volvieron a vivir la represión policial. La manifestación, en la que participaban alrededor de 7.000 personas, llenaba la calle Portal de Legutiano y llevaba ya recorridos varios minutos, cuando un cordón de la Ertzaintza y varias furgonetas cortaron el paso en la plaza de Bilbao.
Exigieron la retirada de una ikurriña con la foto de los presos muertos Igor Angulo y Roberto Sainz, con cuyos familiares se había solidarizado la Asociación de Víctimas del 3 de marzo a través de Eva Barroso, hermana de uno de los cinco obreros muertos en 1976.
«¿Venís a rematarnos?»
Durante unos minutos la manifestación no avanzó, viviéndose escenas de tensión. Los manifestantes levantaron las manos gritando «Policía asesina», «3 de marzo, no olvidamos» y «Esta es vuestra paz, no la queremos». Eran sobre todo personas mayores, que vivieron los sucesos de 1976, las que, indignadas, increpaban a los ertzainas.
«¿Venís a rematar a los familiares?», preguntó desde la pancarta José Luis Martínez Ocio, hermano de Pedro Martínez Ocio, otro de los trabajadores muertos en 1976.Las primeras filas se sentaron en el suelo hasta que los manifestantes decidieron seguir adelante atravesando el cordón policial. En ese momento muchos de los presentes volvieron a revivir otro 3 de marzo. Una lluvia de porrazos y pelotazos dejó al menos ocho heridos. Uno de ellos, con un golpe en la cabeza, tuvo que refugiarse en una cafetería cercana. Cuando llegó la ambulancia, el personal sanitario tuvo que acercarse andando, ya que los ertzainas le impidieron en un principio el paso. Otro de los heridos, con una fuerte contusión en un brazo, intentó en vano que la Ertzaintza identificara a su agresor. Uno de los policías se negó a ello «porque no me da la gana».
Al menos ocho personas resultaron heridas, la mayor parte con lesiones en la cabeza. Siete de ellas tuvieron que ser atendidas en el hospital de Santiago y la otra, con una oreja partida, fue atendida en la clínica La Esperanza.
Además, la Ertzaintza detuvo a dos personas que portaban la ikurriña con las fotos, una de ellas el propio presidente de la Asociación de Víctimas del 3 de marzo, Andoni Txasko. Los golpes en la cara recibidos en 1976 habían dejado a Txasko prácticamente ciego. Ayer, la Ertzaintza volvió a golpearle en la cara. Una de las manifestantes recordó que «hace 30 años le dejaron ciego. ¿Le vais a dejar ciego otra vez». La respuesta policial fue: «si ya estaba ciego no se le puede dejar ciego otra vez». El otro detenido fue Josu Ormaetxea, ex preso político y herido también en la masacre de 1976.
«Fraga, Balza berdin da»
La intervención policial acuñó en esos instantes un nuevo lema que se unió a los clásicos de esta jornada: «Fraga, Balza, berdin da».
El parlamentario de EA Rafa Larreina medió con los mandos policiales, tras lo que, tras unos minutos, continuó la manifestación hasta la plaza de la Virgen Blanca, donde también les esperaba la presencia policial. «Como hace treinta años, las fuerzas policiales han reprimido a la clase obrera. Es inaceptable», denunciaron los portavoces de la asociación.
Más tarde, todavía se producían cargas policiales por el centro y barrios de Gasteiz. En el concierto con el que Lluis Llach recordó este aniversario unas horas después, dedicó una de sus canciones a Andoni Txasko, quien «debería haber estado aquí».
Hasta el momento de la intervención policial la manifestación había marchado desde la iglesia de San Francisco, escenario de lo sucesos de 1976 tras una pancarta que portaban representantes sindicales y víctimas del 3 de marzo, bajo el lema “Seguimos exigiendo justicia y verdad”.
Tras ellos iba la ikurriña con la imagen de los dos presos muertos. La conmemoración unió ambos recuerdos y pudieron oirse gritos de «Herriak ez du barkatuko», «Agur eta ohore, euskal gudariak» o «Estado español, estado terrorista».
En el homenaje previo, la hermana de Romualdo Barroso envió un abrazo solidario a los familiares de Igor Angulo y Roberto Sainz, y recordó que «hemos aprendido a desconfiar de las versiones oficiales», tanto de la masacre de 1976 como de la muerte de los presos políticos, y denunció la persecución a través de métodos como la incomunicación, la Ley Antiterrorista, y la Ley de Partidos, que crean espacios de impunidad. Tras señalar que «sabemos lo que es el dolor, pero nos negamos a que se manosee para condicionar un proceso político», Barroso reclamó a los partidos políticos que defiendan el derecho de los pueblos a ser y a decidir y apuesten decididamente por una solución dialogada», tras lo que pidió un minuto de silencio por los dos presos vascos muertos.
Un momento especialmente emotivo fue la proyección de imágenes del 3 de marzo de 1976, las movilizaciones en sus aniversarios, la represión policial y sus responsables con el sonido de la canción de Lluis Llach en homenaje a los cinco muertos, «Campanades a Morts».
«Alguien ordenó la masacre desde el poder. Todavía estamos pidiendo justicia», señalaron las víctimas. Los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEE-EILAStambién denunciaron la política penitenciaria y las muertes de los presos porque «esta dispersión mata», y el alargamiento de las condenas. Igualmente, expresaron su solidaridad con los familiares de Angulo y Sainz.
Retroceso de derechos
Por otro lado, recordaron que después de 30 años, «los poderes económicos y políticos del Estado español han intentado ocultar las responsabilidades de la masacre» y de otros ataques armados contra quienes reclamaban derechos de las personas y los pueblos y movimientos sociales y sindicales.
«Después de 30 años el déficit que tenemos en el disfrute real de muchos derechos sociales y políticos es clamoroso», insistieron. Asimismo, denunciaron que en las empresas «es notorio el retroceso en derechos consolidados por la prepotencia y trato dictatorial de las patronales», así como la precariedad, la siniestralidad, las dobles escalas salariales, la marginación de las mujeres y la explotación de los inmigrantes.
El Parlamento reconoce a las víctimas
Unas horas antes de que Lakua enviara a la Policía a la manifestación, el Parlamento de Gasteiz había aprobado una resolución en la que reconoce a las víctimas del 3 de marzo su condición de «víctimas del terrorismo». También condena «los cinco asesinatos y brutales agresiones cometidas por la Policía» y reitera el apoyo a las iniciativas de la Asociación de Víctimas del 3 de marzo «con el fin de que se esclarezca lo sucedido, se haga justicia y se diluciden las responsabilidades». Finalmente pide al Gobierno español «idéntico tratamiento» que a las acogidas a la «Ley de solidaridad con las víctimas del terrorismo». -