RTVE está al borde del abismo. Cierra cadenas de radios, reduce la implantación en las delegaciones territoriales, no acierta TVE en sus series, ni en sus fichajes, ni siquiera apostando sobre lo más seguro, que es el propio José Luis Moreno que ha vuelto a convertir la noche de los sábados en una basura con lentejuelas. Parece que la directora general está acosada por la oposición, esta oposición ultra que ahora está haciendo un akelarre para resucitar a todos los espíritus de la extrema derecha, y por los sindicatos.

Salva los muebles con el fútbol. Es el signo de las televisiones institucionales, mantenerse en un territorio agonizante para que solamente funcione como escaparate político y partidista. Se acabó el tiempo de las hegemonías, pero el caso de TVE es excesivamente patético, exagerado en todos sus cálculos, porcentajes, pérdidas, inversiones y planes. No parece encontrar viabilidad ninguna, no tiene un programa que se considere un acierto. Perdón, sí tiene uno, "¡Mira quién baila!", que lo están explotando hasta la extenuación, sacando y sacando candidatos y candidatas del fondo del archivo, logrando, dicho sea de paso, un espectáculo agradable, divertido, erótico, con música en directo, con bailarines y bailarinas que compiten en buena lid, es decir que ante un programa barato, le están sacando buenos beneficios, especialmente de audiencia.

Y es que se desangra en audiencias de una manera cruel. Entre los profesionales existe ya la conciencia de que nada de lo que se pone en TVE es bien aceptado. Las productoras trabajan con reticencias; con los mismos equipos y esfuerzos logran en las privadas buenos resultados y fracasos en la pública. La han manoseado tanto que nadie se identifica con ella. Desde las más absolutas manipulaciones en lo informativo, hasta la no reacción ante los gustos de las audiencias mayoritarias, la misma estructura productiva de todo el ente, hace que sea una maquinaria muy oxidada, y la verdad es que nunca se sabe si nombran a alguien para que la salve o para que la acabe de hundir. La 2, muy desnaturalizada también, va bajando. Es un fracaso total y está al borde del abismo. -