Josu Imanol Unanue Astoreka - Activista Social
Derecho de manifestación
Huele a humo y sudor. Seguramente los indicadores más repetidos de un sistema autodenominado democrático que funciona por medio de sus leyes y la cada vez más visible represión, porque son las mismas personas quienes reprimen con saña a trabajadores, a “okupas”, a ecologistas, a arrantzales, a estudiantes... El sistema repite la ley del palo cuando no se acata con silencio su poder y los abusos que conlleva a menudo, como lo de cerrar medios, perseguir ideas, la muerte ideológica del 16% de esta nación o el 100% de la opción posible, detenciones y torturas manifiestas...
Y para que lo citado funcione, tienen la fuerza para su razón y, apropiándose de las palabras libertad, paz, justicia, no dudan en formar y educar parte de esta sociedad para que por un rito extraño, por ejemplo todos los 3 de Marzo, sigan golpeando a quienes reclaman recuerdo a los fallecidos y heridos hace 30 años, sólo por pretender una mejora en sus condiciones laborales, trabajadores empujados y humillados una y otra vez por estos seres educados para golpear hábilmente, para disolver y detener.
No sé cuál es el ciclo formativo que corresponde y logra tal fin en ciudadanos que potencialmente fueron y son trabajadores y tienen sus demandas, pero me preocupa. Los que tenemos siempre zapatos nuevos por gastarlos en manifestaciones sabemos a qué nos arriesgamos; no es fácil reivindicar y mantener ideas ante tanta soflama oportunista denominada progresista o democrática. Sabemos que si se logra cambiar los escenarios políticos, sociales, humanos, es por la lucha de los empecinados recibehostias de siempre, no por los acostumbrados a servir y que persiguen impo- nerse de una u otra forma en el poder. Habrá que decirlo alto y claro: por más que pretendan adoctrinarnos y engañarnos, los derechos sociales, de igualdad, culturales, la justicia social... se logran por la lucha de los oprimidos y perseguidos. Es como que cada pelotazo, golpe o pérdida fuera un pequeño avance.
Por cierto, en estos días en los que muchos claman no utilizar a los muertos, en mi pueblo se ha celebrado una vez más el homenaje a los participantes en la batalla de Matxitxako, donde mi aitxitxe Aniceto Astoreka también tomó parte. Me siento orgulloso; es justo recordar el mismo derecho a quien reclama hoy el duelo a sus muertos nos guste o no. Lo demás sólo es justificar que los muchachos sigan haciendo el 3 de Marzo o cualquier otro día días de dolor, golpes y de humillaciones, sólo por agradar a sus amos.
El derecho a manifestarse sigue costando demasiado por el empecinamiento de quienes quieren limitarlo. -
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