Raimundo Fitero
Ruido
Primero va el ruido y después el rayo. ¿O es al revés? En, según qué informativos, primero va el ruido y después, más ruido. El ruido ciega la información. Pero lo malo es que hay ruido, es decir que no siempre se inventan el ruido. Aunque lo amplifiquen y le pongan eco, porque el ruido les interesa. A veces el ruido es sordo. Otras ensordece. Siempre molesta y no ayuda ni al sueño, ni al diálogo, ni a emplear los nervios. Menos ruido y más nueces.
Cuatro estrenó en horario de máxima audiencia un nuevo formato que no es otra cosa que un contenedor de formatos antiguos. “Cuatro por cuatro” es una oferta informativa con los cuatro estandartes informativos actuales del grupo Prisa. En su anuncio parecía que los cuatro iban a compartir programa, pero solamente comparten cabecera, referencia, ya que cada semana uno de ellos va a mostrar su trabajo, que va desde la entrevista que hará Iñaki Gabilondo, al magacín que presentará Angels Barceló, pasando por el debate de Carles Francino y los reportajes de Jon Sistiaga, que fue el que abrió espacio. Dos catalanes y dos vascos. ¿Casualidad?
Sistiaga se acercó a Al Qaeda por internet. Es decir, buscó rebuscó en las redes cibernéticas todo lo referente a los movimientos islámicos, y con ellos fue trazando una historia de la globalización. La idea es buena; los datos y vídeos aportados eran contundentes, pero sobró, quizás, demasiada literatura que quería marcar el punto de vista del propio reportero. Algo que ya sabíamos previamente, pero al adjetivar, incluso podía parecer que manipulaba. No obstante, algunos vídeos eran realmente escalofriantes. Al igual que las disquisiciones de los teólogos del Islam para discernir entre héroe y terrorista. Es decir, la acción se convierte en una cosa u otra dependiendo a quién alcanza la explosión. Posiblemente fue una contribución al recordatorio del 11-M. Y parece claro que es en estos asuntos donde más hay que apartarse del ruido perturbador para buscar una manera de entendimiento, comprensión, para no instalarse en el vacío. Se trata de un asunto donde todo está muy ideologizado y no se puede despachar superficialmente. -
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