La bandera tricolor se iz� en Eibar hace hoy 75 a�os
Tres cuartos de siglo han transcurrido ya desde que el 14 de abril de 1931 se proclamara la segunda Rep�blica. Y aunque el cambio pol�tico fue en el �mbito del Estado espa�ol, un municipio vasco, Eibar, fue el primero en ondear en el balc�n de su Ayuntamiento la bandera tricolor y en instaurar el cambio en la localidad. Lo que se conoce menos es que este hecho se debi� a un malentendido.
Diez horas de incertidumbre y zozobra se apoderaron de Eibar hace hoy 75 a�os, despu�s de los primeros momentos de emoci�n tras los comicios del d�a anterior, hasta conocerse oficialmente la proclamaci�n de la II Rep�blica en el Estado espa�ol. Y es desde que minutos antes de las seis de la ma�ana del 14 de abril de 1931 el municipio armero pasara a los anales de la historia como la primera localidad en declarar el cambio de r�gimen, y el pertinente nombramiento oficial en Madrid pasaron varias horas. No fue casualidad que fuese un municipio vasco el primero en anunciar el cambio pol�tico, aunque seg�n recogen las narraciones de varios historiadores, s� pecaran de cierta ingenuidad. Fue una capital vasca tambi�n, Donostia, la que un a�o antes, el 7 de agosto de 1930, escenific� la alianza republicano-socialista que m�s tarde triunf� en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en coalici�n, lo que propici� el esperado cambio de r�gimen. La dictadura de Miguel Primo de Rivera, padre del fundador de la Falange Espa�ola, manten�a ahogadas hasta un a�o antes las reivindicaciones sociales y populares, m�s a�n en lo referente a Euskal Herria. Aunque las formaciones nacionalistas de la �poca no tomaron parte en el pacto de Donostia, tras los primeros comicios optaron por sumarse a la proclamaci�n republicana, despu�s de ilustrar la divisi�n existente entre nacionalistas. Y es que ANV se posicion� con anterioridad a favor de coaligarse a la conjunci�n republicano-socialista, en consonancia con su obetivo de un Estado republicano vasco. El PNV, en cambio, en primera instancia, no estaba por la labor. Seg�n recoge la edici�n del 15 de abril del diario republicano �La Voz de Guip�zcoa�, las juntas de ANV y PNV de Donostia se�alan en una nota conjunta, que �acuerdan saludar con efusi�n el advenimiento de la Rep�blica�.
La carcel de Ondarreta
La principal raz�n de que Eibar fuese el primero en proclamar la instauraci�n de la IIRep�blica resid�a en la c�rcel de Ondarreta. Y es que en 1930, despu�s de caer la dictadura de Primo de Rivera, una tentativa golpista intent� establecer el r�gimen republicano en el Estado espa�ol; un intento que no triunf� y que llev� a la c�rcel a sus protagonistas. Algunos participantes en la intentona se encontraban en la c�rcel de Ondarreta, y fue desde ese penal desde donde decidieron enviar emisarios a los pueblos m�s importantes de Gipuzkoa con el objetivo de que se preparasen ante el previsible cambio electoral que pod�a provocar la huida del rey espa�ol Alfonso XIII, seg�n relata el historiador eibarr�s Jes�s Guti�rrez. Era lunes, 13 de abril, cuando comenzaron a conocerse algunos de los resultados de los comicios del d�a anterior, que atestiguaban ya el inminente cambio. El encargado de comunicar a los eibarreses las consignas adoptadas en Ondarreta llegar�a a Eibar a las 4.00 de la ma�ana del d�a 14, y tras reunirse con el l�der local de la coalici�n republicano-socialista, se proclam� el cambio de r�gimen apenas dos horas despu�s. Con el pleno convencimiento de que en el resto de los municipios vascos y en el Estado espa�ol se estaban desarrollando los mismos hechos, la instauraci�n de la IIRep�blica se comunic� puerta a puerta en la localidad armera, reuniendo a la mayor�a de la poblaci�n en la plaza del Ayuntamiento. A las 6.50 se iz� en el Consistorio de Eibar la bandera tricolor por vez primera; una hora m�s tarde llegar�a la sorpresa. Y es que con la llegada del tren de las 8.00 se recog�a la prensa del d�a. Y para desconcierto de los eibarreses la IIRep�blica a�n no hab�a sido proclamada de forma oficial. La zozobra, la confusi�n y el miedo a las represalias comenzar�a a apoderarse de los vecinos de la localidad. �Yo os dije preparar, no proclamar�, ser�a la respuesta que el emisario dar�a a las incesantes preguntas de los representantes de la coalici�n en Eibar. La angustia generalizada terminar�a a media tarde con las noticias de que en Barcelona, Madrid, Sevilla y otros municipios del Estado espa�ol se estaba anunciando la llegada del r�gimen republicano, tras la huida del Borb�n. Aunque en la edici�n del 15 de abril �La Voz de Guip�zcoa� se hacia eco del cambio pol�tico con perspectiva de Estado espa�ol, el cronista de Eibar afirmaba emocionado que �la gallard�a de los eibarreses quedar� registrada en la historia�. El d�a 15, ante una espont�nea manifestaci�n a favor del r�gimen republicano, la bandera tricolor volver�a a ondear en el Consistorio. Seg�n la cr�nica de �La voz de Guip�zcoa�, la banda municipal �fu� lanzando por todas las calles las alegres notas de �La Marsellesa�, recibida con vivas y aplausos vigorosos�. Despu�s del triunfal pasacalles llegar�a el turno de la jura de bandera de la Guardia Civil, en el mism�simo cuartelillo. El nuevo alcalde incluso les regal� una bandera republicana, seg�n el relato recogido en el citado diario. Eibar fue tambi�n uno de los primeros municipios en aprobar una moci�n en la que se enunciaba el anhelo de un Estatuto vasco. M�s tarde se extender�a la tarea estatutaria en todos los municipios de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria. En la moci�n que aprob� el Ayuntamiento de Eibar el 18 de abril s�lo cuatro d�as m�s tarde de haberse proclamado la Rep�blica, se afirmaba lo siguiente: �El Pa�s Vasco, que tiene una personalidad propia, caracterizada por su tradici�n, por su lengua y la naturaleza �tnica de sus habitantes, tendr�, gracias a esta revoluci�n ejemplar, la ocasi�n de cristalizar sus leg�timas aspiraciones auton�micas�.
Mocion pro estatuto vasco
Pero lo cierto, es que pese al protagonismo que los territorios vascos tuvieron tambi�n en el cambio pol�tico hacia la Rep�blica, en los comicios del 12 de abril en ning�n territorio vasco s� en algunos municipios como Eibar sali� vencedora la conjunci�n republicano-socialista, seg�n recoge Francisco Letamendia en su enciclopedia �Euskadi, pueblo y naci�n�. En Gipuzkoa, las opciones nacionalistas y carlistas obtuvieron 369 concejales frente a los 111 republicano-socialistas; en Araba, 108 fueron las concejal�as para los republicanos y socialistas y 170 nacionalistas y carlistas; en Nafarroa, frente a los 279 de los alfonsinos, los republicanos y los socialistas obtuvieron 342 concejales, y 370 los nacionalistas y carlistas; por �ltimo, en Bizkaia, fueron 419 las concejal�as para los nacionalistas y los carlistas, mientras que la conjunci�n republicano-socialista recib�a 157. Con la instauraci�n en Eibar de la II Rep�blica se inici� as� un nuevo per�odo pol�tico en el que adem�s de recuperar la situaci�n existente antes del inicio de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se llevaron a cabo diversos cambios de car�cter social y democr�tico, como el reconocimiento del voto a las mujeres, la reforma agraria o el inicio de negociaciones pol�ticas sobre los estatutos de autonom�a catal�n y vasco. Este �ltimo fue recortado en Madrid. Cinco a�os m�s tarde, con el alzamiento fascista del 18 de julio de 1936 comenzar�a otro largo per�odo dictatorial en el que los ciudadanos vascos ser�an directamente golpeados durante decenios e instaur� las bases de la actual Monarqu�a espa�ola. El protagonismo de Eibar en el inicio de la II Rep�blica no fue olvidado tampoco por las tropas fascistas, quienes bajo el mando del general Emilio Mola y el general�simo Francisco Franco, llegar�an hasta el centro de la localidad armera arriar la bandera tricolor republicana e izar la rojigualda com el �guila imperial. 40 a�os de fascismo acababan de comenzar. -
DONOSTIA
Electos donostiarras en la carcel
En Donostia, la proclamaci�n de la Rep�blica se celebrar�a en la noche del 15 de abril. Pero a primera hora una comisi�n de los concejales electos de los comicios del d�a 12 se present� en la Delegaci�n del Gobierno espa�ol en Gipuzkoa, para pedir la libertad de los presos pol�ticos recluidos en la c�rcel de Ondarreta. La abogada Clara Campoamor encabezaba la delegaci�n. De nuevo, por la tarde, el nuevo concejo municipal acudir�a a la sede de la Gobernaci�n; unas horas m�s tarde, con el conocimiento ya de la proclamaci�n de la Rep�blica y la huida del rey , los nuevos electos se unir�an al gent�o que abarrotaba ya las calles. El gripo de �Gora Euskadi askatuta!� y los vivas a un Estado republicano vasco, eran algunas de las consignas que se corearon ese d�a en Donostia, seg�n recog�a �La Voz de Guip�zcoa�. La constituci�n del Ayuntamiento se tuvo que retrasar al decretarse, por la noche, la puesta en libertad de los dieciocho presos pol�ticos de Ondarreta. Reforma agraria en nafarroa
La reforma agraria mediante el reparto de las tierras que eran propiedad de grandes latifundistas fue uno de los retos a los que la II Rep�blica trat� de hacer frente en Tafallaldea y Erribera, seg�n explica el historiador Jos� Mar�a Jimeno Jur�o en el tomo de sus obras completas que edita Txalaparta, junto a Udalbide y Euskara Kultur Elkargoa, dedicado al periodo 1931-1936. El historiador artajon�s explica como los campesinos navarros la mayor�a de la poblaci�n en un herrialde agr�cola ten�an que acudir diariamente a la plaza de los pueblos para ser contratados a jornal. En localidades como Sartaguda, el 79,16% de la tierra pertenec�a al Duque del Infantado. Con la llegada de la II Rep�blica y el acceso de las clases populares a los ayuntamientos, la reforma agraria se converti� en un punto clave en la agenda pol�tica navarra para disgusto de los latifundistas, que dispon�an de �Diario de Navarra� y diputados como el conde Rodezno o Rafael Aizp�n para defender sus intereses. La incorporaci�n de Nafarroa al Estatuto vasco fue otro de los frentes que tuvo abierta la derecha navarra. Tal y como se�ala Floren Aoiz en �El jarr�n roto�, la uni�n de los cuatro herrialdes de Hego Euskal Herria en un �nico ente pol�tico era nefasta para el mantenimiento del sistema caciquil por parte de la oligarqu�a navarra.
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