Tl ciclo electoral latinoamericano, iniciado con las elecciones de Evo Morales, en Bolivia; de René Preval, en Haití, y de Michelle Bachelet, en Chile, concluirá con la elección argentina en abril de 2007. El continente saldrá de esas elecciones con la cara que ostentará en la primera mitad del siglo.
No es exagerada esa afirmación, porque una serie de proyectos embrionarios pueden consolidarse y alcanzar un carácter casi irreversible como la nueva Constitución boliviana, el gasoducto continental, la Comunidad Sudamericana de Naciones o pueden quedar estancados y revertidos con la reanudación de su opuesto: el Area Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la consolidación de la hegemonía de EEUU sobre el continente.
Las elecciones peruana y ecuatoriana esta última en octubredecidirán no sólo la orientación del nuevo presidente de esos países en crisis prolongada, sino también si ellos suscribirán los acuerdos de libre comercio que los actuales mandatarios prepararon con el gobierno actual de Washington.
De ahí las inmensas manifestaciones del movimiento indígena ecuatoriano, que por ahora ya impidió la firma del acuerdo, acto que estaba previsto para el 24 de marzo. Su lucha tiene que ver con la realización de un plebiscito nacional, además de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, al estilo de la decisión boliviana.
La victoria del candidato nacionalista en Perú, más allá de la polémica sobre su trayectoria, representaría el rechazo a esa firma y la decisión de dar prioridad al proceso en curso de integración regional.
Lo mismo puede darse en Ecuador. Todo depende del enfrentamiento que sigue pendiente entre los movimientos sociales actuales y el gobierno que encabeza Alfredo Palacio.
elecciones en mexico
La probable elección del ex jefe de Gobierno de Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, como presidente de México, puede no representar la salida de ese país del ALCA; sin embargo, posibilitará acuerdos con el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la participación en otras iniciativas continentales Petrosur y Telesur, lo que representará un duro golpe a la influencia estadunidense sobre su vecino del sur.
Las relecciones de Néstor Kirchner, en Argentina, y de Hugo Chávez, en Venezuela, muy probables, consolidarán algunos ejes del actual proceso de integración regional.
En cambio, la posible relección de Alvaro Uribe, en Colombia, permitirá a EEUU mantener a su único gran aliado en la región; sin embargo, este proceso y el gobernante seguirán marcados por una guerra interna que, al parecer, no pueden controlar. Por lo que hace a las lecciones en una nación como Nicaragua, de difícil pronóstico, puede sumarse un gobernante crítico de EEUU a la lista actualmente existente.
De todas las elecciones, la que más peso puede tener en el futuro inmediato del continente será la que habrá de celebrarse en Brasil. Esto es así debido al lugar estratégico que ha ocupado por la política exterior ese país sudamericano en los años del gobierno Luiz Inácio Lula da Silva. Fue Brasil la nación que consiguió inviabilizar el arranque del ALCA, previsto para enero del año pasado.
La nación carioca funciona como un eslabón de articulación entre los gobiernos más radicales, como Cuba, Venezuela y Bolivia, con otros más moderados, Uruguay o Argentina.
La continuidad de esta política, en un contexto regional mucho más favorable, representará un eje seguro de articulación y de fortalecimiento de los proyectos de integración existentes y de muchos otros.
De lo contrario, EEUU volverá a tener un aliado seguro en la región, que trabajará para que se reanude el debate interrumpido sobre el ALCA y se aísle a los gobiernos críticos, como Cuba, Venezuela y Bolivia, lo que representará, en los hechos, un retroceso sin par en el futuro de América Latina.
Es sólo una de las cuestiones que se juegan en las elecciones de este año y el próximo en el subcontinente, pero que tendrán un desenlace fundamental, pues habrán de definir la cara de América Latina y el Caribe en la siguiente década. -
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