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Gara > Idatzia > Mundua 2006-05-05
Humberto MANCILLA | Abogado y director de cine boliviano
«Lo que ha hecho el presidente Evo Morales es respetar la voluntad del pueblo boliviano»
Humberto Mancilla presentó en la Universidad de Leioa su película ‘El espíritu de Tupaj Katari’, coincidiendo con la polvareda organizada en el Estado español y, en menor medida en la UE, por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia. «Tenemos todo el derecho a ser soberanos», afirma este abogado y cineasta boliviano zanjando la cuestión.

Humberto Mancilla opina que el miedo de siglos que impidió avanzar a Bolivia no volverá. Afirma que la nacionalización de los hidrocarburos no es más que la «recuperación» de los recursos naturales y el cumplimiento de los deseos de los bolivianos, expresados a través de una consulta en 2004. La configuración de un nuevo Estado está en marcha en el país andino.

­¿Qué supone para Bolivia la nacionalización de los hidrocarburos tras años de saqueo?

En Bolivia ha habido un saqueo permanente de los recursos naturales, que se ve expresado en los niveles de pobreza que refleja el país en su desarrollo humano, pero también es cierto que ha concluido un ciclo de gobiernos que se han ocupado de enajenar nuestros recursos. Con este nuevo gobierno, con otras características, ahí están las primeras medidas, que tienen que ver sobre todo con la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la recuperación de los recursos naturales, entre ellos el gas y el petróleo. ¿Cuál es el impacto? El mayor es que el pueblo boliviano está recuperando algo que le habían arrancado. Ese es un primer dato. Esta nacionalización, aunque más que nacionalización es una recuperación de los bienes que tiene el Estado boliviano, es la adecuación a las leyes bolivianas. Por ejemplo, la actitud de Evo Morales es una actitud soberana, de independencia ante los demás estados.

A nivel social y político, el Gobierno de Evo Morales se reafirma en una línea que se está trazando desde su elección. Bolivia tiene que construir un poder distinto, tiene que convivir con una especie de neoliberalismo porque el cambio es muy difícil, pero en los hechos estamos recuperando la economía para el propio Estado boliviano, es decir, para la gente.

­¿Qué opina de las críticas hostiles que se han escuchado desde la UE y, especialmente, del Estado español?

No hay que ser temerosos de estas medidas. Estamos tratando de poner, lo que se dice a corriente, una legislación que tiene que ser respetada. Tenemos unas leyes que, necesariamente, tienen que ser tomadas en cuenta. Los contratos que han sido suscritos bajo el régimen de Gonzalo Sánchez de Losada ­expulsado del poder tras las grandes movilizaciones en 2003­, han vulnerado directamente la Constitución política del Estado. Si revisamos la Constitución, la nueva Ley de Hidrocarburos promulgada en 2005, producto de todo un movimiento social enorme, y el fallo del propio Tribunal Constitucional, ahí están la razón y la causa de por qué Evo Morales está haciendo respetar la Constitución. Creo que estamos ingresando a un Estado de Derecho pleno, de soberanía plena. Nosotros, como bolivianos, tenemos también el derecho a establecer las reglas.

­En algunas declaraciones se siente un poso de viejo colonialismo. Por ejemplo, Javier Solana, representante de política exterior de la UE, dice que «yo creí que Evo Morales había entendido bien lo que le había dicho». ¿Qué opina?

Es muy complicado cuando todavía nos quieren minorizar como Estado boliviano. Si hay que pedir permiso a los ‘mayores’, que todavía quieren seguir dominándonos u oprimiendo, no vamos a poder ejercer nuestro derecho soberano. Si bien somos un Estado pequeño, que quiere desarrollarse, que quiere buscar su propia justicia, tenemos todo el derecho a ser soberanos. Creo que lo que ha hecho Evo Morales es respetar la voluntad del pueblo boliviano. Hubo una consulta en 2004, un referéndum vinculante donde se preguntaba al pueblo boliviano si quería o no recuperar los recursos, y el resultado fue mayoritario. Un aspecto más, el decreto 28701 ­el de la nacionalización­, tiene varios considerandos y además está dedicado a los ‘Héroes del Chaco’, aquellos que dieron su sangre, su vida por la defensa de los recursos estratégicos. Y son esos considerandos los que explican por qué el pueblo boliviano toma está decisión urgente y son el verdadero rostro del decreto. La pobreza del pueblo boliviano viene porque muchos de los recursos económicos salen de Bolivia y no retornan.

­Hace unos pocos años a una decisión de este tipo le habría seguido un golpe de Estado. ¿Hay alguna posibilidad de involución por parte de los sectores conservadores bolivianos?

En realidad esta es una tercera nacionalización. Más allá de pensar en una involución tengo fe porque Bolivia está viviendo un nuevo tipo de gobierno, más cercano a los intereses de la gente y sobre la base de un programa de mínimos y máximos. Evo Morales está cumpliendo los pasos trascendentales sobre los mínimos. La Asamblea Constituyente es un gran reto para Bolivia. Se va a discutir un nuevo pacto social en un ambiente de plena democracia con la participación de todos los sectores. En Bolivia se ha producido una revolución democrática. No es sólo que surge un presidente indígena en las elecciones de 2005, es un proceso de acumulación de muchos años, en los que los movimientos sociales permiten la llegada de un presidente de estas características. En otras palabras, los mínimos se están comenzado a cumplir, Asamblea Constituyente, recuperación de los recursos naturales. Otros mínimos son el tema del territorio y el respeto a los derechos humanos, económicos y culturales de la gente.

Pero sí se podrían producir resistencias de los sectores conservadores. Habría una suerte de oposición, pero lo que hace el presidente es apoyarse en la decisión popular.

­¿Quizá lo que más preocupa a los nuevos colonialistas sea el ejemplo que otros pueblos puedan tomar de Bolivia?

Tengo mis dudas cuando la prensa trata de hacer un escándalo con ciertos adjetivos. Todo el mundo puede preocuparse por sus intereses, pero nosotros también tenemos razones que nos llevan a tomar medidas políticas. En ese caso es una medida de plena soberanía. Queremos que el mundo entienda al pueblo boliviano que lo que se está haciendo simplemente es recuperar unos recursos para el bienestar. Nos falta mucho dinero para financiar nuestro propio desarrollo. Nos faltan medios para construir carreteras, para pagarle al maestro o al trabajador de la salud. No podemos seguir manteniendo en Bolivia un salario mínimo de alrededor de 60/70 dólares. Las cosas tienen que cambiar. Es incomprensible que un país con tantas riquezas naturales mantenga a su gente prácticamente en condiciones de extema pobreza. Teniendo tanta riqueza no queremos ser pobres.

­¿Le preocupa la demonización que sufre Evo Morales por parte de cierta prensa?

Evo Morales es sangre nueva, heredero de una cultura que ha resistido durante muchos siglos. El es aymara, sabe por dónde está caminando. Es normal pensar que Hugo Chávez o Fidel Castro vean con buenos ojos el movimiento indígena. Creo que hay un afán de justicia social que los une. Pero lo que sucede en Bolivia con esta revolución democrática y cultural es que está permitiendo que grandes sectores sociales que siempre han estado invisibilizados sean tomados en cuenta, inclusive por medios de comunicación que nunca se referían a ellos. Evo Morales, antes de ser presidente, era criticado como un posible dirigente cocalero que estaba al servicio de otros intereses.

­¿La ‘nación clandestina’ (indígena) que se dejó ver en los años 90 ha comenzado a hacerse dueña de su propio futuro?

La ‘nación clandestina’ ha estado invisibilizada por muchos años. El estado colonial y el estado republicano ignoraron su presencia; en 1952 le permiten participar con el voto y la Constitución política del 1994 reconoce el carácter multicutural y multiétnico, y creo que esta acumulación de fuerzas que se da alrededor de la nación indígena originaria es producto sobre todo del grado de conciencia política que tienen los pueblos. Bolivia es heredera del espíritu de Tupaj Katari, aquel líder que en 1781 fue descuartizado por haberse rebelado ante la injusticia, y en este momento esa nación clandestina ha decidido tomar un rumbo diferente. Naturalmente es entrar dentro de la democracia con el reconocimiento pleno de sus derechos vía Asamblea Constituyente y, sobre todo, es el reconocimiento de su diversidad cultural. La tarea es construir un nuevo tipo de Estado, que tal vez todavía no está definido en los diccionarios de ciencias políticas y jurídicas. Hace poco tuve la oportunidad de escuchar en Madrid dos conferencias, una de Leonardo Boff y otra de Alain Touraine, y los dos se refieren a Bolivia como la esperanza, no sólo para América Latina, sino la esperanza para poder definir un nuevo tipo de estado y nuevas relaciones políticas y sociales entre los seres humanos.

­¿Cuál es la ubicación del ‘ayllu’ en esa nueva organización social?

El ayllu ha madurado desde el 97 a través del Consejo Nacional de Ayllus y Marcas y hoy es un actor determinante de los cambios sociales en Bolivia. El ayllu es algo así como la persona jurídica por la que se expresan los conocimientos ancestrales y culturales de la nación originaria. El ayllu va a determinar la nueva composición del estado boliviano.

­¿Cómo observa el futuro después de los pasos dados?

Vamos a hablar de una nueva terminología que pueda ser incorporada al propio diccionario político y jurídico de los países. Vamos a poder hablar de un estado multinacional y multicivilizatorio. El futuro para Bolivia es sobre todo de soberanía, de respeto al derecho de autodeterminación que tienen los pueblos, de la posibilidad que en base al respeto a las propias fuerzas productivas Bolivia va a salir adelante. Bolivia quiere salir de su pobreza económica por decisión de los bolivianos y por el entendimiento y la solidaridad del mundo.

­¿Quizá lo más importante, al observar Latinoamérica, sea el fin del miedo, por ejemplo en Bolivia o la salida a la luz de los migrantes en EEUU?

Ese movimiento que se está expresando con los migrantes en EEUU se observa con los migrantes en España. La humanidad entera no puede estar sometida en el siglo XXI a determinados niveles de desigualdad y dominación. El miedo, en realidad, termina siendo lo que el escritor uruguayo Eduardo Galeano dijo en la toma de posesión de Evo Morales: ‘el miedo ha sido la causa para que muchas de nuestras aspiraciones no hayan llegado a cumplirse’. Ahora que nos estamos despojando del miedo, ese miedo ya no va a volver porque estamos definitivamente decididos a hacernos respetar. -


 
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