Maite Soroa
Escriben y se autoretratan
Vivimos, dicen, tiempos nuevos, pero hay quien no puede evitar que su viejo estilo le delate en su miseria. Abran los periódicos y encontrarán muchos ejemplos.Ayer, en “Diario de Navarra”, José María Calleja volvía a la carga con su particular e inimitable estilo. Juzguen. Se refería Calleja al cierre de la herriko taberna de Zamudio y hablaba de Fernando Grande Marlasca como «juez cabal y documentado». A partir de ahí puede esperarse cualquier cosa. En un alarde teórico, aseguraba que «después de años de impunidad, en los que la banda y sus servicios auxiliares crecieron apoyados en el miedo que sembraban y no en el grado de aceptación política voluntaria que pudieran suscitar sus postulados, el sectario mundo etarra ha visto (...) cómo ilegalizaba su aparato político y, al tiempo de todo esto, cómo la reacción ciudadana era, como mucho, meliflua». Pues si sus postulados no suscitaban apoyos voluntarios, sobraba que los ilegalizaran. Pero hay quien ha hecho de la incoherencia intelectual norma básica de comportamiento, y ahora nos suelta una perla: «El cierre de las sedes de los simpatizantes de ETA lo hizo el juez Garzón. Muchos pensaban que era atribuible sólo a él la puesta en práctica de determinadas decisiones judiciales (...) y es ahora Grande-Marlaska el que toma decisiones para atajar los delitos; y la extorsión es un delito. La justicia sigue funcionando». Y cabe repasar el mismo artículo de Calleja y ver que la acusación contra Meñika es portar unos bonos que se venderían a quien quisiera comprarlos. ¿Dónde está la extorsión? El problema de algunos es que, tal vez, hubiera muchas y muchos dispuestos a comprarlos. Eso no les entra en la cabezota. Y, casi sin quererlo, Calleja dibuja su propio retrato:
«El caso es que tantos años de terrorismo nacionalista vasco han hecho que éste
se convirtiera en una forma de vida para muchos. Desde luego que para los
terroristas, pero también para quienes les apoyaban, pegados a ellos, en su
labor criminal, y también para el tercer círculo concéntrico: para los que han
hecho de su apoyo al terrorismo una forma de vivir, de obtener ingresos y de
ahorrarse eso tan engorroso que es tener que buscar un trabajo por uno mismo,
prepararse, formarse, y luego madrugar; esas cosas que hacemos el resto de los
mortales y que a tanto merluzo batasuno le suena a algo ajeno». Repasen la obra
y milagros de Calleja y verán quién ha convertido el conflicto en un modus
vivendi. msoroa@gara.net
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