Raimundo FITERO
Encadenada
La televisión se ha convertido en el instrumento de todas las metáforas contemporáneas. Los clásicos griegos se dedicarían hoy al vídeo-arte o a las tertulias sociales. ¿Qué entendemos hoy por sociales? No, no piensen mal. ¿Qué queremos decir cuando decimos sociedad? ¿Qué quiere decir sociedad vasca? Los árboles no nos dejan ver el Prado. Y si lo ponemos en minúscula, prado, el asunto adquiere dimensiones agropecuarias. Que la baronesa se ha vuelto ecologista. Además de conservar el arte de propiedad privada de mayor entidad histórica y artística, ahora defiende a los plátanos del paseo. Y si es necesario se encadena.Pues bien, una de las pocas cosas sensatas que puede hacer esta mujer de larga trayectoria social y cultural, se convirtió en la tarde del viernes en un leiv motiv para que en todos los programas de la chacinería catódica hicieran bromas o promesas sobre su encadenamiento. Los del tomate, ya se encadenaron, Boris Yzaguirre asegura que lo hará durante todo el fin de semana. Pues bien ni así va a levantar la audiencia de su programita, “Channel nº 4”. Ni con sus gritos histéricos, ni con sus docenas de invitados. Le están poniendo todo, en cuanto a dinero se refiere, para que remonte el vuelo. De todo, a espuertas, menos inteligencia y sabiduría, que es lo que requiere esta opción para que no se parezca tanto a todo lo que le rodea en el mando a distancia. Así que aproveche la ocasión porque después del verano deberá buscar otra plataforma para vender libros. Lo del Estatut se está convirtiendo en una grosería política. Hay más que motivos para encadenarse, pero no sé sabe bien a qué: ¿árboles, arbolitos, parras, torres de tendido eléctrico, farolas o postes de portería? Hay que esforzarse mucho, pero mucho, para hacerlo peor. Si la catalana Tita Cervera ha provocado un enfrentamiento en las entrañas del PP madrileño, los síes y los noes del caricaturesco personaje televisivo autodenominado Carod Rovira le dan un magnífico balón de oxígeno político a la derecha española y todo apunta a que acabará en los brazos de la derecha catalana. Esto no lo arregla ni Eto'o. -
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