«Con la venta de Gamesa el dinero de los contribuyentes beneficiará a unos pocos»
La plantilla de las plantas aeronáuticas de Gamesa sigue esperando conocer su futuro tras la venta a un grupo liderado por Caja Castilla La Mancha y el ex consejero delegado, Ignacio López Gandasegui. El presidente del comité, Aitor Bezares, reprocha a las instituciones su falta de compromiso para defender el empleo y la actividad y cree que las ayudas que dieron al grupo han acabado en los bolsillos de BBVA e Iberdrola.
El pasado 25 de abril, Gamesa firmó la venta de sus
filiales aeronáuticas a un grupo liderado por Caja Castilla La Mancha. Los
trabajadores no ven claros los planes de los nuevos propietarios y esperan que
resuelva el problema de la falta de carga de trabajo que arrastra desde que
Gamesa abandonó el interés por este negocio. Aitor Bezares, presidente del
comité de la aún denominada Gamesa Producciones Aeronáuticas, ha echado en falta
el amparo que las instituciones habían prometido .
¿Qué opina de cómo se ha materializado la venta?
Cuando se hablaba de la venta barajábamos dos posibilidades. Que fuese un especulador, un accionista que tiene intención de comprar para ver crecer su dinero apostando en la jugada, o bien que fuese alguien metido en el negocio. Arrastramos el problema de falta de trabajo desde que el desinterés de Gamesa se hizo público allá por 2002. Y apostábamos porque el comprador fuese alguien metido en el negocio y corrigiera ese problema.
Al final la compra ha sido liderada por la Caja de Castilla La Mancha, una entidad financiera.
Ha sido un financiero y lo único que puede tener de esperanzador es que la cabeza visible sea Gandasegui, que es una persona que conoce muy bien el mercado aeronáutico y al situación de Gamesa Aeronáutica. Fue consejero delegado de Gamesa, y parece que salió con algún rebote, por lo que si todavía tiene ganas de volver es porque ve que el negocio aeronáutico funciona. Otra cosa es que quienes lo han dejado lo hayan visto menos rentable que el eólico. Ahora lo importante es conocer si la apuesta de López Gandasegui pasa por trabajar aquí y mantener el nivel de empleo que ha generado la empresa y aumentarlo, o si el socio financiero, que parece que tiene la capacidad de decisión, va a apostar por trabajar en la comunidad a la que pertenece.
Entonces ven riesgo de que no sólo no llegue carga de trabajo sino de que incluso se traslade a otros lugares.
El riesgo de deslocalización lo vemos por dos razones. Por un lado porque, tras el proceso de venta, el comprador que aporta el dinero es de una comunidad autónoma que pretende ser puntera en el negocio aeronáutico en el Estado español está previsto fabricar el Eurocopter en Albacete y generar miles de empleos directospero, por otra parte, el plan Prega, con el que pretendían meter a Gamesa aeronáutica dentro de lo que ellos denominan «costes», ya contaba con una intención deslocalizadora. A medio o largo plazo preveían trabajar en un país que llaman de economía emergente y nombraron a Rumanía con la intención de que si nosotros aquí fabricamos a un coste de diez y en un país emergente se puede fabricar a dos, trabajando en los dos sitios el precio del producto final podría estar a cinco. Nos han comunicado que el plan Prega sigue vigente y que hasta el último momento de la venta era el plan que Gandasegui conocía perfectamente y tenía intención de desarrollar.
Una de las previsiones del plan Prega era el recorte de plantilla. Esta amenaza también sigue presente, pero ya no existe la posibilidad de traslado a empresa eólicas del grupo.
Nunca han querido solucionar la falta de carga de trabajo con nuevos proyectos, y eso que estamos en un momento de recuperación del sector. Veían que el volumen de plantilla se podía ir limando pasando personal al negocio eólico y en ese momento esa posibilidad ya no existe.
Desde algunos partidos políticos se ha reprochado a las cajas vascas que no hayan optado a la compra, cuando sí lo ha hecho una entidad foránea. ¿Los trabajadores realizan la misma crítica?
Los reproches se los haría a las administraciones públicas. Las cajas no son entidades absolutamente privadas, sino que detrás están los políticos. Si hubieran tenido verdadera intención de hacer un seguimiento del proceso lo habrían hecho. La administración pública es realmente quien da luz verde, ámbar o roja a las cajas para tomar decisiones de este calado. Si no lo han hecho, es porque las administraciones no han querido jugar ningún papel. Ya existía una banca “vasca” porque la única bandera que les mueve es el euro, que es el BBVA y ha decidido darnos la patada. El reproche se lo haría a la administración, que se está escudando en las cajas para buscar un culpable fantasma cuando son los políticos los que dirigen esas cajas.
¿Han jugado las instituciones el papel que esperaban?
Las instituciones sólo han generado desconfianza. En el Parlamento nos pasaron la mano por la espalda, con palabras cargadas de buena voluntad, diciendo que iban a hacer seguimiento del proceso, pero nunca hemos sentido ese amparo. El dinero de la administración pública se lo han metido bolsillos privados. BBVA, Iberdrola y la actual dirección de Gamesa se han beneficiado de las ayudas de la administración, y ahora pretenden lograr un mayor rédito al multiplicar el negocio eólico. Y el dinero de los contribuyentes sólo va a servir para enriquecer a unos pocos. Cuando estuvimos en el Parlamento y les comentamos este problema, el PNVnos dijo que Gamesa ya había devuelto con creces el dinero prestado por la administración pública. Pero cuando hablamos de ayudas hablamos de la facilidad para la adquisición de suelos como el de Berantevilla, el del Parque Tecnológico, contratos, subvenciones a la formación...el número de ayudas es infinito. La administración pública vasca hizo una apuesta estratégica y lo triste es que todo el beneficio lo han acabado metiendo al bolso los vendedores.
Estas instituciones han mostrado confianza en que se mantendrá la producción en Araba. ¿Tienen los trabajadores la misma confianza?
No sé que datos tienen los políticos para decir que mantienen la confianza. La caja de Castilla La Mancha, como las de aquí, también tiene políticos detrás, algunos de ellos conocidos, que no creo que tengan la intención de apostar por este proyecto y por este pueblo.
Durante el proceso de venta, los representantes de los trabajadores se han quejado de la falta de información. Ahora que se ha materializado, ¿ha cambiado esta situación ?
La falta de información no acaba con la firma del contrato de venta. Se prolonga y todavía nadie se ha reunido con nosotros para aclararnos el futuro o un plan industrial. El proceso ha sido muy largo. En 2002 tomaron la decisión de quitarse de encima el negocio eólico, tras la caída del mercado aeronáutico a nivel internacional, y porque tienen otro negocio que les resulta más rentable, que es el eólico. Desde entonces ha habido muchas noticias pero poca información, porque nunca han venido a tratar directamente con la parte social. Incluso cuando se trató de la posible creación del grupo Alerion tampoco se nos comunicó nada y nos íbamos enterando por la empresa. Ahora, por hartazgo, recurrimos a los sindicatos para que, desde otro nivel, mantuvieran una relación directa con la dirección de Gamesa Corporación. Cuando nos citaron, vino el consejero delegado, Guillermo Ulacia, sólo para decir que desde hace unos minutos ya no tiene una vinculación con nosotros. Desde ese momento se prolonga esa incertidumbre y falta de información, pero amparada en que ya no ven justificado dar información a representantes de trabajadores que ya no están vinculados al negocio que dirigen. ¿Y los nuevos dueños? Los nuevos dueños e Iñaki López Gandasegui, que es la cabeza visible, todavía no se han dirigido a nosotros y tenemos que copiar el protocolo de la anterior ocasión y ser nosotros los que tomemos la iniciativa de llamarles a una reunión.
¿En qué situación se encuentra la carga de trabajo?
Gamesa Aeronáutica tiene bastantes proyectos. Pero nosotros vamos a pelear por el proyecto en este herrialde, donde surgió. En Araba tenemos básicamente dos proyectos. Por un lado, el ERJ-135/145, para el que ya se han fabricado mil unidades y las entregas previstas son aproximadamente 1.200. Ypor otro lado el ERJ 170-180, pero del que fabricamos una parte de la estructura mucho menor. En este momento este avión tiene muy buenas perspectivas de venderse, pero Gamesa sólo fabrica el estabilizador vertical para ambos modelos y el horizontal sólo para el 170. El del 190 se fabrica en Brasil. Fabricamos una parte de la estructura bastante menor que la del 135/145 del que se fabrican las alas, que encima son pares y que realmente han sido el buque insignia del negocio aeronáutico de Gamesa. Hemos llegado a fabricar en torno a las 200 en un año. Hoy en día, las previsiones son de 33 aviones para todo el año, cuando hemos llegado a fabricar 21 en un mes.
¿Y el helicóptero Sikorsky?
Es un programa al que le costó muchísimo despegar, siempre era un prototipo, y cuando empezó a fabricarse en serie se lo llevaron a Sevilla. Siempre han justificado estos desplazamientos con la búsqueda de rentabilidad. Cuando Moasa firmó su convenio, que aumentaba el número de horas y hacía más barata la mano de obra, decidieron traerlo a Moasa. No emplea a mucha gente. Trabajan en torno a 20 personas de las 1.100 que estamos en todo Araba. -
«Hemos orientado la negociación del convenio a mantener el empleo»
Durante el proceso de venta de las plantas aeronáuticas, y con la amenaza del recorte de plantilla, ha ido avanzando, muy lentamente, la negociación del convenio, aún pendiente de firma en Gamesa Producciones Aeronáuticas.¿En que situación se encuentra la
negociación? En las plantas de Fuasa, Moasa firmaron un convenio a la medida de la empresa para ajustarse a los costes de rentabilidad. En Gamesa Producciones Aeronáuticas la negociación se ha ido dilatando ante las pocas perspectivas de firmar un buen convenio. Creo que en breve podríamos alcanzar un acuerdo, porque por fin la empresa ha admitido no aumentar la jornada y no aumentar la flexibilidad, no hacer recortes retributivos y estaríamos a falta de acordar la subida salarial, que rondaría el IPC. LAB y USOestamos dispuestos a un acuerdo si esa subida se repartiera de forma lineal, sobre tablas, para beneficiar a los salarios más bajos. Hemos orientado las reivindicaciones al mantenimiento de la industria aeronáutica y de los empleos en Araba más que a las condiciones, que son importantes pero pasan a un segundo plano. ¿La venta ha acelerado la
negociación? Pensábamos que el final la empresa adoptaría otro ritmo para dejarle al nuevo propietario las cosas tranquilas. Lo cierto es que han gozado de su confianza y no hemos tenido ninguna prisa, porque el ritmo ha sido el que hemos marcado entre las dos partes. En cierta forma, las condiciones que podríamos acordar las asume también el nuevo propietario. - P.R.A.
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