ILADO
La densa columna de humo que se elevaba sobre la localidad de Ilado, en la costa nigeriana, era visible desde el centro de la ciudad de Lagos, la capital económica de Nigeria.
Un corresponsal de France Presse desplazado al lugar contó más de 150 víctimas, aunque matizó que era difícil precisar el número de muertos porque muchas de las víctimas habían quedado reducidas a cenizas.
El jefe de la Policía de Lagos, Emmanuel Adebayo, dijo que el balance provisional era de entre 150 y 200 personas muertas. El policía señaló que las víctimas eran «sospechosas de asaltar la instalación la zona de la explosión es un área restringida al objeto de robar».
Según Adebayo, la explosión se produjo en las cercanías del puerto de Atlas Cove, a unos 7 kilómetros al sur de Lagos y donde están situadas muchas terminales de embarque de crudo, cuando el grupo cargaba bidones llenos de combustible en botes de madera, cuyos motores habían sido dejados en marcha para facilitar la huida.
El policía afirmó que la explosión de uno de los bidones, probablemente causada por el calor de un motor, se extendió al oleoducto y de éste a una localidad pegada a la terminal, donde familias enteras murieron de forma instantánea.
La red de televisión privada Channels mostró los cadáveres carbonizados de muchas de las víctimas del incidente, el último de una serie de explosiones e incendios de oleoductos en los que han muerto miles de personas en el país.
Nigeria, país más poblado de Africa con 130 millones de habitantes, es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y ocupa el sexto lugar entre los mayores productores del mundo, 2,5 millones de barriles diarios. La riqueza petrolífera del país no beneficia, sin embargo, a la población, que vive en la pobreza, al estar en manos de las multinacionales.
En un accidente similar, el 17 de octubre de 1998 murieron más de mil personas al estallar un oleoducto en Atiworo.