«La sombra de Fausto», novela y ensayo a un tiempo
·Fito Rodriguez se sirve de la ficción para profundizar en la crisis de la modernidad
Hiru acaba de publicar «La sombra de Fausto», versión en castellano de «Faustoren itzala», obra a caballo entre la novela y el ensayo firmada por Fito Rodriguez y editada originalmente en euskara por Utrisque Vasconiae en 2004. El propio autor presentó ayer la nueva publicación en la Facultad de Filosofía de la UPV, de la que es profesor, en el marco de unas jornadas que han tenido como protagonista el «Fausto» de Murnau, con ocasión del octogésimo aniversario del filme.
DONOSTIA “La sombra de Fausto” ni es una novela histórica a pesar de que está en buena medida protagonizada por los hermanos Elhuyar, los primeros científicos que aislaron el wolframio ni es un ensayo. Alfonso Sastre, autor del prólogo, se refiere a la obra como «una experiencia literaria transgenérica», como las que él mismo ha protagonizado en más de una ocasión y ha bautizado como «ensayela». «Eso, en cuanto a la forma indicó a GARA Fito Rodriguez. En cuanto al fondo, en ‘La sombra de Fausto’ se entrecruzan dos historias, una ambientada a principios del siglo XIX y otra en nuestros días, dos momentos de cambio en el devenir histórico de las estructuras sociales, culturales, económicas y políticas».La historia ambientada a principios del siglo XIX está desarrollada a través de una supuesta carta que Juan José Elhuyar escribe a su hermano Fausto, en la que pone al descubierto su participación en una importante operación de espionaje militar por cuenta de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País al servicio de la Corona española. Las ansias de independencia de las colonias americanas, la masonería, la Inquisición y otros temas de la época también se reflejan en la carta. La segunda historia, ambientada en nuestros días, está protagonizada por un estudiante finlandés que llega a Euskal Herria y cuenta sus experiencias a través de cintas de vídeo, «es decir, una especie de cartas modernas». «Pero ambas historias insistió Rodriguez no son sino referencias de dos momentos históricos clave». El primero es la época de la Ilustración, «con su visión de la modernidad, que impone el racionalismo, los nuevos estados». Está representado por los Elhuyar, «que son ese espíritu científico ilustrado, pero que tiene una cara oculta: su compromiso inconfesable con los proyectos militares de la Corona española». El segundo momento histórico es el actual, «también una época de cambio profundo» aseguró el autor, representado por un estudiante finlandés que en Euskal Herria descubre que, en realidad, es lapón, y que «la modernidad heredada de la Ilustración, esa que impone una identidad, una lengua y un estado, está en crisis». Ese estudiante se llama Werther, y “Werther” es la primera novela de Goethe, que, además, está estructurada de forma epistolar, al igual que lo está la ensayela de Rodriguez. Por otra parte, “Fausto” es la obra cumbre del alemán, y también el nombre de uno de los hermanos Elhuyar.
Ilustración y romanticismo Pero, más allá de estos guiños, Goethe, quien suele ser considerado como el nexo entre el clasicismo de la Ilustración y el romanticismo, tiene un importante papel en “La sombra de Fausto”. «Tradicionalmente señala al respecto Rodriguez se ha planteado el romanticismo como algo contrapuesto al racionalismo. El romanticismo primaría el sentimiento frente a la razón ilustrada. El nacionalismo, por ejemplo, sería fruto de la exaltación romántica del sentimiento. Yo, sin embargo, haciendo mía una reflexión que en su día ya planteó Joxe Azurmendi, creo que tanto racionalismo como romanticismo son hijos de la Ilustración. El primero sería la forma que adopta ésta en Francia, un modelo centralista, jacobino, que admite una sola lengua. El romanticismo, en cambio, sería la forma que adopta la Ilustración en Alemania, y Goethe es el ejemplo más acabado de ello».
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