Diez años atrás, en 1996 y como respuesta a peticiones de agentes de Tráfico y Atestados que ya eran conscientes de la peligrosidad en este punto y testigos de atropellos y accidentes, se colocaron los paneles de señalización de la proximidad del paso de peatones que han perdurado hasta la actualidad.

Ya entonces las posibles soluciones parecían más que lógicas. Se pidió un paso elevado para peatones y se hicieron planteamientos más sencillos, como retrasar el semáforo situado 30 metros por delante del paso cebra y que regula el cruce hacia Kastrexana, hasta la altura del propio paso ­es el disco al que se refirió como su referencia el conductor del vehículo que atropelló a los niños, al estar verde­ o adelantar hasta la altura del semáforo.

El diputado fue concejal

El 30 de octubre de 1998, un vecino registró en el Ayuntamiento de Bilbo la primera solicitud por escrito solicitando una actuación en la misma línea que las anteriormente descritas. También aquel año el pleno municipal aprobó, entre otras, una moción de Herri Batasuna reformulada, tendente a regular y eliminar el tráfico pesado en este entorno de Basurto.

El 19 de octubre de 2000, el Consejo de Distrito 8 aprobó solicitar semáforos en la Avenida Montevideo y medidas para remodelar el tráfico en Aita Donostia. El actual diputado de Transportes y Obras Públicas, Eusebio Melero, era entonces concejal y responsable del citado distrito. Un mes más tarde, el citado Consejo se da por enterado de que la Jefatura de Circulación considera necesaria la instalación de los discos en este punto, aunque ya se matiza en el acta de la sesión que los viales son de la Diputación.

Maremagnum institucional

Durante su comparecencia ante las Juntas Generales del 25 de enero de 2006, el propio Melero se refirió al proceso administrativo seguido. Hubo nuevas solicitudes vecinales de instalación de semáforos en diciembre de 2000, y en junio de 2001 se remitió nuevamente al Area de Circulación el proyecto ultimado. Cuatro meses más tarde, el Area de Circulación consideró «de sumo interés» remitir la petición a la Diputación.

Durante el año 2002, el proyecto de instalación de los semáforos conoció un verdadero vía crucis. En julio, la Diputación solicitó a Bilbao Ría 2000 la conexión de la calle Gurtubai con Avenida Montevideo; en agosto, la institución foral pidió a Bilbao Ría 2000 presentar el proyecto de semaforización; y en setiembre, esta entidad remitió la documentación en la que aparecía el semáforo. En febrero de 2003, la Diputación contestó a Ría 2000 que el proyecto semafórico era insuficiente.

«Casi nos atropella»

El cruce interinstitucional de solicitudes, proyectos y demás actuaciones se prolongó en 2003 y 2004, no sin que se reiteraran las peticiones vecinales.

Un residente en la carretera a Kastrexana interpuso una denuncia, en diciembre de 2003, con motivo de que un autobús no respetara la preferencia de paso de peatones cuando intentaba cruzarlo, acompañado de sus tres hijos de corta edad. «Casi nos atropella», refirió el denunciante. El propio Melero dijo ante las Juntas Generales que «a día de hoy desconocemos quién decidió suprimir la colocación de los semáforos y cuáles fueron las causas que motivaron que Ría 2000 decidiera ‘suprimir’ las señales luminosas previstas».

Conjuntamente sin resultado

Para hacerse una idea de la lentitud e ineficacia de las actuaciones de las diferentes instituciones, baste mencionar, según relato del diputado, que en función de la enésima carta vecinal registrada en el Ayuntamiento de Bilbo, en diciembre de 2004, pidiendo instalar semáforos, dicha petición fue trasladada a la Diputación en octubre de 2005. Sin embargo, los semáforos no se colocaron, pero los responsables políticos han incidido en que, ya entonces, ambas instituciones trabajaban «de manera conjunta».

Una doble solicitud vecinal al Ayuntamiento, datada en diciembre de 2005, hace referencia a una circular en solicitud de una pasarela peatonal, así como al paso de peatones sin semáforo. El solicitante dice que lleva 16 años viviendo en el entorno y solicita, con exquisita corrección, la instalación de los discos. «No hay que esperar desgracias para luego actuar», manifestaba en su escrito.

«Dimitir, agachar la cabeza»

Tras el doble atropello mortal del día 3 de enero de 2006, los vecinos de Basurto, con su asociación vecinal al frente, no dudaron en responsabilizar al Ayuntamiento de Bilbo y a la Diputación de Bizkaia de lo ocurrido. No eran, sin embargo, de la misma opinión la concejala de Circulación, Ibone Goikoetxea y el diputado de Obras Públicas, Eusebio Melero.

La primera, que dijo conocer las denuncias quince días antes de la desgracia, manifestó no tener conciencia de que ella y su equipo lo hubieran «hecho mal», toda vez que el diputado manifestó desconocer por qué no se concretó la propuesta de instalación de semáforos.

Ante la posibilidad de una eventual dimisión, consideró Bengoetxea que «dimitir sería agachar la cabeza. Lo primero que tenemos que hacer es arreglar el problema». Por su parte, Melero manifestó estar «a disposición del diputado general».

Dias despues, el semaforo

El presidente de la Asociación de Jefes de Policía Local de la CAV, César Pérez, escribió un artículo que fue publicado en prensa pocos días después del atropello, en el que señaló que las responsabilidades hay que buscarlas «en las instituciones titulares de la vía y en los conductores de las ‘armas’ que ocasionan estas tragedias».

El martes, 11 de enero de 2006, es decir, la semana siguiente a que se produjera el fatal atropello, responsables municipales y forales anunciaron que esa misma semana se iban a iniciar los trabajos de instalación de los semáforos. La decisión llegó una vez de que se celebraran varias reuniones, tras la muerte de Aitor y Oihane. Ese mismo fin de semana los semáforos fueron instalados en el lugar requerido.

Habían transcurrido más de cinco años desde que la petición vecinal fuera recogida por las instituciones, iniciándose entonces un proceso hacia la nada. Las cuestiones técnicas y competenciales que provocaron que no se actuara desaparecieron de un plumazo, una vez que se exigieran responsabilidades políticas. -