Referendum sobre el proyecto de estatut en Catalunya
La alta abstención eclipsa el «sí» a la reforma estatutaria catalana
·El nuevo Estatut, acordado por CiU y PSOE, fue aprobado con un 73,9% de votos a favor
Los electores catalanes no se sintieron especialmente motivados por las urnas. La participación en el referéndum del Estatut se quedó en el 49,5%, aunque el texto salió refrendado con un 73,9% de votos a favor. La afluencia a las urnas se situó diez puntos por debajo que en el referéndum en que se aprobó el Estatuto de Sau, en 1979, al que viene a sustituir el texto pactado en Moncloa por CiU y José Luis Rodríguez Zapatero. Tanto el partido de Artur Mas como el presidente español se declararon satisfechos por la victoria, sólo cuestionada por el PP. Por su parte, tras acatar el resultado, el líder de ERC, Carod-Rovira se quedó sólo al pedir autocrítica por la baja participación.
BARCELONA
Con el 99,68% de los votos escrutados, el índice de abstención en el referéndum de ayer alcanzaba el 50,58%, lo que supone que menos de la mitad del electorado participó en la consulta vinculante sobre un proyecto estatutario que sus promotores han presentado como un «hito histórico» en la redefinición de las relaciones del Principat con el Estado español.Si fuera posible hacer abstracción del claro déficit democrátivo con el que ve la luz la ratificación de este proyecto, que contrasta con el aval del 90% del Parlament que tuvo en su redacción original, cabría consignar el contundente triunfo del «sí» al nuevo estatut. Contundente si tenemos en cuenta que votó a favor del mismo en torno a un 74% de los que votaron. El rechazo al proyecto estatutario sumó alrededor de un 21% y los votos nulos y en blanco se mantuvieron, un punto al alza, en los niveles de anteriores consultas. Pero la contundencia del triunfo del «sí» pierde consistencia si tenemos en cuenta que sólo uno de cada tres electores del Principat ha dado su aval a un texto estatutario que el Gobierno español de José Rodríguez Zapatero pretende situar como un referente central de su apuesta por regular las relaciones del Estado con las autonomías. Un tercio del electorado ha avalado un proyecto a caballo del cuál, y tras haber negociado a la baja en Madrid, la derecha de CiU pretende volver a tomar las riendas de la política del Principat. Así las cosas, los defensores del proyecto estatutario se agarraron al clavo de la diferencia clara entre los votos favorables y los «nóes». Una diferencia que, punto arriba punto abajo, se daba por segura desde hace ya meses. Los mismos que ya a mediodía y con un índice de participación del 20% a la una de la tarde pedían que no se comparara la abstención de ayer con la registrada en el referéndum de 1979 en el que la participación superó el 59%, se apresuraba, horas más tarde, y con los resultados en la mano, a constatar que los «nóes» no habrían superado los votos de las dos formaciones parlamentarias que rechazaban, bien que por razones totalmente opuestas, el protecto de estatut.
Autocrítica de ERC
Destaca, en este sentido, que fue una de estas formaciones, ERC, la única que realizó una lectura autocrítica, a la vez que exigió a las demás formaciones que asuman la misma posición.Tras reconocer el triunfo del «sí», el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira recordó que «no podemos frivolizar con tanta abstención y tenemos que analizarla» puesto que «si hubiésemos votado en otro lugar de la UE», como Montenegro, «el resultado no se hubiese aceptado porque la participación está por debajo del 50%». Carod-Rovira llamó a todas las formaciones a hacer una «autocrítica» por cómo ha terminado el proceso y por el «poco entusiasmo» que despierta en la sociedad catalana. «Entendemos que el gobierno actual sólo debe garantizar la mecánica del poder hasta las elecciones, pero que no le corresponde ninguna función pública más» porque «deben celebrarse elecciones lo ante posible», urgió el líder de ERC. El todavía president de la Generalitat y todavía líder del PSC, Pasqual Maragall, calificado la victoria del sí de «rotunda e inapelable» y presentó con un enigmático «muy remarcable» la participación en la consulta popular, inferior al 50% del electorado. Tras dar por acabado «el victimismo» en Catalunya, Maragall se dirigió «al resto de España» para anunciar que, a partir de ahora, se abre una etapa de autogobierno «larga», «positiva» y «más cómoda» para Catalunya con el Estado. El presidente de CiU, Artur Mas, celebró la «victoria del sí» y, sin esperar ni un día, hizo un llamamiento a las bases de la coalición a movilizarse para empezar a trabajar para recuperar el gobierno de la Generalitat y superar la «crisis institucional, de gobierno y de liderazgo» en Catalunya. Más analítico, el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, puso el acento en el hecho de que los votos contrarios no hubieran alcanzado el 28% que sumaron ERC y PP en los últimos comicios. Proyección matemática un tanto discutible teniendo en cuenta la «anormalidad» de la participación en el referéndum.
Participación «importante»
Pero Duran i Lleida fue más allá y calificó de «importante» el nivel de participación, ya que «ya contábamos que sería inferior» el porcentaje con respecto a 1979. «El Estatuto de Galicia, aprobado por el PP y el PSOE, se aprobó con menos del 27% de participación y nadie duda de su legitimidad», añadió, para terminar señalando que «quien ponga en duda el resultado no sabe digerir la derrota, carece del coraje político para reconocer que se ha equivocado en su táctica».El presidente del PPC, Josep Piqué, imputó un «fracaso político» a los impulsores del nuevo Estatut, del que «dos de cada tres catalanes se han desentendido». Frente a la contundencia de Rajoy, Piqué evitó confirmar si el PP presentará un recurso al nuevo Estatut ante el Tribunal Constitucional alegando que ayer sólo correspondía hablar del resultado de la consulta. Finalmente, el presidente de ICV y conseller de Relaciones Institucionales de la Generalitat, Joan Saura, valoró muy positivamente el resultado electoral, que abre la puerta a que se pueda reeditar el tripartito porque «facilitará la cicatrización de las relaciones con ERC para ir a una nueva mayoría progresista a Catalunya que ha de gestionar el país». Otros líderes de ICV mostraron su preocupación por el «bajísimo» nivel de participación.
Zapatero: «Amplísima» mayoría y normalidad en la participación
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que el Estatut fue aprobado por una «amplísima» mayoría. Más aún, señaló que se registró «normalidad» en torno a la participación y aseguró que el 50% suele ser la media de los referendos autonómicos. Exigió las felicitaciones para los que han defendido el «sí». Por contra, el presidente del PP, Mariano Rajoy, le instó a paralizar la reforma porque «dos de cada tres catalanes no han apoyado su proyecto personal». Insistió en anunciar un recurso de inconstitucionalidad. -
No vale para Montenegro y sirve para el Principat
Txente REKONDO |
GABINETE INTERNACIONAL (GAIN)
Nuevamente el llamado doble rasero que aplican las «democracias occidentales» a los procesos políticos se ha vuelto a manifestar en torno a un proceso electoral. En esta ocasión, el referendum estatutario del Principat catalán se ha encontrado con una participación que no llega el 50% del censo. Con esta abstención, el referéndum en Montenegro no hubiera superado las condiciones que esas mismas «democracias» impusieron a los independentistas del ya nuevo Estado, que se ha sacudido su forzada unión a Serbia. Desde luego que si este Estatut va a ser uno de los ejes centrales de la legislación en Catalunya, su nacimiento es muy pobre. Algo más de tres de cada diez ciudadanos y ciudadanas del censo electoral han mostrado su apoyo a este texto (el anterior Estatut de 1979 lo apoyaron uno de cada dos). Tras las declaraciones de unos y otros se abre un plazo para desvelar algunas de las claves que van a protagonizar la vida catalana en los próximos meses. La fecha de las próximas elecciones autonómicas y los candidatos de cada partido para las mismas son dos de los retos que deberán afrontar. Tampoco hay que olvidarse de las posibles combinaciones tras esa cita electoral, aunque sea demasiado pronto para fijar las líneas de cada uno. Si todavía alguien se atreve a presentar esta fecha como una jornada histórica para Catalunya, haría bien en recabar los datos de los dos anteriores estatutos que se aprobaron en el país, en 1932 y 1979, y aunque los contextos eran muy diferentes, la participación fue mucho más alta. Las viejas excusas de «la playa y la montaña» presuponen no tomar en serio a la ciudadanía, que con toda probabilidad ha mostrado su cansancio ante una clase política que defiende sus propios intereses por encima del llamado «bien general». Hay quien se ha atrevido también a señalar que este resultado supone «toda una bofetada a esa clase política». Las lecturas a más largo plazo apuntan a un proceso de doble vuelta, donde el referendum del Estatut sería la primera cita, y la «segunda vuelta» las elecciones autonómicas. También se deberán seguir con atención las lecturas hacia el Estado y a nivel catalán, los discuros en esa línea y los movimientos en ambos contextos. A partir de ahora deberán igualmente hacer sus reflexiones aquellos que miran a Catalunya en clave estatutaria, apoyando la vía que allí se ha desarrollado (negociar en Madrid por encima de lo aprobado en su país), y recordar que esas fórmulas son el reflejo más manifiesto del tan mentado y hoy recordado «cepillado». -
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