Los eslovacos rechazan en las urnas los draconianos recortes neoliberales
Eslovaquia, independiente desde 1993, dio ayer un giro a la izquierda que evidencia el rechazo a las reformas neoliberales por las que sus líderes han sido tan alabados por las instituciones financieras internacionales. La oposición de izquierda Smer logró más del 29% de los votos, desbancando a la derecha. Pero la escasa participación (54% del censo) y el ascenso de la ultraderecha antihúngara revelan el alcance de la crisis política en la «Nueva Europa».
BRATISLAVA
La coalición de izquierda Smer, liderada por Robert Fico, será la encargada de intentar formar gobierno tras lograr el 29,2% de los votos.Fico, quien fundó la coalición en 1999 tras quedar apeado del reparto de ministerios después de que su partido, el post-comunista SDL llegara al poder, ha basado su campaña en la promesa de poner coto a los recortes neoliberales impulsados en los últimos años por la derecha del primer ministro saliente, Mikulas Dzurinda. Su formación, el SDKU, logró el 18,3% de los votos en los comicios generales del sábado, más que lo que le auguraban las encuestas pero demasiado poco para aspirar seriamente a seguir liderando el Gobierno. Dzurinda reconoció su derrota pero hizo un llamamiento a sus aliados, los democristianos del KDH (8,3%) y a los representantes de la minoría húngara del SMK (11,68%) a mantener su coalición pero ahora desde las filas opositoras. Exceptuando el importante ascenso de la ultraderecha (tercer partido del arco parlamentario eslovaco) la última formación en superar el listón del 5% para acceder al Parlamento ha sido el HZDS, del ex primer ministro Vladimir Meciar (1992/1998), que logra un exiguo 8,8% de votos. Lejos queda incluso el 19,5% de sufragios que logró en 1998, cuando fue apeado del poder, aunque la formación de Meciar, duramente criticada por la Unión Europea por su alineamiento con la Bielorrusia de Lukashenko y la Serbia de Milosevic y denunciada por sus privatizaciones «opacas», puede ser decisivo a la hora de conformar gobierno.
Promesas electorales
Fico vaticinó que «es una gran oportunidad para que Eslovaquia sea más solidaria y justa». En espera de las negociaciones con otros grupos, le toca cumplir sus promesas, entre ellas la de incrementar los impuestos a las empresas está en vigor una tasa única del IVA y del IRPF del 19% y reducir el impuesto sobre el valor añadido a artículos de primerqa necesidad y medicamentos.También ha prometido revisar el programa de privatizaciones salvajes y restaurar el sistema de salud gratuíto, amén de incrementar las esquilmadas ayudas sociales. Los «expertos» europeos y la UE ya han advertido que ello pondrá en peligro la entrada de Eslovaquia en el sistema euro, prevista en 2009. La coalición Smer ocupa en solitario el espectro de la izquierda en Eslovaquia el Partido Comunista no superó el sábado el listón del 5%., lo que, unido a las presiones de los socios de la UE, puede forzarle a rebajar sus promesas en un país que hasta ahora ha cumplido con sobresaliente el examen neoliberal, lo que no le ha evitado seguir siendo uno de los países más pobres de Europa, y escenario de una creciente desigualdad, incluso espacial, entre la capital, Bratislava, y el resto. Y es que el escenario eslovaco evoca el de la crisis general de las «democracias» surgidas del bloque oriental. Ello explica que sólo votara el 54% del electorado, la participación más baja desde su independencia.
La ultraderecha se convierte en tercera fuerza
BRATISLAVA El Partido Nacional Eslovaco (SNS) al que las encuestas auguraban un 8% de votos, logró el sábado un apoyo record del 11,73%, lo que le convierte, con 20 diputados, en la tercera fuerza del país. El SNS se presenta como un partido antihúngaro y contrario a la minoría gitana. Su líder, Jan Slota, que se presenta a sí mismo como un «técnico pragmático», destacó como victoria simbólica el hecho de que su formación hata quedado por delante del Partido de la Coalición Húngara, que representa a la minoría magiar (10% de la población, alrededor de 500.000 personas) que vive en el país. El SNS acusa a la minoría húngara de trabajar secretamente a favor de una revisión de las fronteras surgidas tras el desmantelamiento de Hungría después de la Segunda Guerra Mundial. Pero su catálogo de aversiones no acaba ahí y sus líderes arremeten contra los homosexuales, las prostitutas y los romaníes. Pero la obsesión de su líder y alcalde de la localidad de Zilina son los húngaros, quienes, como señaló en un debate televisado, no le causan «ira, sino simplemente pena». El SNS, que con sus 135 años de historia se reclama como el más antiguo de Eslovaquia, participó en el Gobierno de Meciar entre 1994 y 1998 y se deja ahora querer, asegurando que está dispuesto a formar coalición tanto con la izquierda como con la derrotada derecha. Los politólogos locales comparan el SNS con el Frente Nacional francés, con el MIEP húngaro y con la Liga de Familias Polacas.
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