Hace cuarenta años que la industria de la música pop se encadenó radiofónicamente. Cuarenta años produciendo de la nada, números uno de ventas. Cuarenta años creando una escuela de locutores que simplemente leían una carátula y decían la hora, que pronunciaban inglés con afectación, pero que muchos de los que empezaron en este servicio menor han dado varios pasos hasta convertirse en comunicadores televisivos de primer orden. “Los 40 principales” cumplieron cuarenta años confeccionando éxitos, listas y propiciando tendencias. Para celebrarlo organizaron un concierto con un gran plantel de cantantes que fueron alguna vez número uno, que lo vimos por Cuatro, y nos situamos ante una historia que consideramos con terquedad bastante inocua, a lo mejor por ser unos carcamales, ya que los hechos y su trascendencia nos deja con los prejuicios al aire.

Quiero decir que “Los 40 principales” fue una idea de consumo que se ha mantenido durante estos cuarenta últimos años, y si miramos los índices de audiencia, su efectividad sigue siendo incuestionable. Es una fórmula imitada hasta la saciedad, un complot entre los pinchadiscos y los comerciales de las discográficas, pero que han sido los testigos del pop, que han abierto puertas a productos de difícil vida fuera de esas plataformas de publicidad y que siguen siendo un barómetro, manipulado, obviamente, de lo que es la industria del entretenimiento musical.

Saquemos algunas conclusiones. Quizás lo más sorprendente del concierto, es, en primer lugar, la asistencia multitudinaria, la cantidad de generaciones de fans que se mezclaron en esa noche y que sobre el escenario los 40 era una constante de edad, una línea muy clara, los que no llegaban por poco y quienes los sobrepasaban por bastante, más la amplia mayoría que estaban ahí en esa edad en la que dicen no es bueno mojarse la barriga. Un concierto que transcurrió a buen ritmo, con muchas buenas vibraciones, encuentros, cruces entre artistas, desvaríos de los jóvenes, confirmación de los clásicos poperos, del rock o del poema ritmado. Un concierto para hacer historia. Un buen rato televisivo y musicalmente a la altura de su propia historia. -