En todo el mundo están surgiendo iniciativas de mujeres que reclaman el final de los conflictos, de la violencia y la construcción de una paz verdadera para sus pueblos, pero en muy pocos casos están presentes en las instancias donde se toman las decisiones o en las negociaciones de paz, a pesar del papel vital que desempeñan en la reconstrucción de sus sociedades. En Euskal Herria se está empezando a visibilizar que sus mujeres también están por la labor de ser agentes activas por la paz y por participar en el proceso de resolución del conflicto que puede llevarnos a ella. Están surgiendo iniciativas como la de Ahotsak; la de grupos del movimiento feminista que vienen reuniéndose estos últimos meses con el objetivo de que la perspectiva de género no se quede fuera de la agenda política; la de grupos de mujeres de los pueblos que están uniéndose para trabajar en este sentidoŠ Hay un elemento común en estas iniciativas. En todas ellas están presentes mujeres de ideologías y culturas políticas diferentes, que parten de lo que les une y no desde lo que les separa.
Experiencias de este tipo se están dando prácticamente en todos los continentes. Desgraciadamente en todos hay conflictos como el nuestro. Reflejarlas todas ellas excedería con mucho a esta columna, por lo que hoy vamos a referirnos a dos de ellas: la de Mujeres de Negro palestinas e israelíes y la de las mujeres católicas y protestantes de Irlanda.
Las Mujeres de Negro de Israel nacieron en enero de 1988 en Jerusalén, durante la primera intifada palestina. Inicialmente sus integrantes venían de los movimientos pacifistas y femi- nistas de Israel, pero lograron establecer alianzas con las mujeres palestinas de Israel y de los territorios ocupados, lo que les permitió coordinar protestas conjuntas. Vestidas de negro, en silencio, llevaban pancartas contra la ocupación. Ni que decir tiene que han sido objeto de numerosos ataques verbales y hasta de amenazas de muerte. Por otra parte, como ellas mismas manifiestan, «trabajar juntas no es fácil, se tienen que desafiar las barreras de la amargura, el miedo y la desconfianza para desarrollar la capacidad de ver a las otras como compañeras y no como enemigas».
En mayo de 2002 el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió con una organización de mujeres israelíes y palestinas. Ellas pidieron a Naciones Unidas que reconociese el papel vital de las mujeres en la resolución del conflicto. Reivindicaron la represen- tación equitativa de las mujeres en todos los ámbitos de las negociaciones de paz planificadas e instaron al Consejo de Seguridad a crear medios a través de los cuales las mujeres puedan contribuir formal e integralmente a los esfuerzos de resolución del conflicto de Oriente Medio.
En Irlanda, por otra parte, durante décadas católicas y protestantes trabajaron juntas por el diálogo y la colaboración entre las dos comunidades enfrentadas. Algo que no suele ser conocido es que las actividades e iniciativas desplegadas por Mujeres Irlandesas por la Paz les hicieron merecedoras del Premio Nóbel de la Paz en 1976.
Cuando en 1996 se puso como condición para participar en la mesa de negociaciones que las partes tenían que ser represen- tantes elegidos, al carecer las mujeres de una opción política propia, un grupo de activistas convocó una reunión a la que asistie- ron más de 200 organizaciones de mujeres de ambas comunidades. El resultado fue la creación de la Coalición de Mujeres de Irlanda del Norte. La Coalición logró dos representantes en las elecciones, lo que les aseguró un lugar en la mesa de negociaciones. Los temas centrales de su agenda fueron la igualdad, los derechos humanos y la inclusión. Hoy siguen muy activas en la política irlandesa.
Terminamos, por hoy, saludando a la Coalición de Mujeres por la Paz que han creado la Red de Mujeres de Kosovo y Mujeres de Negro de Serbia. Esta Coalición se trata de «una iniciativa independiente de mujeres basada en la solidaridad entre mujeres más allá de las divisiones en base a la pertenencia étnica y religiosa y por encima de todas las separaciones de estados, barreras de fronterasŠ Nos empeñaremos por crear una paz justa y duradera, luchando juntas por la inclusión de las mujeres en la construcción de los procesos de paz en base de igualdad y enfatizando en que las mujeres no somos solo víctimas de guerra sino actoras dinámicas en los movimientos de paz y en los procesos de paz». -
jegia@gara.net