Euskal Herria se consagra a cada paso, sin que en ello hagan mella las expectativas abiertas por el proceso político ni el espaldarazo a las mismas dado hace ya tres meses por ETA, como un territorio bajo estado de excepción. Así lo confirma el hecho de que, ante una manifestación convocada en Baiona por el Foro Ibaeta, entidad que reúne a medio centenar de agentes políticos, sociales y sindicales, los pasos entre Lapurdi y Gipuzkoa se convirtieran ayer en auténtico muros.
El próximo 1 de julio se cumplirá un nuevo aniversario de la entrada en vigor efectiva de la denominada Convención de Schengen. Impulsado inicialmente por cinco estados, entre ellos el Estado francés, ese acuerdo se selló el 14 de junio de 1985, aunque su entrada en vigor efectiva fue el 1 de julio de 1995. Con algunas excepciones Italia, Grecia o Austria se sumaron con dos años de retraso a la supresión de controles interiores y Gran Bretaña e Irlanda no secundaron la medida, desde esa fecha, en el marco de la Unión Europea se asienta el derecho de libre circulación de personas. Es decir, las personas residentes en el conocido como espacio Schengen pueden transitar, al menos en teoría, sin que les sean reclamados documentos de identidad al cruzar alguna de las fronteras estatales.
Sin embargo, la Convención incluye cláusulas de salvaguarda, que permiten imponer de nuevo los controles, aunque para ello deben acreditarse motivos graves del tipo de: amenaza de atentados, estado de emergencia o de guerra, catástrofe ecológica o sanitaria... A modo de ejemplo, Alemania ha repuesto los controles de frontera en razón de los problemas de orden público que podrían derivarse de un acto multitudinario como es el Mundial.
¿Concurría ayer alguna circunstancia que situara al Estado francés ante una «emergencia nacional»? Nada apunta a ello. Y menos todavía por la celebración de una manifestación en favor de los derechos de los presos, habida cuenta de que decenas, centenares, miles de movilizaciones por la misma causa se han celebrado en este país desde antes incluso de que existiera el Tratado Schengen.
Euskal Herria es un territorio en el que los derechos más básicos, como los de residencia, circulación, reunión, expresión... se modulan en función de las apetencias de dos estados que, con viejos o nuevos tiempos, se empeñan en poner puertas al campo. Aun a costa de fracasar en cada intento de quebrar la movilización social. Ayer, repitieron. -