Como profesionales
El concierto del viernes fue un preludio a la actuación que la Orquesta Sinfónica de Musikene ofrecerá esta tarde en el marco del Festival Internacional de Granada. Una cita importante que arroja una idea de la magnitud cualitativa de la orquesta, un conjunto creado con fines formativos pero que, a menudo, logra resultados semejantes a los de una orquesta profesional, tanto en sonoridad como en virtuosismo. Conscientes de ello, los responsables de Musikene eligieron como carta de presentación una obra de lucimiento como es el ‘‘Till Eulenspiegel’’ de Strauss, una pieza enormemente difícil que resulta inabordable para la mayoría de las orquestas de conservatorio. Pero los alumnos de Musikene no solamente pudieron con la partitura, sino que supieron extraer también una gran cantidad de matices narrativos, especialmente las maderas, que supieron sonar con esa rudeza tan típicamente straussiana. La ‘‘Cuarta sinfonía’’ de Mahler, sin embargo, está ya en otra dimensión interpretativa, y en la versión de la Orquesta de Musikene se evidenció inevitablemente la falta de madurez y quizá de ensayos del conjunto, en pasajes como el delicadísimo final del tercer movimiento, ‘‘Ruhevoll’’, o toda la primera parte del cuarto, ‘‘Sehr behaglich’’, técnicamente muy inseguros. Pero esto no fue óbice para que Lutz Köhler, que pareció entenderse perfectamente bien con los alumnos, pudiera extraer de ellos una hermosa visión general de la filosófica música de Mahler, y para que nosotros pudiéramos gozar del trabajo de los instrumentistas, especialmente de la mórbida cuerda grave y de las trompas, que funcionaron con una infalibilidad asombrosa en músicos tan jóvenes. Por su parte, la mezzosoprano Marifé Nogales pudo, sin problemas, con la melodía un tanto incómoda que le reserva Mahler en el último movimiento, y se mostró expresivamente feliz y un tanto coqueta en su enumeración de las gracias que nos aguardan en el paraíso. -
Mikel CHAMIZO
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