Que no les tiemble la voz al hablar del sida en la XVI. Conferencia Internacional en Toronto y hacer de nuevo falsas promesas es ya todo un síntoma. De nuevo hablan de falta de dinero y unas cifras ya más que conocidas, los que en su mano han tenido desde hace la friolera de 25 años los medios y las posibilidades para que no seamos más los afectados. En sus manos está parar los ataques que hemos recibido desde sectores reaccionarios y conservadores e incluso cambiar sus propias políticas de merca- deo con unos fármacos que les han enriquecido y actuaciones tan lamentables y contradictorias como los juicios a los gobiernos que pretenden fabricar medicamentos genéricos para paliar la pandemia y sus efectos.Porque para hablar de esta Conferencia como un éxito, se debe omitir que las multinacionales Abbot Virology, Boehringer Ingelheim, Bristol Myers Squibb Company, Roche, Gilead, GlaxoSmithkline... son sus patrocinadoras y que son las mismas que ponen trabas para que el medicamento llegue a coste real a los afectados como genéricos.
Esta Conferencia pretende vender las virtudes de sus productos para que posteriormente, utilizando nuestra desesperación y el poder movilizador, presionemos a los gobiernos para la compra de los mismos a precios desorbitados y nada reales. Aquí nunca nos han regalado nada ni están interesados en mejorar la calidad de vida de los millones de personas menos favorecidos, que no vendan mentiras y que hablen del poder económico que imponen. ¿Qué pretenden decir cuando hablan de ese 85% que no puede acceder a los medicamentos? ¿Nos hablan del porqué o nos quieren dar pena? ¿Podemos cambiar esta situación?
El mismo lema de la conferencia (“Tiempo de cumplir”) es toda una gran muestra de cinismo, ¿quién ha de cumplir? ¿Los que prometen en cada conferencia no jugar con nuestras vidas o los que simplemente nos hemos convertido en cifras, datos, seres incapaces de ser críticos?
En esta conferencia se gastarán muchos millones de euros, cifras que harían palidecer a cualquier afectado de los países en vías de desarrollo. La sola inscripción cuesta entre 550 y 750 dólares, que unido al gasto del viaje es una cifra cuando no imposible algo no al alcance de la mayoría de las personas viviendo con el VIH/ SIDA. Son cifras, al igual que el número elevado de participantes, unos 24.000, que nos hablan de un gran evento de proporciones de un gran espectáculo, como es el hecho que se haya dado voz a un multimillonario como Bill Gates antes que a un seropositivo por menos preparado que esté. Lamentablemente aún seguimos repitiendo los mismos errores que en el pasado, aplaudiendo este tipo de actos donde nos han robado la voz y el espacio y lo aceptamos con extraña resignación.
Los 24.000 «delegados» en la conferencia dicen bien poco a favor de quienes ven con satisfacción los grandes eventos donde se habla y promete, donde siempre se quedan sin concretar los objetivos y donde se da pie a otra conferencia cada vez más espectáculo, ante el silencio de los mayoría de los 40 millones de personas viviendo con el VIH/SIDA. No estamos todos en el mismo barco, ni son todos los objetivos iguales, aquí no todo vale.
Me surge la certeza de que juegan con nosotros, porque muchos han permitido este juego cruel de intereses. Hace poco he visto una cara conocida que comenzó a «profesionalizar» nuestra lucha. Para ello no dudó en crear las entidades que le facilitaran recibir más subvenciones o lo que hiciera falta para terminar con una carrera política. En estos años queda la memoria de quienes le vimos siempre triunfador y aplaudido por las instituciones, porque es mucho mas cómodo mantener un dependiente de las subven- ciones que oír a las personas que vivimos con el VIH/SIDA o las críticas de quienes no perdemos nada por decir y hacer lo que se piensa .
Si en esta macro-conferencia se diera voz a quien está lejos de los intereses de los patrocinadores, y los posibles compromisos fueran llevados a cabo, tendrían razón otras reuniones o conferencias, no me cabe duda de que nuestro futuro sería mejor y más justo; lo otro sólo son ventas indirectas e injustos repartos y potenciar a quienes boicotean soluciones durante todos estos años.
Hablar de miles de millones de euros ante quienes no tienen ni qué comer o ante quienes aún desconocen las vías de transmisión es jugar con ventaja y los hay que son expertos en la materia. Los mismos que dicen que es «tiempo de cumplir» sus falsas promesas. También sería bueno hablar de quienes nos intentan ayudar con una falsa caridad y siguen pregonando el no uso de los preservativos.
Hoy en día el sida es cada vez más pobre y tercermundista, también es nuestra labor trabajar para que no sea así y que todos tengan el mismo derecho a la vida. -
