El Circo Mundial lleva la mejor terapia a los niños ingresados en Basurto, la sonrisa
BILBO
Dicen que no hay nada más gratificante que una sonrisa, ese efecto interno que nos aleja de los males y nos hace felices por un instante. Eso fue precisamente lo que pretendió trasladar ayer el Circo Mundial a los pequeños ingresados en el Hospital de Basurto. Muchas risas y caras en las que se mezclaban, a partes iguales, asombro, ilusión y admiración. Esta fue la tónica dominante en el jardín colindante al pabellón infantil de Basurto.La visita del circo fue un acto al cual no faltaron el alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna, la txupinera, Marta Gerrikabeitia, y la pregonera, Mariví Bilbao, que no se había dejado ver en ningún acto festivo desde el pasado sábado. Estas dos últimas, además, se animaron a participar y actuar en una improvisada y singular orquesta organizada por uno de los payasos del Circo Mundial. Además de esta peculiar actuación musical del clown, un mago capaz de dejar en cabeza y pies dentro de una caja a una bailarina o sacar un conejo de un cubo aparentemente vacío, una demostración de samuraís chinos, diversos malabares o un grupo húngaro de break dance que hicieron las delicias de todos los allí presentes.
«Una inyección de oxígeno»
Una vez terminada la visita era el momento de las valoraciones. Así las cosas y entre el bullicio infantil, GARA encontró a tres txikis, Ibai, Leire y Nekane, que respondieron al unísono sobre sus preferencias. «Lo que más nos ha gustado han sido los payasos», aseguraron.Desde un punto de vista distinto y adulto, lo veían dos
enfermeras, Leticia y Mari Mar, con las que este periódico pudo conversar. Ambas
consideraron que «esta visita del Circo Mundial es una inyección de oxigeno
tremenda para estos críos». Este tipo de actividades, además, son muy
agradecidas, tanto por parte de los txikis ingresados, como por parte de quienes
se encargan de sus cuidados «ya que les permite verse capaces de hacer lo mismo
que cualquier otro niño sin los problemas que los que están aquí ingresados,
desgraciadamente, padecen».
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