En Uriondo, la noticia del suicidio de Josefo cayo como una bomba. A diferencia de Miguel, el de Landantxo, Josefo era un tipo popular, querido por todos y con el que la mayoría de los vecinos de la localidad mantenía algún tipo de trato. Las especulaciones se dispararon.Huesitos, Gotzon, Mila, Miren y Xuxú se habían quedado a comer en el K.O. La noticia les había impactado de tal manera que sentían la necesidad de estar juntos para encajar mejor el golpe.
Pues no cocina mal el argentino apuntó Xuxú Estas pochas están de miedo.
Pues el arroz con almejas también está en su punto.
Gotzon no hizo ningún comentario, pero Mila se percató de que su loa al argentinito le había sentado como una patada en el estómago. Se calló.
La televisión estaba puesta sin volumen y, al empezar el informativo de las tres, Huesitos pidió que lo subieran.
La primera noticia se refería a la actualidad política, con declaraciones de los dirigentes de varios partidos. El segundo lugar estaba reservado para una noticia de última hora.
La Ertzaintza, por orden del juzgado de Bergara, acaba de proceder a la detención del empresario Luis Salazar y de otros dos jóvenes bilbainos. El motivo de su detención podría ser su relación con los crímenes de Uriondo y Bilbao.
El comedor quedó, por un instante, en silencio. Luego todos empezaron a hablar a un tiempo.
Salazar, ese es el dueño del puticlub, ¿no?
Del puticlub y de muchas más cosas, Xuxú. No seas ingenuo.
Sergio se unió al grupo a la hora del café. Tuvo cuidado de colocarse lo más alejado posible de Gotzon. Traía noticias frescas.
En la barra dijo uno que ya conocen a uno de los detenidos en Bilbao. Dice que es sobrino de Josefo.
¿Sobrino de Josefo? Sólo conozco a uno y es el que le metió en casa a los dos moritos.
Pues será ése.
Las cosas se complican
Aquello complicaba más aún el panorama. Todos habían relacionado el suicidio de Josefo con las muertes de Santa Ana, pero nadie se había atrevido a decirlo. Josefo, a fin de cuentas, era un amigo más. La tertulia se prolongó hasta que, pasadas las cinco de la tarde, llegó Simón.Qué mal color tienes, Simón apreció Miren.
En el tanatorio me he mareado. Ya sabes que me impresiono fácil y ver a Josefo...
Me lo imagino. Eso no es plato de gusto para nadie. El juez se podía haber ahorrado el trámite. Además, si él mismo lo ha identificado.
Parece que no es suficiente. Tiene que ser un familiar o alguien muy cercano quien lo certifique. No sé por qué no han localizado a su sobrino.
¿A su sobrino? ¿No te has enterado o qué?
Enterarme ¿De qué?
Pues que lo han detenido por estar mezclado en todo este asunto de los crímenes. Lo han dicho por la tele en el informativo de las tres.
El juez no se lo dijo
Simón no entendía nada. Acababa de estar con el juez Cañizo y no le había dicho nada. ¿Qué estaba pasando?Al atardecer tengo que hablar otra vez con el juez para saber cómo organizar el funeral de Josefo. Le pediré más información. Además, si el único pariente de Josefo está detenido, la parroquia se tendrá que encargar de todos los trámites del enterramiento, los certificados...
Faltaba aún una hora para dar inicio a la ronda de la tarde, así que Huesitos propuso jugar una partida de mus en ese momento.
Pero que sea rapidita, ¿eh? Si no, a las siete menos cinco pego un órdago y ya está.
Miren, sin duda la más previsora del grupo, en previsión de que la jornada se alargara y a última hora a alguien se le ocurriera cenar en la sociedad, se adelantó y anunció:
Bueno, como ya veo que esto va a terminar en Ur Gain cenando huevos fritos, voy a acercarme un momento a la tienda y compraré algo para cenar. ¿Qué os apetece?
Gotzon fue el primero en responder a la pregunta:
A mí me apetece un ajoarriero bien preparado.
Bien. Ahora venden el bacalao desalado, así que lo preparo en un pispás. Además, llevaré a Sergio de pinche. Ahora es un profesional...
Ajoarriero en tiempo record
Miren y Sergio marcharon a hacer la compra, mientras Huesitos y Xuxú se enfrentaban en el tapete a Gotzon y Mila. Era lo que Huesitos llamaba ‘el viril deporte del mus’.En Ur Gain, Sergio y Miren prepararon el ajoarriero en un tiempo récord. Sin haber hablado de ello, pareciera que los dos tenían prisa para terminar y darse un respiro antes de las siete.
Esto tiene una pinta estupenda. ¿Vamos a la bodega a poner la sidra a refrescar?
No Miren, ahora no. Vete tú sola.
Pero...
Por favor, Miren. No insistas.
A las siete en punto Huesitos daba la salida a la ronda. Estaban todos menos Simón, que había vuelto al despacho parroquial para ponerse en contacto con el juez.
Marcó el número de su secretaria y Santiago Cañizo se puso al aparato.
Sí, Simón. Pueden ustedes hacerse cargo del cuerpo a partir de este momento. Ahora está en el depósito, pero si lo desean, pueden trasladarlo o velarlo aquí mismo, en el Tanatorio.
Bueno, de eso se encargarán los de la funeraria. Yo lo que quiero saber es por qué no me ha dicho a mediodía que habían detenido al sobrino de Josefo. Creo que ya es hora de que me cuente todo sobre este asunto.
Mire, Simón. Ya le he dicho que el sumario es secreto y que incurriría en un delito si se lo contara a usted, pero he recibido varias llamadas de periodistas y, por lo que veo, todo lo que está instruido ha llegado ya a las redacciones. Es tan difícil evitar las filtraciones en un Juzgado... Compre usted la prensa de mañana y lo tendrá todo ahí, negro sobre blanco.
Fria despedida
Simón se despidió con frialdad del juez, miró al reloj y se encaminó al Itsasalde. Tal y como cabía prever, allí estaba la cuadrilla al completo. Se les habían unido Arantzazu y Juanjosito.¿Ha dicho algo el juez?
¡Qué va! Insiste en que la instrucción es secreta pero, para más inri, añade que es muy difícil evitar las filtraciones y que mañana, con toda seguridad, saldrá todo en los periódicos.
Pues habrá que esperar. Hala, Koldo, sácale un txikito a Simón. A ver si recupera el color.
Es verdad, estás pálido, apostilló Juanjosito.
Normal, con la que está cayendo. -
(CONTINUARA)
