Ibon MEÑIKA | Ex preso político vasco
«La clave del proceso se sustenta en la movilización activa de la sociedad»
Pocas horas después de quedar en libertad, Ibon Meñika destacaba ayer a GARA que va a ser la movilización social la que va a decantar el futuro del proceso: «Con ello lograremos que el PNV tenga menos oportunidades de lograr un segundo engaño, y que el PSOE se vea en la necesidad de dar pasos». Y subraya que EPPK «es un agente más y va a participar como tal».
Apenas unas horas después de abandonar la prisión,
Ibon Meñika reconoce que aún está aterrizando, y sus primeras palabras son para
el Colectivo de Presos Políticos Vascos. Antes, durante y después de la
entrevista, no para de saludar a amigos que le dan la bienvenida, y respecto al
momento político valora que es la sociedad vasca, con su capacidad de
movilización, quien tiene la clave del proceso.
Prácticamente acaba de dejar atrás la cárcel, cinco meses después de haber sido detenido. ¿Cómo está siendo la vuelta a las calles de Euskal Herria?
La verdad es que no te acostumbras a estas situaciones, porque hace nada era integrante de un colectivo que se convierte en tu familia, en tu respaldo, el que te da tu fuerza anímica y física, y de la noche a la mañana te encuentras con una realidad totalmente diferente. Es un choque grande. Haber sido parte de EPPK es un orgullo para cualquier militante, y la verdad es que aún me siento parte del Colectivo.
Su detención, a la que siguió la de Sandra Barrenetxea, fue una de las primeras tras el alto el fuego permanente de ETA. ¿Cómo ve aquellos hechos cinco meses después?
Aunque la organización ETA hubiera decretado un alto el fuego un mes antes, se veía que el Estado español no había ordenado ninguna tregua hacia Euskal Herria, algo que todavía sigue vigente, desgraciadamente. Prueba de ello era el control policial, que ya fue denunciado en aquellos días, y el estado de excepción no declarado que se vivía. Esa estrategia de represión se mantiene hoy día, y si va a cambiar no va a ser por una cuestión de voluntad por parte del Estado, sino en función de la presión que nosotros seamos capaces de realizar.
Tanto Ibon Meñika como Sandra Barrenetxea denunciaron torturas a manos de la Guardia Civil. ¿Cómo vivió esos días?
Ya lo dijo claramente la Guardia Civil: que ellos no estaban en tregua y que todos los medios que estuvieran a su alcance los iban a utilizar en contra de lo que es la lucha por la liberación de Euskal Herria. Realmente, mientras el Estado español, el PSOE, muestra un dis- curso de buena voluntad, lo que luego está por detrás es la misma línea represiva, las torturas, la cárcel, los juicios y la ampliación de las condenas, para utilizarlo en un hipotético proceso de negociación en el que quiere tener rehenes políticos como moneda de cambio.
A raíz de su detención se generó un gran revuelo mediático, con un montón de filtraciones. Hubo también otras actuaciones judiciales...
Fue la excusa perfecta para seguir toda la estrategia represiva que había mantenido hasta entonces la Audiencia Nacional. A raíz de mi detención cerraron la herriko taberna de Zamudio, sin ninguna acusación, crearon un montaje hacia mi persona, con un organigrama, hablando de unos locales... Al final lo que se refleja es que con las torturas pueden desarrollar una estrategia de intoxicación, de manipulación, y todo lo que ellos quieran para reflejar una realidad que no se corresponde con la verdadera.
Visto en perspectiva, ¿en qué momento se encuentran las expectativas abiertas en marzo?
A veces tenemos la tendencia a analizar las cosas desde la superficie, desde lo que se refleja en los medios de comunicación, y no vamos más allá, no vamos a lo que realmente sustenta el proceso político. Y se sustenta en unos parámetros políticos muy concretos: derecho a decidir en todo Euskal Herria y voluntad para que se respete la decisión del pueblo vasco. Lo que la lucha durante décadas nos ha demostrado es que el Estado español y el francés no tienen voluntad para ello, y hoy tampoco la tienen. Pero esa voluntad se cambia en base a la movilización, a la presión política, a la acumulación de fuerzas y, sobre todo, a que reflejemos que somos capaces de hacerles frente como pueblo y decir que esos derechos nos corresponden y que vamos a adquirirlos por nosotros mismos. A partir de ahí, que las mesas se constituyan más pronto que tarde, tanto la de los agentes políticos como la de ETA y el Gobierno español, lógicamente va a ayudar en ese proceso. Pero todo se va a medir en base a la activación política y social que se dé en Euskal Herria. Ahí debemos poner toda la carne en el asador.
¿Y el Colectivo de Presos Políticos Vascos? Varios agentes subrayan que su situación es cada vez peor, que la repre- sión de los estados es cada vez mayor...
Saben perfectamente lo que representa EPPK para la lucha por la liberación de Euskal Herria. Saben que representa, tanto simbólicamente como políticamente y en términos militan- tes, una fuerza activa muy importante. Y tratan de debilitar sectores fuertes social y políticamente para intentar llegar a una situación en que la izquierda abertzale entre lo más debilitada posible a un proceso político en clave de negociación. Prueba de ello son los mecanismos de represión nuevos que han puesto en marcha. Pero el Colectivo lo tiene muy claro y así lo ha manifestado constantemente mediante su interlocución: EPPK es un agente político más de Euskal Herria, que como tal va a participar activamente en la vida de este país, más aún en estos momentos, estando en un proceso político.
En este contexto, Iñaki de Juana lleva cuarenta días en huelga de hambre.
Iñaki de Juana lleva 40 días en huelga de hambre en defensa de sus derechos, pero no representa sólo a Iñaki de Juana, sino a todo el Colectivo. El Estado pretende, golpeando a las personas más combativas, a las que han tenido el valor y el compromiso de pelear para hacerle frente a la opresión que sufre Euskal Herria, que la gente se repliegue, se desgaste y no luche en la calle.
En este mismo escenario, nos encontramos con que sigue el juicio del sumario 18/98, que se ha iniciado otro por las detenciones «preventivas»... ¿Coincide en que este tipo de juicios son incompatibles con el proceso?
Totalmente. Son completamente incompatibles de cara a un proceso político, pero son incompatibles ante cualquier situación política que se esté dando en Euskal Herria. Los derechos, en la cárcel o en la calle, no pueden depender de una determinada situación política. Los derechos no se negocian, no van en base a procesos políticos.
Con todos estos mimbres que ha citado, ¿cómo ve hoy la situación política?
Por un lado, el PSOE está intentando ralentizar el proceso, porque lo está viviendo en clave electoral y de interés partidista. Quiere marcar los ritmos en esa dirección. Pero si lo medimos todo en base a intereses partidistas, mal vamos. Luego, cuando se habla de bloqueos y crisis la gente se lleva las manos a la cabeza, pero la realidad es que llevamos seis meses de alto el fuego y la línea represiva se mantiene o aumenta. La realidad es que se mantiene la Ley de Partidos, y que continúan las detenciones. Luego está el papel que pueden estar jugando partidos como el PNV, que están buscando su jugada política para, en ese marco de descontextualización, sacar los mayores intereses partidistas. Y ante ello, somos cada vez más conscientes de que la clave, la base del proceso, se sustenta en la movilización y la fuerza de la sociedad vasca. Ahí se están dando pasos importantes, que tienen su valor, pero tenemos que seguir en esa línea. Con ello lograremos que el PNV tenga menos oportunidades de intentar lograr un segundo engaño estatutario y que el PSOE, más allá de su discurso de buenas palabras, se vea en la necesidad de dar pasos concretos. -
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