A unos pocos metros de la pista espera la flotilla de minibuses fletada por el Gobierno de Senegal para conducir a los «clandestinos» a los cuatro rincones del país, según afirma Ass Sougoufara, el gobernador de la región.«Nosotros les identificamos, les reagrupamos por regiones y nos encargamos de conducirles hasta sus casas. Les damos un sandwich y 10.000 francos CFA para socorrerles», indica el gobernador Sougoufara.
A pesar de la fatiga y la decepción, Talibou Sylla, de 37 años, que ha gastado 700.000 francos CFA más de mil euros en la travesía, no puede evitar reirse de la situación, haciendo reír a sus compañeros de infortunio, evocando la irrisoria cantidad de dinero que acaba de recibir.
El pasado jueves, a las 1:50 hora loca llegaban procedente de las islas Canarias 60 repatriados, que pasaron el vuelo con las manos atadas y vigilados por numerosos policías españoles, según los numerosos testimonios recogidos.
A su llegada les esperaba Ass Sougoufara, que les invitó a «buscar el éxito en su país».
Los repatriados fueron sometidos a un proceso de identificados y pasaron un examen médico antes de ser reagrupados por regiones en el borde mismo de la pista del aeropuerto.
En medio de los grupos que han formado, un hombre joven se queda solo. Es originario de Kaolack (a 200 kilómetros al sudeste de Dakar) y quiere saber si será conducido hasta su casa. «Si habéis venido a buscarme hasta España, llevarme ahora hasta Kaolack», les dice a los policías que le rodean.
Talibou Sylla, que habla perfectamente francés después de pasar siete años en el Estado francés antes de ser expulsado en 1997, relata las dolorosas últimas horas en territorio español. «Somos hombres y lo que nos ha ocurrido nos marca. Hay aceptarlo, pero te hace sentirte muy mal», explica lentamente Sylla, que es padre de dos niños.
«Nos han atado la manos con cuerdas, pero nosotros no somos criminales. Nos han tratado como a esclavos para llevarnos», deplora, antes de reconocer que han sido tratados «humanamente» a lo largo de su estancia en un campo de refugiados.
TalibouSylla no cree absolutamente nada en los proyectos anunciados por el Gobierno senegalés, especialmente un plan para volver a la agricultura (reva), que las autoridades senegalesas evocan como solución a la oleada migratoria.
«¿El plan Reva? No creo en nada. No te dan nada, ni siquiera un préstamo», señala este cultivador de cacahuetes que declara haber partido ante la imposibilidad de poder vender su producción. «Son las mismas promesas que en 1997 cuando regresé de Francia y no he visto nada», afirma.
El gobernador Ass Sougoufara ya se ha marchado, el sueño
se ha desvanecido, y un pequeño grupo de repatriados se dispone a subir al
minibús que les llevara a casa. El Boeing blanco de Air Europa que les ha
llevado a San Luis levanta de nuevo el vuelo, esta vez hacia «El Dorado»
europeo. Con gestos cansados y resignados ellos le saludan con la mano. -
François TILLINAC
SAN LUIS