El Foro Rural Mundial (FRM) es una red internacional dedicada a facilitar la relación entre los diferentes agentes que actúan en el medio rural y a impulsar acciones que contribuyan al desarrollo sostenible y equitativo de los diferentes entornos del planeta, especialmente de las zonas rurales». Son palabras de los responsables de la citada asociación de desarrollo, entidad que celebra hasta mañana su tercer congreso internacional.

La primera jornada del evento, que se llevó a cabo ayer en el Parque Tecnológico de Miramon en Donostia, sirvió para ofrecer una visión mundial del sistema económico imperante y del desigual acceso a los recursos, con especial dedicación a los efectos de la desigualdad en los países en desarrollo. La pobreza se convirtió así en el tema estrella de las conferencias y mesas redondas que tuvieron lugar por la mañana.

Después del pertinente acto inaugural, el primero en tomar la palabra fue Godefroid Kä Mana, director del Centro de Estudios y de Investigadores Ecuménicas y Sociales (CEROS). Este conferenciante, proveniente de Benin, no se anduvo por la ramas y afirmó que la globalización es «una gran mentira», al tiempo que señaló que «la mundialización no mundializa más que el dinero».

La segunda ponente, Eveline Herfkens, no por más diplomática fue menos clara. La ex ministra de Cooperación al Desarrollo de los Países Bajos ejerce actualmente de coordinadora mundial de los Objetivos del Milenio de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esta declaración, negociada en 2000 por 189 estados y calificada ayer como «el tercer documento en importancia de la comunidad internacional», abarca desde la reducción a la mitad de la pobreza extrema hasta la detención de la propagación del Sida y la consecución de la enseñanza universal para 2015.

Pues bien, Herfkens reconoció que «casi hemos llegado a la mitad del plazo fijado para cumplir los objetivos y, a nivel global, apenas hemos podido conseguir algunos logros». Criticó que algunos estados no hayan asumido los compromisos pactados en el documento, por lo que les instó a que los cumplan y demuestren voluntad política. «En realidad, este es uno de los problemas que tenemos en Naciones Unidas. Puedes crear una plataforma llena de buenas intenciones, pero luego, si los gobiernos vuelven a casa y olvidan sus compromisos, no puedes hacer nada ante eso. No somos la policía», explicó.

Remarcó que el papel de la ciudadanía es clave para que no haya más «promesas rotas» y los gobiernos cumplan así con su parte. «Hay mucho desconocimiento e ignorancia en los países ricos, por lo que a los políticos les resulta muy fácil escurrir el bulto y no cumplir sus promesas. Yo, que he sido política, sé de buena tinta que es más fácil hacer los deberes cuando se sabe que ese trabajo te puede reportar votos», puntualizó la ex ministra holandesa en alusión a la importancia que tiene la labor de concienciación de la sociedad a la hora de abordar el problema de la pobreza.

Mil millones, en pobreza extrema

Uriarte mencionó algunos datos para destacar la dimensión del problema de la pobreza. Señaló que, a día de hoy, mil millones de personas se encuentran «en pobreza extrema» en el mundo y que las diferencias entre el primer y tercer mundo se están acrecentando pese a que «la economía está en el mejor momento de la Historia», un dato que deja bien a las claras el desigual reparto de la riqueza en el planeta. -