La estructura es fija y estable, después de una continuidad moderada de un proyecto que se inició en 1997, con motivo de la celebración de los Campeonatos del Mundo en Donostia.

Con Félix Ugalde, uno de los técnicos de la selección y un entusiasta del trabajo con la base, repasamos la temporada y descubrimos el plan de formación que llevan a cabo desde la Federación presidida por José Luis Arrieta.

El impulso en 2004 nació «por la necesidad de una reordenación del ciclismo guipuzcoano», asegura. «Era renovarse o morir, había corredores con proyección y los clubes estaban justos». Entonces, surgió la idea de «complementar» líneas de trabajo que los equipos no podían abarcar. «La honradez, la unión de todo el colectivo y la militancia» son las claves, según el técnico donostiarra.

El calendario de la temporada 2006, en el Estado francés, Italia, Bélgica y Luxemburgo, ha sido el siguiente: en elite y sub 23, dos pruebas del Essor Basque (febrero), Burdeos pista (febrero), GP Waregem (marzo), la ronda Tour Loir Cher (abril), París-Mantes (abril), Giro Canavese (setiembre) y GP L’Humanite de pista (octubre); y en junior, Route l’Avenir (abril), París-Roubaix (abril), GP Patton (julio) y Ronde des Valles (agosto).

Las pruebas son de la máxima categoría, incluso han competido con profesionales. Un ejemplo: en el Mundial de Salzburgo sub 23, ocho de los diez primeros han disputado carreras en las que ha participado la selecciónGipuzkoa-Moyua.

El calendario 2007 está prácticamente perfilado y será similar al de este año.

Ugalde se muestra «muy satisfecho». «Tanto los juveniles como los elite han tenido siempre presencia», y el salto ha sido «positivo» respecto a 2005.

El resultado ha sido Julen González, que ha corrido el Europeo y Mundial.

Las pruebas a disputar se seleccionan por un criterio de formación, y tienen que rechazar numerosas invitaciones que no cumplen ese objetivo. Así, Roubaix o Waregem se eligen por el pavé y las vueltas suelen incluir una crono y ser llanas.

La convocatoria de corredores no supone problemas con los equipos guipuzcoanos. «La relación es afortunadamente buena y correcta porque completamos su labor», explica.

Gipuzkoa-Moyua, señala Ugalde, «no sólo es un proyecto para corredores, sino también para los técnicos» que trabajan en los diferentes clubes de Gipuzkoa. «Es un concepto fundamental», afirma. Jon Lasa, el propio Ugalde, Jokin Lizeaga y Angel Balzola son la base de los técnicos de la selección; los auxiliares habituales son Francis Navarro, Jaime Navarro, Ainhoa Etxegoien, Iban Ruiperez e Iñigo Mateos; y Antxon Gorrotxategi y José Borda son los médicos. «Es un equipo de nivel profesional», dice.

La infraestructura ­el presupuesto ronda los 40.000 euros­ es amplia y está «optimizada» a las necesidades. «Empezamos con todo prestado y ahora no nos falta de nada», confirma.

En el apartado tecnológico, los técnicos cuentan con nueve pulsómetros Polar ­cinco avanzados­ y dos SRM (miden la potencia), al servicio de los corredores, que hacen uso la temporada completa o media.

Evaluacion continua

El proyecto de formación comienza en el primer año de juveniles. El primer paso es hacer un grupo de cadetes con el que comenzar a funcionar al año siguiente.

La planificación ­una previsión, evaluaciones y un análisis final­ abarca la temporada completa.

Todo queda reflejado en un calendario pormenorizado con todas las actividades diarias. Se trata de «un trabajo individualizado». Los corredores deben comunicar su trabajo por correo electrónico y los martes, telefónicamente, contactan con los técnicos.

Por encima de todo, está el calendario escolar, «el a, b y c del proyecto». Se tienen en cuenta los horarios y el periodo de los exámenes.

La planificación personal comienza en noviembre con un primer reconocimiento médico; de hecho, este viernes el grupo de trabajo pasó el reconocimiento, así como un análisis antropométrico y realizaron el primer entrenamiento conjunto. Ya en enero, se realiza una primera prueba de esfuerzo «en laboratorio», sobre una bici estática. A partir de ahí se programan los entrenamientos y los primeros objetivos. En marzo, se realiza un test de campo, en el Velódromo de Anoeta.

Trabajo completo

El plan de trabajo incluye un estudio biomecánico, postural y ergonómico completo, gráficas Polar y SRM, analíticas antes de cada competición con la selección, un seguimiento médico durante toda la temporada (hasta cinco controles), la asistencia a las concentraciones en febrero, mayo y diciembre y las ponencias de tecnificación.

Al respecto, Ugalde nos cuenta una anécdota:«Durante el Memorial Gervais grabamos a los corredores durante la contrarreloj sin que lo supiesen, para luego corregir su posición sobre la bicicleta».

El técnico guipuzcoano no quiere olvidar la colaboración desinteresada de los profesionales, que en muchos casos pasaron por la misma escuela.

Las competiciones internacionales de Gipuzkoa-Moyua son un suplemento más y dan sentido a todo el trabajo.

El seguimiento, asimismo, se centra en unos 20 ciclistas por año y hay dos sistemas, parcial o total, según las necesidades de cada corredor y del club al que pertenece. Los técnicos piden a los corredores «ilusión, seriedad, capacidad de sufrimiento y ganas de aprender».

En primer lugar, se marcan los objetivos y los condicionantes, y siempre tienen en cuenta los ciclos educativos de los corredores escogidos.

El periodo de trabajo es un macrociclo, de noviembre a setiembre, dividido en mesociclos. Un ejemplo: preparación (noviembre-diciembre y enero-febrero), precompetitivo (marzo), competitivo (abril), regeneración (mayo), competitivo (junio-julio), regeneración (agosto) y fin de temporada (agosto-setiembre).

La evaluación y el resumen de cada mesociclo, con todos los datos recopilados, es el último paso, y se concluye si se han conseguido las metas. -

DONOSTIA