Nadie puede sustraerse a las influencias, las jergas, jeringonzas, argot o mestizajes de lenguas y expresiones. En ocasiones son fundamentales para la explicación de una situación. Si eres fan de “El chavo del 8” acabarás utilizando dejes y retruécanos de estos personajes que llevan décadas entreteniendo a niños, jóvenes y adultos tan retardados como el que suscribe, y siguen con sus cosas porque están actualmente en la programación de La 2, curiosamente, para competir con los seres amarillos de Springfield al mediodía. Los chavos llevan tantos años con sus ingenuas actuaciones, sus guiones tan descacharrados, su lenguaje tan oblicuo, torcido, llano, enrevesado, naïf, crea vicio. Es una lengua tratada voluntariamente para asimilarse a un habla popular.

Romaní, caló, es lengua de uso y costumbres en ciertos ambientes, además de ser seña de identidad de una etnia con la que convivimos. Nos llega por contactos carcelarios, por simbiosis social, por pertenecer a la academia del oído, más que a la de la lengua. Germanías, anglicismos, voces chelis, de todas ellas vamos contaminándonos constantemente, y de buena gana, pero cuando vemos ciertas parodias televisivas utilizando dejes, maneras, tanto regionales, como sexuales o étnicas, nos produce agotamiento y es en ese programa de la primera estatal con los señores de “Cruz y Raya”, en donde hemos visto totalmente acongojados, una suerte de blues con los músicos disfrazados de tópicos gitanos de “fragoneta”, y cuyo estribillo terminaba con una frase tan indecente como “¿una paya p’a qué? Una paya p’a chingar”. Además de machista es deplorable, y lo peor de todo es que sucede en ese lugar catódico que es TVE.

Por cierto, ¿a quién puede hacer reír una gilipollez como la anterior? Es la norma del programa. El momento más bajo de estos dos cómicos que llevan demasiados años en las pantallas sin renovarse, ni encontrar una manera personal de hacer humor. Solo valen algunas de las parodias, asunto que dominan, pero les pierde los malos guiones. Muy groseros, de trazo demasiado grueso, y el humor en televisión, en todas las demás cadenas, vaya por otros derroteros, con otro estilo, otra mirada. -