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Alrededor de un millón de mauritanos, sobre un población total de tres millones de habitantes, elegirán a los 95 diputados de la Asamblea Nacional (Cámara Baja) disuelta tras el golpe de Estado liderado por Ely Ould Mohammed Vall, y a los concejales de los 219 consejos municipales de este país. La Junta Militar que derrocó al entonces presidente, el también militar golpista Muauiya Uld Sidi Ahmed Tayá, se comprometió en noviembre de 2005 a iniciar una transición para devolver el poder a los civiles en un plazo de 19 meses. El llamado proceso de transición democrática comenzó de forma efectiva el 25 de junio pasado con un referéndum constitucional en el que cerca del 97% de los votantes dieron un «sí» a la nueva Carta Magna.
La nueva Constitución reduce el mandato presidencial a cinco años, frente a seis años en la anterior, y sólo permite que el jefe del Estado concurra a un segundo mandato, mientras que hasta ahora no había ninguna limitación en este sentido.
La reforma constitucional contaba con el apoyo de la gran mayoría de las fuerzas políticas de Mauritania, antigua colonia francesa que logró su independencia en 1960 y que en las últimas décadas ha vivido numerosos golpes de Estado o tentativas golpistas militares.
El proceso de transición proseguirá ahora con estas elecciones legislativas y municipales, continuará en enero de 2007 con unas elecciones senatoriales y culminará en marzo del próximo año con las elecciones presidenciales.
Los golpistas de la Junta Militar, denominada Comité Militar para la Justicia y la Democracia (CMJD) y presidida por el coronel Ely Uld Mohamed Vall, se comprometieron a no concurrir como candidatos a las elecciones para asegurar la transparencia de los comicios.
Alrededor de treinta partidos políticos y dos grandes agrupaciones de candidatos independientes concurren en 444 listas electorales a las legislativas y en 1.222 listas a las municipales. Cinco de estas formaciones políticas parten con el cartel de favoritas pero los pronósticos apuntan que ninguna de ellas logrará una mayoría que le permita gobernar en solitario.
Los principales favoritos son antiguos partidos de la oposición, como la Reagrupación de Fuerzas Democráticas (RFD), la Alianza Popular Progresista (APP) y la Unión de las Fuerzas de Progreso (UFP).
El partido del ex presidente Tayá, el Partido Republicano para la Democracia y la Renovación (PRDR), que monopolizó el poder durante su presidencia, figura también entre los favoritos por su buena implantación aunque muchos de sus antiguos miembros concurrirán ahora en listas independientes.
Los islamistas moderados, que hasta ahora estaban excluidos de la vida política, son una de las grandes incógnitas de estos comicios se presentan en prácticamente todas las provinciasy podrían constituir una de las sorpresas de la cita.
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Alrededor de 500 observadores, 87 de ellos de la Unión Europea (UE), velarán por la limpieza de las elecciones que se celebran hoy. El Gobierno mauritano informó esta semana de que cerca de 200 observadores extranjeros y unos 200 nacionales supervisarán los comicios y pidió a éstos que retuvieran «los hechos» y dijeran «la verdad con la mayor objetividad e independencia». Además de la UE, también han enviado observadores la Unión Africana, la Liga Arabe, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), la Organización internacional de la Francofonía (OIF), y la ONG estadounidense Nacional Democratic Institute (NDI).