Neonatos a ritmo de Mozart o Elvis
¿Conocen el «efecto Mozart»? Asegura que los bebés que escuchan su música dentro del vientre de la madre, a partir de la semana 23 de gestación, lloran menos, duermen más, ganan más peso y mejor plasticidad cerebral tras el nacimiento. La musicoterapia ya se deja escuchar en algunas unidades de neonatología. Las Jornadas de Enfermería Neonatal celebradas en Bilbo han acogido esta iniciativa.
Dicen que la música amansa a las fieras; a las que arañan, pero también a ésas fieras que corretean, sin parar, por el salón de casa. La musicoterapia es una disciplina paramédica cada vez más conocida, nacida hace unos cincuenta años y que recurre a la música para mantener o rehabilitar la salud dentro de un proceso terapéutico.Desde siempre se ha dicho que el feto, a pesar de sus limitaciones, siente el sonido ambiente que hay más allá de la barriga de su madre. Las conversaciones, las voces, los gritos, los ruidos y, cómo no, la música. Musicoterapia en las unidades neonatales hospitalarias, una experiencia que apenas si se va abriendo camino, al menos en el Estado español, y que ha sido uno de los asuntos abordados en las Jornadas de Enfermería Neonatal celebradas en la capital bilbaina hasta este viernes. Irene Martínez Pérez es enfermera del servicio de Neonatología en el hospital madrileño 12 de Octubre, donde durante tres meses puso en práctica una reconfortante iniciativa para ella, los bebés y sus familias en la que la música y los padres participaban activamente para estimular a esos bebés, mayoritariemente prematuros y con problemas, que deben permanecer en el hospital más tiempo del deseado. «Todos sabemos los efectos beneficiosos que tiene la música. Por ello, por qué no utilizarla para beneficio de los bebés y los padres», justifica esta sanitaria. Los bebés eran sometidos cuatro veces al día en sus incubadoras, durante media hora cada una, tanto a una melodía musical previamente determinada, como a las propias voces de su madre y su padre. «Cuando el niño ya estaba relajado, a gusto, después de haber comido y con el pañal cambiado, se le sometía a ese estímulo musical, además de que, con la participación de las voces de sus padres facilitas ese vínculo, que de otra manera no se da. ¡Todos sabemos el efecto que tiene el canto de una madre o un padre con su bebé en brazos!», detalla Irene Martínez como ejemplo. Un efecto beneficioso, no sólo para los pequeños, sino para esas familias, asegura, que «están sometidas a tensiones y lo que más necesitan es expresar lo que tienen dentro para poder sobrellevar este proceso ‘horroroso’». Además, «ayudarán al niño a prevenir posteriores alteraciones por falta de una estimulación apropiada. Con esa estimulación se evitan muchos traumas que todos tenemos y que seguramente arrastramos desde nuestra época fetal». Se trata de experiencias piloto que, como reconoce esta enfermera, dependen de la voluntad del personal, más que de la buena disposición de los responsables hospitalarios. «Hacer esto supone dedicarle muchas horas fuera de tu horario», admite, de ahí que no resulte nada sencillo poner en práctica iniciativas pioneras como la referida. «Si vamos convenciendo, poco a poco, a otras compañeras, pues eso, iremos poco a poco», señala al respecto. Su experiencia en el 12 de Octubre, tras aquellos tres meses, está hoy «parada», reconoce. Hace dos años, enfermeras de la unidad de Neonatología y Cuidados Intermedios del Hospital Universitari La Fe de Valencia realizaron un estudio observacional que demostró, según anunciaron, los beneficios de la música en el cuidado de niños prematuros y con síndrome de abstinencia, ingresados en la unidad de neonatos. La investigación les demostró que la música mejoraba la frecuencia cardíaca y el nivel de oxígeno del recién nacido ingresado, produciendo relajación y un sueño más tranquilo. En su caso, aquellos buenos resultados sirvieron para seguir adelante por la experiencia, siendo el primer centro hospitalario del Estado español en aplicarlo de manera protocolaria. Música de Mozart, Vivaldi o Brahms, tres veces al día, durante una hora. «¿Mozart?», repregunta la enfermera Irene Martínez, asistente a las jornadas celebradas en Bilbo. «A mí no me gusta decir que Mozart es el ideal, porque en cada momento el estímulo debe ser el apropiado a lo que el niño te pide o con las señales que te da. Dependerá de si quieres relajarle o estimularle, todo debe ir acoplado, por eso no hay un ideal. ¿Por qué no ponerles a Elvis o los Beattles?». Esta experta aclara, en cualquier caso, que «no se trata tampoco de ponerles una musiquilla sin más, un hilo musical y ya está. Hay que hacer mucho trabajo previo». ¿El resultado final? Irene Martínez se remite a las cartas que le enviaron muchos de esos padres y madres partícipes de la experiencia: «Lloro cuando las leo. Los objetivos que te marcabas se cumplían con creces». Musicoterapia en las unidades de neonatología. ¿A que suena bien? -
BILBO
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