Iñaki Urdanibia - Trabajador de la Enseñanza
¿Dónde están los sindicatos?
Cuando niños no creo que se siga haciendo se nos solía amenazar con el consabido «si te portas mal le llamo al coco». Ahora todo Tontxu de turno tiene sus cocos que juegan el papel de bomberos para apagar cualquier fuego rebelde que trate de aglutinar al adormecido profesorado en pro de unas reivindicaciones absolutamente justas. Oía precisamente el otro día en mi centro de trabajo una conversación entre algunos profesores de la cuerda sindical antes señalada que venían a decir: las reivindicaciones de los sindicatos convocantes son absolutamente acertadas, pero llamar ahora a una huelga... ¿será de mal gusto?Naturalmente, me estoy refiriendo a la huelga en la enseñanza que en Gipuzkoa, en concreto, se ha conovocado para mañana, 21 de noviembre. Por una parte, resulta increíble que los cuatro convocantes (STEE-EILAS, LAB, ELA, UGT) no tengan mejor ocurrencia que hacer el llamamiento para una jornada en la que varios centros de enseñanza están en época de exámenes, lo que viene a ser entorpecedor, disuasorio para muchos profesores que si fuera en otro día normal laboral se hubiesen apuntado sin pestañear a responder afirmativamente a la convocatoria; teniendo en cuenta además que algunos «gestores» de los centros situados más allá del bien o del mal como si no fuesen tan trabajadores como los demás airean con fervor el sacrosanto derecho de los alumnos a ser evaluados, para entorpecer que la huelga salga. Añádase a lo anterior que otros trabajadores coinciden que por ser tal semana de pruebas de evaluación, libran ese día de tener que ir al centro de trabajo con lo que si hacen huelga no se nota para nada a no ser en su bolsillo, y en la lista de quien hace los descuentos correspondientes; es decir, la Administración. Es obvio que cualquiera que haga una huelga quiere que se note su acción, que supone una protesta y un consiguiente entorpecimiento de la marcha normal de las cosas. En la presente ocasión, y sin abundar, quienes han llamado a la huelga, al no tener en cuenta lo que acabo de señalar, hacen un flaco favor a las movilizaciones y a cualquier prestigio o respeto que puedan tener ante el colectivo de trabajadores, ya que tanto liberado sindical para no enterarse (¡pero es que ni uno!) de cómo están las cosas en la base... para lo que no hay que ser muy astuto, del mismo modo que es natural que si uno va a salir, por ejemplo a la mar, mirará previamente a ver cómo van a estar las cosas. ¡Imperdonable! Y es una pena, ya que los motivos para la huelga son numerosos y las reivindicaciones absolutamente justas y hasta comedidas para la situación actual, y no hay coco, ni caca, que pueda negar la justeza de lo reivindicado. Junto a la convocatoria netamente mayoritaria de las fuerzas representadas y representativas en el sector, desafortunada como he señalado por no haber tenido en cuenta las fechas, ha salido a la luz una amazacotada, confusa y propagandística contra-convocatoria de los bomberos cocos. Llenándose la boca con una abstracta y hueca «unidad sindical» (que en este caso se habría logrado de manera total y paradigmática, si ellos, los únicos no convocantes, se hubieran unido al resto), se realiza un balance en el que queda claro que las elecciones sindicales están a la vuelta de la esquina: así, ellos lo han hecho todo bien, los otros todo mal; todo lo conseguido ha sido gracias a sus buenos oficios, todo lo no conseguido es debido a los otros. Vamos, que ellos son como el rey Midas del sindicalismo, lo que tocan lo convierten en oro; los demás todo lo que tocan lo convierten en mierda. Un botafumeiro mareante e insultante a través del que se presenta el nuevo cillit-bang sindical, para qué vas a hacer caso a cuatro sindicatos si con uno basta. Eso sí, en la propagandística y ombliguista hoja informativa absolutamente de orden y que se situa más a la derecha que el grifo de la fría un par de oscuras fotitos dan clara muestra de que ellos también salen a la calle; una vez salieron en Madrid, la otra en el BEC de Barakaldo, ¡oye! -
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