Más del 90% de la biología humana es aún un misterio
Más del noventa por ciento de la biología humana sigue sin entenderse, según las estimaciones del Premio Nobel de Medicina 2002, Sydney Brenner, para quien el ser humano es un misterio, no sólo por su cerebro y capacidad de razonar, sino por poder hablar, agarrar cosas o caminar erguido.
MADRID
Considerado padre fundador de la biología molecular, este científico de nacionalidad sudafricana, que obtuvo en el año 2002 el Premio Nobel de Medicina, y que estuvo de visita de trabajo la pasada semana en Madrid, pronunció la conferencia “Arquitectura de la complejidad biológica» en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-Universidad Autónoma de Madrid). Con anterioridad, Brenner se reunió con un reducido grupo de periodistas y científicos en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en donde explicó que «todavía queda mucho trabajo por hacer en el ámbito de la biología. Hay muchos retos y preguntas intelectuales pendientes, debido a que los cambios que se están produciendo van muy rápido», asegura Brenner, uno de los pioneros de la biología molecular. Este científico, quien en los sesenta se percató de que el proceso de diferenciación celular y de formación de órganos requería para su estudio organismos más simples que los mamíferos, explicó que, aparte del cerebro, son muchos los enigmas por resolver sobre el comportamiento humano. Premiado con el Nobel por sus trabajos sobre regulación genética del desarrollo y muerte celular, Brenner explicó que resultan sorprendentes todavía cuestiones como la capacidad del dedo pulgar para apretar las cosas, algo que no es posible en los chimpancés. También es muy destacable la estructura de los pies en los humanos, que les permite caminar completamente erguidos, al contrario de lo que ocurre en los animales, añadió este científico licenciado en Medicina por la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), en 1951. «Somos el único animal capaz de proyectar su futuro haciendo uso para ello del entorno», añadió Brenner, cuya pasión por la biología molecular empezó con el desciframiento del código genético.
Usó la piel para cubrirse
Brenner comentó que el hombre no evolucionó generando pelo durante las épocas de glaciación, porque, en lugar de esperar a que se produjeran las mutaciones genéticas pertinentes, usó las pieles de animales para cubrirse; es decir, el ser humano protagonizó «una evolución cultural, frente a la evolución natural». Actualmente, «seguimos viviendo con genes de hace 100.000 años, y eso es lo que somos biológicamente», explicó durante su estancia en Madrid el científico sudafricano, tras lo que añadió que «nuestros genes y fisiología son acordes al entorno que existía, probablemente, hace cientos de miles de años o más». Esta circunstancia hace que el hombre actual, pese a su habitual vida sedentaria, continúe metabolizando, por ejemplo, las grasas con procedimientos genéticos similares a los de hace miles de años. Destacó que «la ciencia depende de la innovación, de encontrar algo nuevo, y ahí tienen cabida los jóvenes, que deben actuar, para sustituir a científicos de más edad, que morirán». Criticó los sistemas educativos actuales, en primaria y también los universitarios, que «han destrozado el sentido de innovar».
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