RECREATIVO 2
OSASUNA 0
IRUÑEA
Un solo disparo a puerta en noventa minutos, siete partidos consecutivos ligueros sin ganar, ni medio gol por encuentro disputado y ocho encajados en los últimos tres partidos. Con este bagaje, la caída a los puestos de descenso no era sino cuestión de tiempo. Osasuna ya es antepenúltimo el empate del Betis en Anoeta le mete en las posiciones que queman y, de persistir en la imagen ofrecida en el Nuevo Colombino, tiene muchos boletos de seguir haciendo sufrir a sus aficionados.
Una hinchada que parece no estar dispuesta a seguir tolerando la continua sangría de puntos y que, a buen seguro, dará su veredicto sobre la continuidad del técnico dependiendo de lo que acontezca ante el Depor, de no mediar sorpresa a lo largo de la semana.
La final de Huelva término con el que se acuñó el compromiso ante el Recreativo, en el que también coincidió el propio entrenador no sirvió precisamente para aligerar la presión del entorno sobre el Cuco Ziganda, sino que, a la vista de lo sucedido, la ha acrecentado.
Una visión pesimista que no puede ser de otra manera cuando el primer y único lanzamiento rojillo entre los tres palos del Recreativo se produce sesenta y nueve minutos después del pitido inicial y de que los dos goles del decano del fútbol estatal fueran fruto de sendos regalos de la zaga osasunista.
Y es que los navarros siguen manteniendo su negadez de cara a la portería contraria, pero aderezada en los últimos choques por su inconsistencia defensiva. La otrora seguridad de la zaga rojilla ha pasado a ser una quimera y cada vez es más fácil perforar la meta defendida por un Ricardo, cansado de los fallos de sus compañeros.
Uno de esos errores en cadena de la parte de atrás osasunista fue precisamente la espoleta que hizo virar en redondo el devenir de un partido que estaba transcurriendo por los derroteros del aburrimiento y la ausencia de buen fútbol.
Encima en esos minutos del descuento en los que los fallos son todavía más escandalosos, pues dejan asomar la endeblez de aquellos conjuntos que se encuentran en horas bajas, como es el caso de Osasuna. Un nuevo capítulo, pues, en la ya larga lista de episodios de pérdidas de concentración que se vienen sucediendo en la presente temporada.
Ocurrió ante el Lens en la Copa de la UEFA y ayer se volvió a repetir. Cazorla hizo de Dindane y se fue de manera increíble de Monreal y Font. Luego fue Javier Flaño el que permitió que Guerrero se le impusiera por alto cuando el de Noain tenía ganada la posición.
Los andaluces daban el primer paso para batir su particular marca en Primera División tres victorias consecutivas y abrirse hueco entre los puestos que dan derecho a jugar competición europea, mientras los dirigidos por Ziganda veían cómo su conservadurismo se iba al traste segundos antes de desfilar a vestuarios.
Como si de un golpe bajo se tratara, Osasuna acusó sobremanera que el Recreativo se pusiera por delante en el marcador y, lejos de protagonizar una reacción acorde al equipo que fue la pasada temporada, siguió naufragando en el Nuevo Colombino. Tampoco su míster fue en esta ocasión capaz de enderezar la nave, ya que sentó a Font cuando el levantino podía haber ejercido la labor de enganche que Raúl García no estaba realizando y al que acabó también por relevar instantes después.
Los navarros eran un juguete en manos del conjunto onubense, que sólo tuvo que esperar media hora más para que Uche volviera a poner de manifiesto la fragilidad rojilla, dejando con un palmo de narices a Josetxo y a un reincidente Flaño.