Más de un millar de personas participaban ayer en la marcha organizada por grupos de mujeres de Margen Izquierda y Zona Minera, en una marcha de Barakaldo a Sestao para denunciar la violencia sexista y los malos tratos. Bajo el lema ‘‘Stop a los malos tratos’’, la manifestación partió de la plaza Bide Onera a las once y media de la mañana y finalizó en la plaza sestaoarra del Kasko, pasadas la una de la tarde. Fue una de las primeras movilizaciones en Euskal Herria de un 25 de noviembre repleto de actos simbólicos y solidarios en una fecha emotiva, pero también reivindicativa para las mujeres.En un comunicado posterior, los grupos organizadores de esta marcha denunciaron que la violencia sexista, los malos tratos, palizas, asesinatos, violaciones, insultos, acoso sexual y humillaciones son «consecuencia de las situaciones de desigualdad y discriminación que vivimos las mujeres en todos los espacios de la sociedad: en el hogar, en la calle, en el trabajo y en el centro de estudio».
Según recordaron, en lo que va de año cuatro mujeres han muerto en Euskal Herria a manos de sus parejas o ex parejas, una de ellas, Idoia Barba, en Barakaldo a finales del mes de mayo. Sólo los juzgados de la CAV tramitaron 5.049 procedimientos penales de violencia de género durante 2005; sólo en Bizkaia 2.500. En la actualidad, se tramitan hasta 11 casos diarios, mientras que en la comarca de Margen Izquierda y Zona Minera, el Juzgado de Barakaldo atiende al día una media de 1,3 casos de maltrato.
Por contra, el miedo a denunciar al maltratador «va desapareciendo», subrayaron las participantes en esta manifes- tación, ya que durante el pasado año las diligencias abiertas por delitos de violencia de género han aumentado un 46% en la CAV. En los primeros diez meses de este año el número de detenciones de maltratadores efectuadas por la Ertzaintza casi iguala al total registrado en 2005, que se saldó con 763 arrestos.
Pero como reconoció ayer la fiscal de Sala para la Violencia contra la Mujer, Soledad Cazorla, «una ley por sí sola no cambia el fenómeno de la violencia de género». Es por ello que las participantes en la movilización entre Barakaldo y Sestao insistieron en que «sólo con la movilización de las mujeres y la lucha diaria implicando en ella a toda la sociedad, conseguiremos frenar la violencia sexista»
La expresión puesta de manifiesto ayer en esta comarca vizcaina por cientos de mujeres es la imagen de lo que ayer se repitió por las capitales y muchas localidades vascas. Bilbo fue una de las que cerró esta jornada de movilizaciones. Lo hizo con la manifestación que, sobre las 20.00, discurrió por la Gran Vía bilbaina hasta finalizar frente al teatro Arriaga, donde se dio lectura al comunicado de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista, en el que emplazaron a instituciones, mujeres y sociedad en general a adoptar medidas efectivas. Tomaron parte unas dos mil personas que corearon gritos que se repitieron en otras marchas, como ‘‘Basta de violencia contra las mujeres’’, ‘‘Ni una más’’ o ‘‘Ez, ez, ez, erasorik ez’’.
Por su parte, en Iruñea, varios cientos de personas, a pesar de la lluvia, se manifestaron por la tarde convocadas por la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista. El acto, que contó con el apoyo de diversos partidos y sindicatos, defendilos derechos de las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres y reclamó que ni una sola agresión quede sin respuesta. ‘‘No son arrebatos, son asesinatos’”, fue uno de los lemas coreados durante la manifestación, en la que también se escucharon gritos como ‘‘los jueces, las leyes, también son cómplices’’.
Bajo el lema ‘‘Herriak dio: No más violencia contra las mujeres. Aski da’’, partió de la Plaza del Castillo, el mismo lugar en el que finalizó después de recorrer diversas calles del centro de la ciudad. Allí se dio lectura a varios testimonios de otras tantas mujeres víctimas de la violencia en distintos ambientes.
Horas antes, otra manifestación se celebró en Tutera, y las Mujeres Progresistas de Barañain celebraron en la plaza consistorial de esta localidad un acto simbólico en recuerdo de las mujeres asesinadas por sus parejas. Una concentración silenciosa ante un cementerio de 65 cruces blancas con una esquela identificativa, una por cada mujer asesinada en 2006, fue la muestra de repulsa por los crímenes ocurridos, el homenaje a las víctimas y un llamamiento a la sociedad para luchar contra «la lacra del siglo XXI».
También el Ayuntamiento de Iruñea se sumaba a este día con la proyección gratuita por la mañana de la película ‘‘Grbavica: el secreto de Esma’’, de la directora bosnia Jasmila Zbanic, una denuncia sobre el uso de la violación como arma de guerra para humillar a la mujer y destruir el grupo étnico.
En la capital donostiarra tampoco cientos de manifestantes, algo más del millar, faltaron a esta cita. Otro tanto sucedió en Gasteiz, con unas quinientas personas secundando la manifestación celebrada también por la tarde.
¿Y los niños y niñas?
Por otro lado, la responsable de los programas de violencia contra la infancia de la ONG Save the Children, Pepa Horno, criticó ayer que, mientras la Ley Integral Contra la Violencia de Género «sí que contempla en su preámbulo los efectos que esta violencia tiene contra los niños y niñas, no ha desarrollado medidas específicas para atenderles». En este sentido, Horno lamentó que si bien «los centros de acogida tienen servicios de tratamiento terapéutico y educadores para trabajar con las mujeres», no existen este tipo de servicios para «los niños y niñas».
Horno indicó que, si bien «la ley contempla como un agravante a la pena del agresor que un niño o una niña presencie la agresión a la madre», la violencia no es sólo física, «sino que es, sobre todo, emocional y psicológica».
A la vez, la responsable de Save the Children destacó que cuando los niños y las niñas «viven la violencia en el día a día de su vida desde que tienen uso de razón», esto provoca que crezcan «creyendo que la violencia es normal y algo cotidiano en la pareja». «Esto daña su desarrollo aunque en ningún momento se le llegue a poner la mano encima», explicó.
Para esta experta, «la violencia de género tiene el agravante de que la victimización» hace que los niños y las niñas vean «la violencia como algo normal». «Ellos entienden que uno pega o es pegado, que ataca o es atacado y cuando se desarrollan y crecen, repiten esos patrones», aseveró. -