El nuevo director de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, Jukka Takala, explicó en la Cámara de Comercio de Bilbo los retos a los que se enfrenta la UE para los próximos años.Dejó claro que las «empresas progresistas» deben anticiparse a la legislación en materia preventiva. Indicó que tiene que ser «una labor voluntaria. No se debe esperar a modificar nuestros usos y comportamientos porque se nos obliga por ley».
La pregunta que quedó en el aire es si hay empresas progresistas en nuestro pueblo, sobre todo, teniendo en cuenta el elevado número de accidentes de trabajo, lo que, a juicio de Takala, es representativo de países con baja competitividad.
El nuevo director de la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo retó a los empresarios de Euskal Herria a ser «un modelo de referencia» en el Estado español y en Europa en materia de seguridad y salud laboral, «ya que es un país avanzado» y por «su dimensión» puede ser «un ejemplo» en materia de salud laboral. Se dirigió directamente a la clase empresarial para decirle que «no se puede saltar de un bajo nivel de productividad a uno alto, sin mejorar las condiciones laborales», y se ofreció a apoyarle en esta materia.
La dimensión económica de la salud en el trabajo es un elemento importante que, en su opinión, los empresarios deben contemplar en su actividad diaria. Un estudio en Australia analizó la evolución de las acciones de empresas que «mantenían buenas prácticas» en la gestión de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo a las que aquí no hacen caso, cuyo resultado fue que en un período de diez años, las empresas más seguras en salud laboral incrementaron entre un 20% y un 30% el precio de sus acciones. «Se está produciendo ya. Los inversores, sobre todo los bancos, controlan antes de las operaciones de compra si las empresas respetan los estándares de salud en el trabajo», aseguró.
Entornos saludables
Contar con entornos saludables es esencial a la hora de garantizar una mejora en la productividad. «Se sabe que en entornos donde hay un problema de estrés influye de forma negativa en la productividad entre un 10% y un 15%», manifestó.Esa premisa es básica, por lo que instó a empresarios, sindicatos y Administración, a aplicarse para conseguir que los centros de trabajo sean seguros y dispongan de niveles adecuados de salubridad.
Takala reconoció el profundo cambio que se está produciendo en el mundo del trabajo con la globalización. «Bilbao y, en general, el País Vasco han mantenido una actividad industrial ligada al acero, que casi ha desaparecido. Se ha desplazado a China y a Oriente Lejano. En Gran Bretaña, por ejemplo, el 83% de la fuerza laboral está en el sector Servicios. Tenemos que darnos cuenta que el bienestar de los trabajadores en la actualidad es diferente a lo que había en el pasado. Tenemos que producir más, pero de forma más inteligente y segura. Debemos anticiparnos a los nuevos riesgos laborales, que están ahí», indicó.
Jukka Takala, natural de Finlandia, explicó que su hijo trabaja en la división de innovación de Nokia y trasladó a quienes se reunieron en la Cámara de Comercio de Bilbo que «me dice que siempre consiguen cualquier cosa de la empresa para estar motivados y, por lo tanto, mantener un nivel alto en su trabajo. Esa es la base, tener un entorno seguro y saludable para avanzar». El director de la Agencia Europa destacó, sin dudar, que «tener un sistema de gestión de la salud correcto en la empresa es un buen síntoma de competitividad. Para ello, es crucial que la dirección se comprometa con esta realidad».
Competencia China
Un empresario del sector químico lamentó ante Takala que «nos obligan a trabajar con productos seguros, a eliminar otros que son cancerígenos y a tener estándares de seguridad como los de Alemania, pero mientras tanto en China producen sin ese cuidado de la salud, por lo que ganan en competitividad frente a nosotros». El responsable de la agencia europea admitió esa realidad. «He estado en China. Hay sitios buenos y otros malos en relación a la seguridad y la salud», pero explicó que la salida para las empresas vascas no es rebajar la seguridad para equipararse a las malas prácticas o al «dumping social chino», sino que «se debe establecer una presión internacional hacia las autoridades y hacia los fabricantes. Se les debe exigir qué materiales y productos utilizan, para condicionarles».
Reconoció, por otro lado, que ese problema no sólo se produce con Europa, sino también con Estados Unidos y Japón. -