El codesarrollo se puede definir como la participación activa de las personas y asociaciones de inmigrantes en el desarrollo de la zona de origen y la de acogida, en clave de igualdad y con metodología de red. Esta aproximación al concepto no es baladí, si se tiene en cuenta la dificultad con que habitualmente se enfrenta el mismo, incluso en un ámbito tan cercano como unas jornadas abiertas, con participación de representantes de asociaciones de personas inmigrantes, los propios inmigrantes e integrantes de entidades que trabajan en este ámbito en Euskal Herria.

Tuvo lugar ayer en Hikaateneo, en la capital vizcaina, la segunda sesión de las ‘‘Jornadas Abiertas al Codesarrollo: Las personas inmigrantes como sujetos activos en zona de origen y acogida’’, que han sido organizadas por el Foro Codesarrollo, integrado por una quincena de entidades.

Tras la presentación del libro ‘‘Codesarrollo. Integración, participación y distribución de la riqueza’’, y de las reflexiones elaboradas en base a los contenidos del mismo, se abordaron diversas metodologías posibles en relación con la participación activa de las personas inmigrantes como agentes de desarrollo.

Con un aforo bastante completo, en la mesa se situaron Kerman Bilbao, encargado de la presentación de la citada publicación; Jaime Núñez, de Arbolbi, una asociación que agrupa a inmigrantes bolivianos; y Marta Sainz, de Gernikatik Mundura. Fue precisamente Marta Sainz quien dio testimonio de las experiencias recogidas en Gernika, como la estrecha colaboración que se viene dando entre Gernikatik Mundura e Ideasur, a la hora de gestionar proyectos de manera compartida.

Frustracion porque no se llega

Kerman Bilbao fue el encargado de acercar el concepto de codesarrollo, manifestando que lo que busca es «estructurar y democratizar». Matizó, asimismo, que el codesarrollo «no es la solución mágica al problema de las desigualdades entre el Norte y el Sur». La definición que finalmente planteó, y que abre esta crónica, se produjo ante el requerimiento de una asistente al debate «sorprendida», precisamente, porque «no se toma postura». Otro asistente a la jornada dijo haber echado de menos en la iniciativa la participación de ONG de cooperación al desarrollo, ya que, al fin y al cabo, «la cooperación buena, en la línea buena, es necesaria, ya que se trata de implicar y aprovechar».

También se cuestionó en Hikaateneo el nivel formativo de quienes trabajan en este ámbito, teniendo en cuenta que «a partir de ahora se va a mover mucho dinero para cooperación al desarrollo». En este punto, Marta Sainz consideró que el nivel medio formativo «es bastante más alto que la propia intencionalidad política para fomentar la cooperación al desarrollo. Aquí se están perdiendo potencialidades de personas por culpa de la Ley de Extranjería».

Tras señalar que el Ejecutivo de Lakua trabaja con los colectivos pero sin dejarles trabajar, una intervención puso el dedo en la llaga al plantear que el status quo actual, tras lo ocurrido hace poco más de una década, cuando las políticas de inmigración se planteaban «desde la marginación», supone que los inmigrantes que quieren participar se encuentran con que su acercamiento puede «quitar sitio» a quienes se han hecho hueco en las ONG. «Hay que fortalecer redes e incorporar a inmigrantes en los procesos de decisión. La cooperación al desarrollo y el codesarrollo no deben enfrentarse», se le contestó. -