Ocupacion y resistencia en Irak
Bush agota su último cartucho dando un nuevo salto adelante
A dos años escasos de que diga adiós a su segunda y última legislatura, el presidente de EEUU, George W. Bush, ha anunciado un plan para intentar salir del atolladero iraquí que no contenta ni a tirios ni a troyanos. Su propuesta, en fondo y forma, revela la debilidad de un Bush al que la mayoría de los republicanos siguen sin entusiasmo y frente al que la oposición demócrata vuelve a demostrar su tradicional división.
WASHINGTON
Con un aire tan sombrío como solemne, Bush presentó en una alocución televisada el miércoles por la noche (madrugada en Euskal Herria) su enésimo plan para tratar de invertir la empantanada y trágica situación del país que invadió y ocupó hace escasos cuatro años.Los ejes del plan pasan por un refuerzo militar de su actual contingente con 21.500 soldados más, casi todos ellos con destino a Bagdad. Un nuevo envío que incluye un aviso con ultimátum que expiraría ahora en noviembre a sus destinatarios, el actual Gobierno iraquí, al que urge a asumir para esa fecha «la seguridad» en el país. El plan se completa con el despliegue de una fuerza aeronaval en la región, dotada con misiles antimisles Patriot, cuya instalación no pocos relacionan con un eventual y anunciado ataque de Israel contra las instalaciones nucleares de Irán. La estrategia se adereza con nuevas promesas de inyección económica al destrozado País de los Dos Ríos (Mesopotamia). Coletilla ya habitual en sus discursos, Bush anticipó «mas sufrimientos» aunque, por vez primera, reconoció y asumió en persona «todos los errores». El mea culpa por boca de Bush Junior evidencia el alcance del desastre. Sólo el 27% de los estadounidenses apoya hoy la invasión de Irak.
Divergencias demócratas
En su primer test tras irrumpir con su nueva mayoría en el Congreso, los demócratas evidenciaron su principal debilidad, las divergencias internas.Aunque todos sus líderes criticaron el plan, la decisión del senador Edward Kennedy de proponer que el plan de Bush sea cortocircuitado negándole la asignación de los fondos presupuestarios correspondientes fue rechazada de plano por los presidentes de la Cámara de Representantes y del Senado, Nancy Pelosi y Harry Reid. La carrera a las presidenciales de 2008 en las que Bush dirá adiós a la Casa Blanca ya ha empezado y aspirantes demócratas como Hillary Clinton y John Edwards aprovecharon la ocasión para fustigar a Bush y a su plan pero sin presentar alternativa sólida alguna.
Dudas entre los republicanos Pero no sólo los demócratas están inmersos en esta carrera. El aspirante republicano y senador John McCain se ha convertido en el principal y prácticamente único valedor del plan de Bush, junto con los círculos de reflexión neoconservadores algunos de ellos con matices y parte del Estado Mayor.«Estoy dispuesto a pagar ese precio», señaló McCain. Generosidad matizable, toda vez que siempre le quedará el recurso de asegurar, en caso de un nuevo fracaso del plan, que eran necesarios más soldados. Con su posición, McCain ha arrastrado a otros aspirantes republicanos más recelosos, como Mitt Romney, gobernador de Massachussetts, y Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York. Otros no se callan, como el senador republicano y condecorado veterano de Vietnam Chuck Hagel, quien habla sin ambages del «mayor error de EEUU en política internacional desde Vietnam».
Escepticismo en Bagdad
En Bagdad, el Gobierno de Nuri al-Maliki reaccionó al rapapolvos saludando la iniciativa.Entre la población iraquí reina el escepticismo. Los chiítas enrolados en milicias se niegan a desarmarse y aducen los ataques mortíferos que sufren. Entre la minoría sunita hay quien -como el Partido Islámico quiere ver la llegada de más tropas como un seguro frente a los escuadrones de la muerte. Mientras tanto, la resistencia espera la llegada de las nuevas tropas de EEUU. Más objetivos a atacar. Todos los días.
Apuntes
Aplausos, no más tropas, de sus aliados
LONDRES. Gran Bretaña y Australia,
principales aliados de EEUU en Irak, saludaron el plan pero advirtieron de que
no enviarán más tropas. Los 1.400 actuales «son suficientes», señaló el Gobierno
australiano. Londres anunció que retirará 3.000 soldados de aquí a mayo, para
dejar sólo 4.500 efectivos.
Irán y Siria anticipan el fracaso del plan
TEHERAN. Teherán tildó el plan de
«regalo de año nuevo inapropiado para los estadounidenses (...) Lo único que
logrará es incrementar la inseguridad y la tensión». Damasco señaló que el plan
de Bush «echará más leña al fuego (...) Se trata de poner fin a la guerra, no de
proseguirla», recordó.
El Pentagono incrementará el tamaño del Ejercito
WASHINGTON El nuevo jefe del Pentágono, Robert Gates, anunció un incremento en 92.000 efectivos del Ejército estadounidense, entre soldados del Ejército de Tierra y marines. Gates trata de contentar así a los generales estadounidenses, que llevan años exigiendo más soldados aduciendo sus interminables misiones en Afganistán e Irak, y que hasta ahora se habían encontrado con la oposición del anterior secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que siempre ha abogado por fuerzas reducidas pero mejor equipadas y más móviles. El Ejército estadounidense cuenta con 1,4 millones de efectivos, a los que hay que sumar los 1,2 millones de la Guardia Nacional, muy castigada en Irak y a la que Gates ha dorado la píldora anunciando rotaciones nunca superiores a un año en el servicio activo en aquel país. El plan llevará tiempo y dinero. Dos años para crear una nueva división (de 10.000 a 15.000 soldados) y 1.200 millones de dólares por cada 1.000 soldados suplementarios.
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