El lehendakari del Gobierno de Gasteiz, Juan José Ibarretxe, fijó como «reto estratégico» para los próximos diez años que «Euskadi sea un referente en innovación tecnológica en la Unión Europea». A su juicio, la economía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha superado ya los obstáculos y se encuentra en «primera línea» europea, aunque obvió las desigualdades y desequilibrios que se están agrandando entre quienes más tienen y quienes menos. Esa es otra película.

Estas afirmaciones las expuso ayer en Bilbo en «Los Encuentros de La Comercial de la Universidad de Deusto», ante un nutrido grupo de empresarios y directivos, en donde habló de «Euskadi: país del aprendizaje y la innovación». Destacó que las conclusiones que se han obtenido de una reflexión profunda en el Foro de la Competitividad 2015 son «la brújula a utilizar de cara al futuro, aunque tener ese dispositivo no nos dispensa de remar», sentenció.

Ibarretxe, en su balance de la actividad económica, recordó que «Euskadi ha superado la convergencia europea en renta sobre el PIB, en la reducción del desempleo por debajo de los niveles de la UE y en la creación de empleo, sobre todo femenino», debido, según explicó, a las políticas económicas e industriales que sus antecesores diseñaron y aplicaron desde el Gobierno de Gasteiz. Defendió los pasos dados, porque, según precisó, «han garantizado el mantenimiento del sector industrial en una época donde se nos decía que el futuro pasaba por la terciarización de la economía». Para él, «la industria ha sido, es y será nuestro motor, acompañado del sector Servicios». Lo evidente es, aunque no lo quiso reconocer, que se ha producido una pérdida de peso del papel de la industria, sobre todo ante la falta de una política activa y de desarrollo de sectores estratégicos que o han desaparecido, o están ya dispersos en pequeñas empresas.

Al término del encuentro, varios de los asistentes reconocieron que el de Laudio se había mirado en exceso al ombligo, viendo la realidad que nos rodea cada día. Porque cada éxito que enumeró tiene su cara oculta que, por supuesto, no admitió en sus cuarenta y cinco minutos de intervención para dorar la píldora a los empresarios con los que pretende elevar esa colaboración público-privada. Para ello, adelantó que este mismo mes se espera que el Consejo de Gobierno de Lakua apruebe el decreto del Plan de Ciencia y Tecnología que aportará 4.000 millones de euros, «mil millones al año» precisó, para impulsar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), porque «el esfuerzo que hemos realizado es importante, pero insuficiente». En este paraíso del éxito, casualmente el lehendakari Ibarretxe se olvidó por completo de quienes viven en la pobreza, en la exclusión, de la diferencia del gasto en protección social entre la CAV y la UE, de los trabajadores que tienen contratos precarios y con sueldos de miseria, de quienes tienen que pagar más impuestos al mes teniendo menos recursos y de quienes encuentran la muerte en el trabajo o tienen lesiones que les incapacitan para seguir en el mercado laboral. Esa otra realidad. Es un mundo que no recoge en sus discursos ante los empresarios y directivos. Proclamó a los cuatro vientos que las empresas y la economía vasca tienen que abordar el reto de la innovación en el siglo XXI, ya que en los años ochenta del siglo pasado se acometió «con éxito» la reconversión y la reestructuración industrial, según explicó, y después en los años noventa se abordó la internacionalización y la inversión. Quiso hacer borrón y cuenta nueva, pero todavía viejos problemas siguen acosando a los trabajadores vascos.

Al final de su intervención tuvo que responder a algunas interpelaciones que le hicieron pisar un poco el suelo, ya que se había dejado elevar por tanto éxito. Juan José Ibarretxe echó mano al manual de la queja de «esa competencia todavía, veinticinco años después, no nos ha sido transferida» para explicar los problemas que tiene para lograr la competencia sobre la formación continua de los trabajadores vascos, elemento esencial para acometer la preparación técnica, y que están situando a la fundación Hobetuz al borde de su desaparición. Incluso, en materia de innovación tuvo que reconocer que «no tenemos todas las competencias, aunque hemos apostado por la mista y aportamos el esfuerzo económico necesario».

En este encuentro, el líder del Gobierno autonómico se mostró «preocupado» por la falta de diálogo social que es, a su juicio «una rémora». En este caso sí reconoció, por la falta de la transferencia de las competencias, que «el marco de relaciones laborales no está desarrollado» y, por lo tanto, las tensiones que se derivan en la interlocución pueden tener su espacio, porque «no es una cuestión pacífica, hay un pecado original que tiene que ver con no haber desarrollado todas las competencias del Estatuto de Gernika», precisó.

Ibarretxe señaló que se debe de realizar un esfuerzo por recuperar el diálogo social en materia sociolaboral, el mismo que se tiene que producir en política. «Sin diálogo no hay esperanza en relación a la paz, a la negociación colectiva y en la sociedad».

Un tema candente como es el de la deslocalización empresarial ocupó una parte de la intervención final. Juan José Ibarretxe, en este caso, dijo que en 2006 se crearon dos mil empresas en el ámbito vasco. Quiere decir ­señaló que somos más atractivos y contamos con el mayor número de ocupados, que es un máximo histórico». Para quitar relevancia a la marcha de multinacionales, el responsable del Gobierno de Lakua afirmó que «la deslocalización responde a los ciclos económicos» y dijo que «no es un problema de nuestro tiempo. La globalización no es de hoy, ya se produjo en los siglos XIX y XX».

Según precisó, «hoy nos afecta la deslocalización porque jugamos en primera división. Los empresarios deben tener la misma libertad para venir que para marcharse». Juan José Ibarretxe reconoció que «Euskadi también se benefició de los procesos de deslocalización», por lo que señaló que «la batalla la tenemos que dar en el desarrollo de la innovación», aunque calló que para la atracción de empresas del exterior se entregan ayudas económicas y fiscales que proceden de las arcas públicas y que van engrosar los beneficios multimillonarios de esas multinacionales que, una vez que han obtenido la mejor rentabilidad, se marchan a otras zonas más atractivas. Eso es ya ley de vida económica y empresarial, aunque el sufrimiento recae en los trabajadores. -